La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(104)



—Me parece que tenemos que hablar —dijo Walker.

—Sí. —Percibió que la bestia que moraba dentro de Lucas despertaba, a su instinto protector le desagradaba la idea de dejarla a solas con otro macho—. Me parece que todos tenemos que hablar más.

Walker había captado la indirecta.

—Por supuesto.

Sascha retomó el hilo de lo que habían estado hablando.

—?Por qué sentenciaron a toda la familia a ser internada en el Centro?

Miró los rostros inocentes de los ni?os y se preguntó qué clase de mente cruel podía despojarlos de sus personalidades antes de haber tenido siquiera la oportunidad de desarrollarlas. No era tan ingenua de pensar que los ni?os Lauren habían sido los primeros en ser condenados, pero nada de lo que hasta entonces había visto la había preparado para aquel nuevo horror.

—Mi madre se quitó la vida de un modo sumamente inusual para un psi… un psi cardinal —repuso Sienna haciendo caso omiso de la mirada de Walker—. Se desnudó y se teletransportó al Golden Gate gritando que al fin era libre mientras se arrojaba del puente.





23


Sascha miró a la joven cardinal a los ojos y deseó decirle que dejara salir la ira y el dolor. Contenerlos tras un muro de silencio únicamente equivalía a una muerte lenta. Ella lo había aprendido por las malas.

—También habíamos tenido varios… incidentes en el pasado. El Consejo decidió que tenía que purgar de rasgos no deseados nuestro árbol genealógico. —Judd desvió la mirada hacia Marlee—. A los miembros no biológicos de la familia se les concedió la oportunidad de renunciar a cualquier relación o someterse a rehabilitación.

Sascha leyó entre líneas y lo que escuchó era tan desgarrador que le fue imposible hablar. La madre biológica de Marlee había abandonado a su hija entregándola para que fuera torturada. La escalofriante naturaleza de la traición era algo que nadie con corazón humano o cambiante llegaría jamás a comprender. Y el corazón de Sascha ya no era psi, si acaso alguna vez lo había sido.

—?Cómo es posible que estéis vivos? —Lucas se llevó la mano de Sascha a los labios para besarla suavemente. Ella sabía que no se trataba de un modo de marcar su territorio, sino de un simple gesto de afecto hacia su compa?era, algo que no era premeditado. Pero todos los psi presentes en la habitación repararon en ello. Y se quedaron asombrados—. Según Sascha, una vez que os desvinculáis de la red perdéis la retroalimentación que necesitáis para vivir.

—Eso era lo que pensábamos —comenzó Walker—. Cuando decidimos huir pensamos en los SnowDancer debido a la reputación que tienen entre los psi. Los creen animales brutales que matan sin remordimientos. Sin embargo los investigamos durante el tiempo que el Consejo nos concedió para poner en orden nuestros asuntos. Sabíamos que no matarían a Toby y a Marlee cuando los vieran.

Sascha frunció el ce?o.

—No creo que los peque?os deban estar aquí. —El temor de los peque?os era muy real y muy profundo.

—Eso mismo les he dicho yo —repuso Hawke con un tic en la comisura de la boca—. Nosotros no hablamos de esta clase de cosas delante de los cachorros.

—?Esperas que los encomendemos a tus tiernos cuidados? —preguntó Judd.

—Sienna, llévate a los ni?os —ordenó Hawke.

Sorprendiendo a Sascha, la adolescente de temperamento obviamente fuerte se levantó y tomó a Toby de la mano.

—Marlee, ven aquí.

La ni?a miró a su padre. Cuando este asintió finalmente, Marlee casi echó a correr hasta donde se encontraba Sienna y se asió de la mano que la pelirroja aún tenía libre. Era evidente que los jóvenes se habían acostumbrado a tocar y ser tocados en los meses que llevaban allí y, supuso Sascha, los mayores estaban intentando aprender a aceptar el contacto humano por el bien de los peque?os. Ningún psi normal se habría permitido bajo ningún concepto que la preocupación por otro ser le influenciara, pero los Lauren eran una familia atípica.

—Hago esto por Toby y por Marlee, no por ti. —Las desafiantes palabras de Sienna iban dirigidas a Hawke.

El alfa le dedicó un saludo burlón.

—No quiera Dios que hagas algo porque yo te lo pido.

—Merezco saber qué está sucediendo. —Sienna miró a sus tíos—. No soy una ni?a.

—Mantente en contacto. —El tono de Walker no dejaba entrever sus pensamientos con respecto a que Sienna cruzara al ?lado oscuro? y obedeciera la orden de Hawke.

Nadie dijo nada hasta que la puerta se cerró después de que la joven y los ni?os se marcharan. A continuación, hablaron sobre la muerte:

—Así que esperabais morir —dijo Sascha.

—Por supuesto. —Walker asintió—. Pero queríamos darle una oportunidad a Toby y a Marlee. Son lo bastante peque?os como para aprender a vivir de un modo distinto, sus mentes son aún maleables. Teníamos la esperanza de que pudieran sobrevivir a la forzosa desconexión de la red, que de algún modo fueran capaces de encontrar nuevos conductos neurológicos en sus cerebros. Las posibilidades eran escasas, pero más de las que habrían tenido de otra forma.

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