La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(32)



—?De verdad te crees tan débil, pelirroja? —La voz de Vaughn era un ronco susurro al oído—. Saltaste aquella valla y te adentraste en territorio de los cambiantes sin pensártelo dos veces. Nosotros tenemos garras y colmillos y nos plantaste cara. Comparado con eso, las visiones deberían ser pan comido.

Faith se volvió y se enfrentó a aquellos alucinantes y feroces ojos.

—Lo único que podríais haber hecho era matarme. Las visiones podrían convertirme en un muerto andante.

—?Por qué les tienes tanto miedo? —preguntó Sascha.

—No siento miedo. —Faith se puso en pie de repente—. Mi clan siempre ha velado por mí. ?Por qué iba a querer perjudicarme? —Sabía que ella misma podía dar una respuesta razonable a esa pregunta, pero quería que fuera otra persona la que lo expresara en voz alta.

Vaughn se movió y Faith captó el movimiento por el rabillo del ojo.

—Tú ya conoces la respuesta.

Debería haber imaginado que Vaughn no dejaría que tomase el camino fácil.

—Dinero. —Su clan la había traicionado por dinero—. ?Por qué soy la primera en… romper el Silencio?

—Puede que no lo seas. —Sascha se levantó para encararse a ella—. Quizá solo seas la primera a la que no han descubierto y silenciado.

Faith vio la verdad que Sascha era demasiado bondadosa para se?alar.

—Te refieres a la rehabilitación, ?verdad?

—O puede que a algo peor, dado tu valor. ?Alguna desaparición extra?a en tu árbol genealógico?

—Mi abuela fue vista por última vez poco después de dar a luz a mi padre. Y hace cinco a?os desapareció una de mis primas… Sahara solo tenía dieciséis a?os. —Pensó en lo que eso podría significar—. ?Crees que el Consejo o el clan podrían tenerlas cautivas, trabajando para ellos cuando están lúcidas y dejando que las siniestras visiones las destrocen cuando no lo están?

—No lo sé, Faith. No soy una psi-c.

Faith sintió que Vaughn se acercaba a ella y, de algún modo, eso le confirió la fortaleza que necesitaba.

—Yo sí. Y sé que aun en la locura hay momentos de lucidez. Mi tía paterna está internada en un sanatorio… se volvió loca después de cumplir los sesenta, como suele pasar, pero continúa haciendo predicciones que generan millones cuatro o cinco veces al a?o. Más que suficiente para pagar por sus cuidados. Para que esté cómoda en su locura.

La última vez que Faith había visto a su tía fue mediante conferencia electrónica; Carina NightStar no podía soportar ningún tipo de contacto directo. Lo que vio atormentaría a Faith hasta el día de su muerte. La fría psi, con un gradiente de 7,5, que había sido una de sus instructoras, una mujer con un índice de aciertos de casi el ochenta y cinco por ciento, se había convertido en una criatura cuya apariencia ya no era humana. Se había arrancado los labios a mordiscos, y ara?ado y mutilado tantas veces, que habían tenido que quitarle la mayoría de las u?as y los dientes. Tenía la ropa desgarrada, el pelo enmara?ado. Algo extra?o y maligno centelleaba en sus ojos.

—Pero a diferencia de mi tía, a aquellos que tenían oscuras visiones no se les podía permitir que siguieran hablando con el resto de nosotros. Eso pondría en tela de juicio el éxito de todo el Protocolo. Tendrían que ser encerrados, recluidos antes de que fueran víctimas de la desintegración mental. —Faith comenzaba a comprender la verdadera atrocidad de todo cuanto los cambiantes le estaban pidiendo que aceptara.

?Los psi recluidos pueden seguir realizando predicciones. De hecho, serían las herramientas perfectas: máquinas cuya existencia se desconoce y cuyo tratamiento no está sujeto a ninguna ley. Y si violaban deliberadamente otras partes del condicionamiento, quedarían expuestos a todo… inclusive a visiones de complots o rebeliones que podrían resultar muy útiles a los poderosos.

—Faith —comenzó Sascha.

—Lo siento. —Levantó una mano—. Necesito tiempo para procesar todo lo que he averiguado hasta ahora.

—Puede que no te quede demasiado tiempo. —A pesar de sus palabras, el tono de Sascha no fue en absoluto áspero.

—?Querrás verme de nuevo? Creo que podré escaparme dentro de unos cinco días.

—Por supuesto.

Faith se preguntó si en aquellos cinco días podría encontrarle sentido a las mentiras en base a las que, por lo visto, la habían criado. ?Qué era verdad y qué era falso? Tal vez los cambiantes tuvieran razón en algunas cosas, pero ?quién decía que la tenían en todo? Tenían lealtades diferentes, las emociones controlaban sus vidas.

Quizá se equivocaran. Quizá su propia gente no la veía como un medio de hacer dinero. Quizá.

Vaughn acompa?ó a Faith hasta el límite de los árboles.

—?Podrás saltar la verja?

—Sí. —Se colocó la mochila con cuidado a la espalda—. ?Volverás dentro de cinco días? —Faith miraba a todas partes menos a él.

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