La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(97)
—No puedo experimentar el vínculo por completo hasta que corte el enlace con la red.
—Creía que lo estabas bloqueando de forma inconsciente. —Frunció el ce?o—. A menos que… Por lo general, ambas partes tienen que aceptarlo expresamente para que su funcionamiento sea pleno. Pensaba que nos habíamos saltado esa fase.
—Yo no estoy haciendo nada. Ni siquiera sabía que era posible. —Hizo una pausa—. Debe de ser un proceso mental automático. Tiene su lógica que solo pueda haber operativo un vínculo profundo. De lo contrario, el riesgo de sobrecarga sería intolerable. Pero el vínculo de pareja está funcionando hasta cierto punto. —Faith podía ver las imágenes que él le enviaba y Vaughn podía sentir cuando ella atravesaba problemas en el plano psíquico.
El jaguar la besó apasionadamente en la boca. Faith jadeó y le miró fijamente.
—Puedes analizar el vínculo cuanto quieras una vez estés fuera de la red —exigió él—. No me gusta que seas vulnerable a un ataque del Consejo.
—Vaughn. —Sentía cosas por él que ni siquiera habría imaginado sentir hacía solo unas semanas—. Mi hermana.
—?Crees que tienes posibilidades reales de encontrar al asesino gracias a la red?
Faith se tomó su tiempo para responder, para ordenar sus pensamientos.
—Las visiones son el único enlace y proceden de los canales de mi mente. No he encontrado nada en la PsiNet.
—Entonces hazlo ahora, Faith. Antes de que se percaten de que te has pasado al bando de los jodidos y alborotadores animales.
Una peque?a carcajada brotó de sus labios. Acabó antes de comenzar, pero había sido algo espontáneo y muy real.
—Cógeme.
—Siempre.
Apoyando la cabeza sobre el pecho de Vaughn, inspiró profundamente y cerró los ojos. Sintió un dolor oprimiéndole el corazón. Era prácticamente una compulsión de adentrarse en la PsiNet para echar un último vistazo al magnífico mundo que estaba a punto de quedar para siempre fuera de su alcance. Pero no podía. Había demasiado en juego. El vínculo de pareja la conectaba a Vaughn… si le tendían una trampa o la eliminaban, a saber cómo le afectaría eso. Y él era más importante que nada en el mundo para ella. Sin embargo lamentaba no tener la oportunidad de despedirse del único ente de la red que no estaba roto, que no era retorcido. Tenía la esperanza de que la MentalNet entendiera lo que había hecho y por qué.
Inspirando el olor de su compa?ero, se internó en lo más profundo de su ser, pasó todos los escudos y muros, más allá de la razón y la cognición hasta el núcleo primitivo… porque el enlace con la PsiNet estaba inducido por el instinto y se forjaba al nacer, lo único que su raza no controlaba y manipulaba.
Y ahí estaba, en el centro.
Había pensado en posponerlo, pero no podía. Dolía demasiado. Despidiéndose con un adiós susurrado, alcanzó el vínculo y lo cortó de un solo golpe.
Todo terminó.
Durante un microsegundo, en el universo estaba ella sola, la única luz en la oscuridad, el único ser vivo que existía en el recuerdo. Sus terminaciones nerviosas gritaban en agonía y sintió que su cuerpo físico se convulsionaba con tal violencia que amenazaba con desgarrar los músculos de los huesos. La vida no podía existir en el vacío y ella estaba…
Pero alguien la estaba abrazando.
Había otro ser que respiraba.
Otro ser con vida.
Otro ser que desprendía una luz brillante en aquel negro vacío.
Se despertó jadeando mientras su mente atravesaba la solitaria avenida que quedaba… el vínculo con Vaughn. Una avalancha de color, un abrumador torrente de sonido y olor, pelaje bajo sus dedos y las afiladas garras de la pasión animal, todo ello se introdujo en su corazón y comenzó a hundirse en él.
Entonces alguien la besó.
Y ese alguien era suyo de un modo que jamás nadie lo sería. Comprendió que él era la furia y la pasión, el calor masculino y la rica tierra. Incluso sabía su nombre.
—Vaughn.
El débil susurro de Faith contra su boca hizo que el corazón de Vaughn diera un violento vuelco. Nunca había sentido tanto terror como en el momento en que había notado que Faith se quedaba paralizada.
Sin pulso.
Sin respiración.
Sin vida.
Había sido menos de un segundo, pero Vaughn casi había muerto con ella. Entonces una infinita soledad se apoderó de él con la violencia de un tren de carga a toda velocidad y cuesta abajo. Eso casi le había desgarrado el corazón.
—Estoy aquí, cielo. Estoy aquí.
Besándola una y otra vez, satisfizo su desesperada necesidad de ella, haciéndole saber que no estaba sola, que nunca volvería a estarlo.
Faith le murmuró sin palabras, le rodeó con brazos y piernas de forma desesperada. Le besó como una mujer que intenta convencerse de que él existía. Vaughn dejó que hiciera lo que quisiera, habría dado su vida si ella se lo hubiera pedido. Pero lo que Faith quería era su pasión, su deseo, su calor.
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