La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(110)


—Empecemos —susurró incapaz de soportarlo por más tiempo.

Si pensaba en lo que iba a hacer podría no llevarlo a cabo nunca, podría dejar que Brenna fuera torturada y asesinada, su mente violada y luego desechada. Contemplar la sola idea de algo tan terrible le hizo temer por su alma.

Sintió que la mente de Lucas daba la bienvenida a la suya. Aunque él no era psi, casi parecía como si bajara sus escudos. No tuvo que entrar del todo para obtener lo que necesitaba. En cambio estableció un enlace provisional con él que le permitiera pasarle información y portar su olor en el plano psíquico. Ese olor reforzaría la imitación de la mente de un cambiante que iba a recrear utilizando el breve vistazo que había echado a los patrones de pensamiento de Rina.

Sus mentes funcionaban de un modo lo bastante diferente a las de los psi como para que nadie pudiera confundirlas, pero era muy posible que pudiera enga?ar al asesino el tiempo necesario para que Sascha le percibiera.

—No te expongas innecesariamente.

Sascha asintió. De un modo u otro tendría que desconectarse de la red, pero deseaba salir de ella sin revelar la auténtica magnitud de su mente empática. Eso mantendría a salvo a otros como ella… si es que los había.

—Si este se?uelo le atrae lo suficiente como para acercarse, no tendré que hacerlo.

Pero si desconfía podría tener que darle una víctima más interesante.

El rechazo centelleó en los ojos de Lucas, pero no intentó convencerla para que no lo hiciera. Su amado alfa por fin estaba comprendiendo que no podía darle órdenes.

—Regresa a mi lado, Sascha. Prométeme que establecerás la conexión.

Los gritos de Brenna resonaron en su cabeza apremiando a la joven para que se diera prisa.

—Te lo prometo. —Se inclinó hacia delante y le rozó los labios con los suyos deseando disponer de una noche más con él, de un minuto más, de otra vida más—. Gracias por ense?arme a vivir.

Lucas le asió la nuca y en aquellos ojos de cazador se reflejaba la intensa hambre del animal.

—Si quieres darme las gracias, mantente viva. Cumple tu promesa.

?Establece la conexión.?

Sascha se obligó a asentir.

—Debemos comenzar.

Le condujo hasta el sofá, donde él se sentó con las piernas extendidas a lo largo del mismo. Sin más preámbulos, Sascha se subió encima para tenderse sobre él con la cabeza apoyada sobre su pecho y colocando los brazos a ambos lados de su cuerpo musculoso.

Podía oír el latido de su corazón, su vida, a través de la suave camiseta gris de algodón. ?Cómo podía Lucas condenarla a robarle eso? ?Cómo podía obligar a su clan a seguir adelante sin su líder? Ella no era digna de tal sacrificio, una mujer nacida de una raza que había perdido su humanidad hacía un siglo.

—?Lista? —La mano de Lucas le acarició con ternura el cabello suelto.

Jamás estaría lista para acabar con la vida de ambos, solo que la alternativa era mucho peor.

—Sí. Judd y Sienna pondrán en marcha la distracción dentro de un minuto.

Respiró hondo, cerró los ojos y le buscó.

La llama de Lucas era puro calor, pura luz. Le había confiado su mente, pero Sascha no entró, no podía enfrentarse a lo que pudiera ver allí. Sus emociones hacia ella podrían destruirla. En vez de eso, se fundió con la capa superior hasta que sus patrones de pensamiento comenzaron a emular a los de él de un modo sutil no para cambiarlos, sino para alterar su sensación psíquica.

Mientras dejaba que el latido del corazón de Lucas la calmara, abrió el ojo de su mente. Todavía se encontraba a salvo detrás de sus escudos. Si lo deseaba podría retirarse sin revelar nada.

Los gritos de Brenna resonaron de nuevo en su cabeza.

No, jamás podría retroceder. Primero se cercioró de que su auténtica mente sanadora, un arco iris de vivos colores, estuviera bien oculta. A continuación provocó una anomalía en sus escudos, algo que pareciera natural. En cierto modo, su plan era muy simple… siempre que se fuera una psi-e cardinal obligada a convertirse en un genio de los escudos multicapas y capaz de enlazarse e imitar con facilidad la mente de los cambiantes.

En algún momento de la noche pasada se había percatado de que su habilidad para contactar con las mentes de los cambiantes formaba parte de su don, porque la naturaleza de la empatía hacía que le fuese imposible convertirse en alguien malvado y causar da?o a una mente abierta. Cuando reprimieron el desarrollo de los empáticos, los psi destruyeron el crecimiento de su conciencia.

—Esto es por nosotros —se dijo desde el fondo de su alma.

Era por todos aquellos psi-e que habían muerto torturados en la fase de transición, por todos los que habían enloquecido bajo el Silencio y por todos los que habían sepultado sus dones y se creían seres rotos.

Después de toda una vida sintiendo que había fracasado como psi, estaba triunfando siendo todo lo que era capaz de ser. Y si solo los cambiantes llegaban a conocer su victoria, con eso le bastaba. Era mucho más que suficiente. Porque ellos lo recordarían. A diferencia de los psi, que borraban sistemáticamente aquello que no ?encajaba?.

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