La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(52)



—?Cómo afectó el Protocolo a tus habilidades?

El Protocolo. El Silencio. Una elección hecha hacía generaciones para erradicar la violencia, pero que también había acabado con la alegría, la risa y el amor. Había convertido a los psi en criaturas sin emociones, una raza robótica que destacaba en el mundo de las finanzas y de la tecnología, pero que no generaban ninguna clase de arte, de música, ni obras literarias.

—Mi don para optimizar las visiones creció al mismo ritmo que avanzaba en el Protocolo. En lugar de precisar varios detonantes para provocarlas, comencé a necesitar solo uno o dos. —Lo que no le dijo fue que a medida que progresaba, también había dejado de tener las visiones oscuras.

Aquel inesperado recuerdo había surgido de la nada. Parecía que la insistencia de Shoshanna había abierto un compartimiento secreto dentro de su mente, haciéndole ver que hubo un tiempo en su ni?ez en que había contemplado la oscuridad. Mantener una expresión serena se convirtió en un ejercicio de autocontrol.

—Interesante. —Shoshanna comenzó de nuevo a caminar.

Faith la siguió en silencio. Aquella mujer era hermosa, pero formaba parte del Consejo, y nadie llegaba a ese puesto sin haber derramado sangre. Su ojo mental parpadeó y, por un instante, pudo ver la roja sustancia manchando las manos de la consejera. La visión terminó tan pronto como había surgido, pero hizo caso a la advertencia. Porque había visto algo más que sangre, también había tenido una revelación.

Un día, a no tardar mucho, Shoshanna Scott tendría la sangre de Faith NightStar en sus manos.

A menos que pudiera cambiar el futuro. Por eso los psi-c estaban tan cotizados: el futuro que veían podía alterarse. Las empresas podían interceptar a un rival si sabían que dicho rival estaba a punto de sacar un importante invento o de comprar acciones de una firma cuya subida hubiera sido vaticinada. Faith no había visto antes nada que tuviera el potencial de afectarla de forma tan directa.

—?Te satisface tu trabajo? —La voz de Shoshanna era un sonido frío que rasgaba los susurros de las hojas agitadas por el viento.

Faith no sabía qué quería Shoshanna, de modo que optó por responder la verdad.

—No. Se está volviendo demasiado fácil. Puedo pronosticar tendencias de mercado mientras duermo si es necesario. No representa ningún desafío. —Era cierto que el Protocolo les había despojado de todas las emociones, pero no había servido para reprimir la acuciante necesidad de estimulación mental—. Soy la mejor de este hemisferio. La única que de vez en cuando representa un reto para mí es Sione, del clan psi PacificRose, en el hemisferio sur.

—Pero nunca has presentado tu candidatura para acceder a un puesto más alto.

Faith comenzó a vislumbrar los motivos de la visita, pero no conseguía dar crédito.

—Da la casualidad de que lo he estado considerando recientemente. Pero dado que mi edad sería un obstáculo, pensé en esperar y acumular conocimientos.

—Muy eficiente. —Shoshanna parecía estar realmente impresionada por aquella mentira—. A nadie se le ocurriría seguir a una psi-c cardinal para vigilar sus pasos en la PsiNet. ?Has descubierto algo interesante?

Faith decidió ser honesta una vez más, basándose en que con toda probabilidad Shoshanna ya estaba enterada.

—Hay se?ales de disensión en la PsiNet. La pérdida del consejero Santano Enrique en circunstancias un tanto misteriosas ha generado cierta inquietud y especulaciones.

—?Qué crees que deberíamos hacer para frenar las especulaciones?

Faith no estaba segura de querer que cesaran: el debate y el cambio tenían que resultar más beneficiosos para la red que el estancamiento y la sumisión. Pero decir algo semejante le reportaría una atención indeseada.

—Estoy convencida de que el Consejo ha pensado en una solución mejor que nada de lo que yo pueda ofrecer.

Una vez más, Shoshanna esbozó aquella gélida sonrisa típica de los psi, algo que Faith nunca había adoptado. Si no sentía diversión o esperanza, ?por qué debería sonreír?

—No te preocupes por ofenderme, Faith. Quiero saber qué harías tú.

—Yo daría una respuesta a las masas. Una respuesta concreta. Nada pone fin a las conjeturas de forma tan fulminante como una verdad irrefutable.

Pero lo que había vislumbrado en la red tenía visos de una insatisfacción más profunda. El Consejo había perdido terreno, un terreno importante. Ahora ya daba igual, pues nada de lo que dijeran podría convencer a algunas personas.

Shoshanna se detuvo y Faith se percató de que habían dado la vuelta y regresado al punto de partida.

—Casualmente comparto tu opinión. Quizá podamos seguir discutiendo el tema en el futuro.

Faith asintió, sabiendo que se trataba de una despedida.

—Estaré encantada, consejera.

Acto seguido, le dio la espalda a la mujer que un día tendría las manos manchadas con su sangre y regresó a la casa con paso tranquilo. Menos mal que Shoshanna no era un felino como Vaughn, o el errático latido de su corazón podría haberla delatado.

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