La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(105)
—?Sienna?
—Ella tenía dieciséis a?os por entonces. —Los ojos de Walker eran tan fríos y cínicos que a Sascha le sorprendió darse cuenta de que tenían el mismo verde pálido que los de Marlee—. Actuamos bajo el supuesto de que los lobos la verían como a una amenaza y la eliminarían.
—?Y aun así la trajisteis? —La voz de Lucas restallaba igual que un látigo—. ?Condujisteis a una menor hacia una muerte segura?
Si Sascha no hubiera sabido que era imposible, habría jurado que Judd había apretado los dientes en un acceso de ira.
—No teníamos alternativa —repuso el más joven de los hermanos—. Sienna prefería morir que ser rehabilitada. Si no la hubiéramos llevado con nosotros nos habría seguido por su cuenta.
Sascha acarició a Lucas con esa parte secreta de su mente que por fin comenzaba a comprender.
—él tiene razón —adujo—. La rehabilitación es peor que la muerte, peor que nada que puedas imaginar.
Lucas dejó que ella le calmara, que le rodease de afecto.
—?Por qué no los matasteis? —le preguntó a Hawke.
—No somos idiotas… era obvio que habían venido buscando que los cambiantes los matasen. —Su mano estaba cerrada en un pu?o sobre la mesa—. Los capturamos con la intención de pedir un rescate.
—Entonces le contamos que sería el Consejo quien pagaría el rescate y por qué —intervino Judd—. Eso le dejó en una difícil tesitura. No podía tener en su territorio a cinco psi conectados a la red y, dado que tiene conciencia, no podía ejecutarnos o entregarnos para que fuéramos rehabilitados. Nos dijo que cortásemos la conexión.
—Siempre supimos que cualquiera de nosotros que sobreviviera a los SnowDancer tendría que desconectarse para asegurar nuestra seguridad —agregó Walker—. En cuanto el Consejo descubriera que habíamos escapado, habría utilizado el enlace con la red para exterminarnos. Nadie deserta de los psi.
Judd miró fijamente a Sascha y esta se percató de que era increíblemente apuesto, con esa perfección propia de los psi.
—La idea se le ocurrió a Sienna. —Su conducta era tan formal como la de su hermano.
—?Qué idea?
Sascha estaba fascinada con los Lauren. Era obvio que los dos menores comenzaban realmente a adaptarse, sus mentes eran capaces de integrarse con el modo de vida de los cambiantes. Asimismo, Judd y Walker permanecían encerrados en su mundo psi después de haber vivido aquella mentira durante tanto tiempo.
A diferencia de ella, la naturaleza de sus poderes no obligaba a los dos hombres a enfrentarse a sus emociones. Luego estaba Sienna, atrapada en medio. A los dieciséis a?os casi habría concluido el condicionamiento y estaría lista para funcionar como un diente más dentro del engranaje de la maquinaria psi.
—Una PsiNet familiar —repuso Walker enfrentándose a su mirada—. Propuso que nos fuéramos desconectando de la red uno tras otro con un intervalo de milisegundos.
—Como si los estuviéramos masacrando. —Los ojos de Hawke eran del gélido azul del hielo ártico. Sascha luchó contra el impulso de tenderle la mano… probablemente se la arrancaría de un bocado. La mujer que se enfrentara a aquel lobo tendría que ser muy valiente o muy estúpida.
—Exactamente. —Walker asintió—. También imposibilitaba que alguien nos localizara. En cuanto nos desconectamos, enlazamos nuestra mente a la de otro miembro de la familia. El primero en cortar el vínculo tenía que ser alguien lo bastante poderoso como para estabilizar el enlace, alguien que pudiera sobrevivir a la separación y el asilamiento iniciales.
—?Sienna? —preguntó Sascha.
—No. Ella es un cardinal, pero aún no controlaba bien sus poderes. Fue Judd. —Walker miró a su hermano—. Yo fui el último… tenía que guiar a los ni?os.
Sascha supuso que Judd tenía que estar justo por debajo del nivel cardinal para haber desempe?ado ese papel.
—?Funcionó? —preguntó con el corazón en un pu?o.
—Sí. Creamos un círculo cerrado que se alimenta de la energía generada dentro del mismo.
Sascha sintió que la excitación y la esperanza renacían en su interior.
—?Puedo…?
Walker comenzó a hablar antes de que Sascha pudiera terminar de formular la desesperada pregunta:
—No, Sascha. Lo siento. —Las palabras fueron más suaves de lo que habría esperado viniendo de un psi—. El círculo ha de estar cerrado para que funcione. Con tres mentes inmaduras, Jud y yo tenemos que emplearnos a fondo para que siga cerrado. Hasta que Sienna tenga edad suficiente para ayudar, somos los únicos que controlan los intentos instintivos de Marlee y Toby por establecer de nuevo la conexión con la PsiNet.
—En cuanto abras el círculo —susurró— intentarán conectarse de nuevo.
Walker asintió.
—No pueden evitarlo. Es algo innato en ellos… la necesidad de formar parte de la red. Nosotros tenemos edad y poder suficientes para controlar dichos instintos, pero Sienna sigue teniendo dificultades. No podemos arriesgarnos a abrir el círculo para dejarte entrar y perderlos a ellos.
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