La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(49)



—Ten cuidado. —El clan psi de Faith era demasiado poderoso como para no mantener el contacto. La más mínima sospecha sobre su valioso activo y el Consejo encerraría a Faith en un lugar completamente aislado del que sería más difícil sacarla. No le importaba derramar sangre, pero sí que ella pudiera quedar atrapada en un fuego cruzado—. Duerme, pelirroja. Estoy contigo.

Faith cerró los ojos y poco después Vaughn sintió que el temor que la embargaba se desvanecía. Montó guardia mientras ella dormía. Seguramente los psi habrían dicho que no podía serle de utilidad en el plano físico siendo ella una criatura psíquica, pero había visto y olido la aciaga realidad de la amenaza que la había apresado en dos ocasiones. El instinto le decía que si podía mantener aquella oscuridad lejos de ella, la mantendría a salvo.

Vaughn no se marchó hasta que comenzó a despuntar el día y ella abrió los ojos.





12


Faith despertó justo a tiempo de ver a Vaughn impulsarse a través de la claraboya. Era tan ágil, tan fuerte y tan exótico que no pudo evitar quedarse embelesada.

—?Qué es lo que me estás haciendo? —susurró mucho después de que él se hubiera marchado.

La noche pasada se había derrumbado, había roto el condicionamiento y había sentido. Pero había pagado un alto precio: su mente había dejado literalmente de funcionar cuando se quedó dormida. Y entonces había sentido dolor, un dolor insoportable. No había permitido que Vaughn viera hasta qué punto, sabiendo de algún modo que su dolor le haría da?o. Pero ahora se permitió recordar esa agonía, el gélido vacío de su mente apagándose poco a poco.

Había estado reaccionando a los cambiantes, reaccionando a Vaughn, desde la primera vez que los conoció. No solo les había permitido que la empujaran a sentir, sino que había comenzado a contemplar la posibilidad de romper el Silencio. Ese día no pensaba del mismo modo. No era tan fácil sortear los bloqueos. Sí, de algún modo había eludido los niveles superiores de la prohibición, había sido capaz de soportar cierto contacto, experimentar algunas emociones. Pero en cuanto había intentado profundizar, había sido castigada de forma brutal y expeditiva.

Ahora tenía la absoluta certeza de que debía haber incluido el dolor en el condicionamiento para que este enraizara. Era una técnica clásica de Pavlov: dolor para la ?mala? conducta, recompensa para la buena. Como adulta que era, podía comprender los razonamientos de ese método; pero de ni?a habría sido vulnerable hasta un punto inimaginable.

Solo habrían tenido que provocarle dolor por conducta ?inapropiada? las veces suficientes para que ella huyera del sufrimiento y accediera a sus demandas. También estaba claro que el dolor focalizado no era el único método empleado para asegurar su sometimiento. Sin embargo había supuesto que era uno de los componentes fundamentales de la parte del Protocolo dedicada a la modificación de la conducta.

?Su conocimiento de los fundamentos esenciales significaba que podría romperlo? Y la cuestión más peliaguda: ?quería hacerlo? La noche anterior había dicho que deseaba ser algo más de lo que era. Pero para convertirse en esa mujer tendría que renunciar a todo lo que conocía, volverle la espalda a todo su mundo. Tendría que abandonar a su padre, a su clan psi, a su gente.

Y lo único que obtendría a cambio sería una vida al aire libre con una raza totalmente distinta a la suya. No tenía ni idea de cómo comportarse con ellos, una raza que la consideraba una abominación contraria a la naturaleza. No, pensó, eso no era justo. Vaughn no parecía creer que ella fuera un robot sin sentimientos. Pero incluso él deseaba que cambiase, que no fuera lo que era, que rompiera el Silencio y llevara una vida diferente.

Renunciar a su identidad como Faith NightStar, psi-c cardinal y principal activo del grupo empresarial NightStar no era una decisión fácil de tomar.

Vaughn dormitó en las ramas más altas de un árbol durante algunas horas antes de relevar a Mercy. Cuando la vio esperando vestida en forma humana, se dio cuenta de que quería hablar. Se transformó, cogió los pantalones que ella le lanzó y se los puso.

—?Qué sucede?

—Nada importante —dijo—. Quería saber si podías cubrir mi cuadrante dentro de dos viernes. Tengo una fiesta.

Mercy trabajaba para la CTX, una red de comunicaciones fundada conjuntamente por los DarkRiver y los SnowDancer. Era un buen empleo para un centinela; el trabajo quedaba relegado a un segundo plano con respecto a los asuntos del clan y la directiva lo comprendía perfectamente. Sin duda porque la directiva estaba formada por lobos y felinos.

—No hay problema.

—?Qué tal te va con tu última obra?

—Está acabada. —Ya había comenzado un nuevo proyecto. Una escultura en mármol de una mujer que era toda pasión y calor, tentación y misterio—. Si ves a Barker, ?puedes decirle que está lista para que la recoja?

Mercy asintió, su cabello rojo se agitó suavemente al viento. El color le recordó a Faith, aunque el de su psi era más oscuro, más parecido al de las cerezas maduras.

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