La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(111)



Utilizando la fisura que había creado, dejó que se filtraran a través de ella unos vagos zarcillos de sus patrones influenciados por Lucas. A continuación, moldeó los vestigios salientes basándose en la mente de Rina. Rebelde, obstinada, leal, independiente y sensual, eran rasgos característicos de las mujeres que el asesino se había llevado. La mezcla alterada de su firma psíquica fue elaborada con un esmero extremo para atraerle.

La mayoría de los psi no tendrían idea de qué había de inusual en ello. Algunos podrían notarlo, pero verían su estrella cardinal y achacarían aquello a alguna extra?a habilidad. Solo un psi que hubiera desgarrado la mente de un cambiante reconocería ese olor como lo que era.

?Cincuenta asesinos en serie en activo conocidos.?

Sascha se negó a pensar en el fracaso. Tenía que confiar en el destino y en el ansia del asesino por aquel tipo de presa en concreto.

Mientras los patrones de pensamiento se expandían, salió sigilosamente por la entrada oculta construida en su escudo externo y se adentró en la noche estrellada de la PsiNet. Era el mismo truco que usaba cuando se movía como una sombra. Pero esto era aún más peligroso. Ese día su mente estaba atrapada dentro de sus propios escudos porque necesitaba mantener el contacto con Lucas y alimentar la falsa ilusión. Cuando se movía como una sombra dejaba atrás una mente falsa en tanto que su conciencia, su ser, surcaba la red. En cierto sentido se dividía en cuerpo y mente.

Una variante de esto último se daba cuando se ?reunía? con alguien en la PsiNet. Debido a que por lo general necesitaba continuar funcionando en el plano físico, enviaba una parte errante de su ser. Durante el tiempo que estaba en la red, dicha parte actuaba como un individuo independiente, casi como si se hubiera clonado. Aquello conllevaba cierta vulnerabilidad a causa de la conexión subyacente con su mente interna, pero era tan leve que la mayoría de los psi no lo tenían en cuenta.

La parte de Sascha que hoy se encontraba fuera estaba conectada directamente al corazón de su mente. No podía utilizar una parte errante de sí misma porque la MentalNet lo percibiría y también otros psi. Para crear la ilusión de que no estaba en la red tenía que estar fuera, pero conectada plenamente al corazón. No obstante, si alguien la controlaba allí, tendría total acceso a su cerebro; control mental al más íntimo de los niveles.

Pero no podía preocuparse por esa posibilidad; ya tenía demasiada presión encima con todo lo demás. Las corrientes de la red estaban expandiendo su se?uelo. Lo único que le quedaba por hacer era esperar y observar. Oculta contra su propia mente, su presencia era prácticamente imposible de detectar. Se trataba de una maniobra muy peligrosa, por lo que a la mayoría de los psi jamás se les ocurriría rastrearla, pero tenía que estar fuera de sus escudos para ver el rostro mental del asesino.

Aun cuando no le conociera, tendría suficiente para identificarle en las bases de datos de la PsiNet. Siempre y cuando el arco iris de su verdadera mente permaneciese oculto, sería capaz de utilizar los recursos de la red.

Dos mentes curiosas de alto gradiente pasaron cerca de ella sin detenerse.

Escuchó retazos de su conversación, que no se molestaron en proteger. La palabra ?cardinal? destacó de forma clara. La anomalía que había creado era única, pero no tan abrumadoramente insólita como para que un psi normal la cuestionara. Había contado con la arrogancia típica de los psi, que les llevaba a pensar que los cambiantes eran inofensivos y, por lo tanto, indignos de ser estudiados como uno haría con un enemigo.

Sus nervios se relajaron un tanto con aquella peque?a victoria. La tentación de regresar y derrumbar sus escudos hasta poder tocar la mente de Lucas con un beso psíquico era casi abrumadora. Necesitaba el contacto y sabía que a su amante no le importaría la caricia a pesar de su naturaleza independiente.

Lucas le pertenecía tanto como ella le pertenecía a él.

No obstante, exponerle de ese modo sería un alarde de puro egoísmo. Un psi intruso podría causarle da?os a través de ella si sus escudos se fracturaban. Y Lucas no podía morir. No lo permitiría.

Algo llamó a sus escudos externos, que en realidad no eran escudos sino almenaras de vigilancia, una de sus creaciones secretas. Sascha observó cada vez más excitada. ?Ay, Dios! ?Por qué no se había dado cuenta de que atraería a aquella mente de forma inevitable?

—Sascha.

—Madre. Siento no haber respondido a tu llamada… he estado ocupada —respondió utilizando los canales mentales telepáticos, como si en realidad no estuviera presente en la red. Con algo de suerte, la caza del asesino y la distracción creada por los Lauren tendrían demasiado preocupada a su madre como para coserla a preguntas sobre qué era lo que había estado haciendo.

—Tienes una fractura en uno de tus escudos. Arréglalo antes de que la gente intente aprovecharse y colarte virus.

Por supuesto que Nikita se preocuparía por la cuestión de los virus.

—Gracias.

—Hay algo extra?o en tus patrones. Quizá convenga que hagas una visita al médico.

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