La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(29)
El jaguar dio la vuelta y se rozó de nuevo contra sus piernas. El aliento se le quedó retenido en la garganta y el corazón le martilleaba fuertemente contra las costillas. Supo que había llegado al límite. Su mente estaba a punto de alcanzar el estado crítico: la falsa sensación de seguridad que le había permitido enfrentarse a él esa ma?ana había desaparecido bajo la inminente realidad de un colapso mental masivo. Subió los pies al columpio y se rodeó las rodillas con los brazos. Mientras luchaba desesperadamente contra las alas de la oscuridad que se cernían sobre ella, escuchó un grave y gutural gru?ido.
Se negó a abrir los ojos, se negó a permitir la entrada de más sensaciones en su mente. Tenía que dejar de oír, de sentir, de ver. Quizá entonces pudiera mantener a raya los nervios que se estaban descontrolando en su interior. Entonces unas manos humanas le enmarcaron el rostro y todo explotó.
Vaughn sintió cómo Faith se quedaba completamente inmóvil al tocarla. Un segundo después, su cuerpo se convulsionó con tal violencia que supo que ella había perdido el control sobre el mismo. La segunda vez logró cogerla por los pelos antes de que se golpeara fuertemente la cabeza contra el respaldo del columpio, pero ya estaba inconsciente.
—No —susurró con voz ronca.
No podía permitir que el Consejo ganara, y si dejaba en paz a Faith, si no la tocaba, lo haría. Ahora era fundamental para él que aquella psi se hiciera lo bastante fuerte como para tomar decisiones distintas a las que le imponían.
Estaba a punto de levantarse tras decidir no llevarla dentro, cuando escuchó el sonido lejano de un coche que se aproximaba. Una vez lo identificó como el del motor ecológico, utilizó su considerable velocidad para entrar en la casa y ponerse algo de ropa. Cuando Lucas y Sascha se detuvieron, él ya estaba de nuevo en el columpio con Faith en sus brazos. Sascha prácticamente saltó del vehículo y subió corriendo las escaleras.
—?Oh, Dios mío, Vaughn! —Sus ojos, cada vez más oscuros, recorrieron el cuerpo laxo de Faith—. ?Cómo has podido…?
—Sé lo que hago.
Tal vez Sascha fuera una psi-e, pero el jaguar no iba a ceder en ese punto. El felino sabía algo que ella ignoraba, lo sabía en su fuero interno, al más primitivo de los niveles. Si alguien le hubiera pedido a Vaughn que se explicara, no habría sido capaz de expresar su certeza con palabras, pero eso no cambiaba nada.
—Se encuentra en un estado de inconsciencia tan profundo que no puedo llegar a ella, ?y tú crees que sabes lo que haces? —espetó atropelladamente.
—Lucas —dijo Vaughn en voz queda.
Los ojos del alfa se clavaron en los del centinela.
—?Estás seguro?
—Sí.
Sascha se volvió airada hacia su compa?ero y al ver que ella no hablaba en voz alta, Vaughn supo que estaba gritando a Lucas mentalmente. Lucas no podía transmitir, pero los dos habían descubierto que podía escuchar a Sascha alto y claro. Lo cual tenía sentido, dado que la tatarabuela de Lucas había sido una psi.
El alfa hizo una mueca y enganchó a Sascha de la cintura para atraerla contra su cuerpo.
—Es un centinela. Su deber es proteger. Déjalo estar, cari?o.
—Puede que su deber sea el de proteger, pero dicha protección no incluye a Faith.
—Ahora sí.
Todos guardaron silencio.
—?Desde cuándo? —preguntó Lucas.
—Desde que así lo he decidido —replicó Vaughn.
—Vale.
Sascha paseó la mirada del uno al otro y luego meneó la cabeza con manifiesta frustración.
—Deja que vea si está mejor. —Se zafó de Lucas para acercarse a ellos—. Es como una mariposa que está saliendo del capullo.
Vaughn comprendió y, debido a que Sascha era uno de los pocos seres a los que respetaba, le dijo:
—No lastimaré sus alas, querida Sascha.
Una sonrisa danzó en los labios de Sascha ante aquella broma.
—?Qué mosca te ha picado?
El centinela guardó silencio mientras ella ponía las manos sobre el cuerpo de Faith y trataba de leer su estado emocional. Lo cierto era que Vaughn no sabía la respuesta. A pesar de la promesa que acababa de hacer, no estaba seguro sobre Faith. Su historia tenía sentido, aunque bien podía ser una astuta tapadera. El felino no lo creía así, pero a pesar de su naturaleza depredadora, en ocasiones este demostraba una inocencia que un hombre jamás podría poseer.
—Su estado es comparable a un coma… no sé cuándo saldrá de él.
Vaughn meció a Faith contra su pecho.
—Se pondrá bien en unos minutos.
Sascha, que estaba en cuclillas, se levantó.
—?Cómo lo sabes?
—Quizá sea un psi.
Sascha exhaló un suspiro.
—?Es el desayuno eso que huelo? —sin esperar respuesta, entró en la casa.
Lucas habló solo cuando su compa?era no podía oírle:
—Nunca he puesto en duda tu juicio y no voy a hacerlo ahora.
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