Caricias de hielo (Psy-Changeling #3)(78)
—?Qué? —exigió saber Brenna—. ?Ahora vas a pedirle que eche a Judd a patadas?
—No era eso lo que quería decir —farfulló su hermano—. Deja de comportarte como una mocosa.
—No le hables de esa forma. —Judd había tomado su decisión, había decidido en quién depositaba su lealtad.
Riley cruzó los brazos.
—Hay una cosa que no entiendo. —El tono sereno de su voz reflejaba hasta tal punto la tensión que impregnaba el ambiente que todos guardaron silencio. El teniente enarcó una ceja—. Pero antes de ir a eso, Bren, cielito… ?te das cuenta de que Judd y Drew son exactamente iguales?
Andrew miró fijamente a su hermano.
—?De qué cono hablas?
Judd estaba pensando en lo mismo, pero Brenna rompió a reír. Tras zafarse de él, corrió a abrazar a Riley.
—Lo siento. Sé que no has tenido nada que ver con el ataque.
—?Y yo? —Andrew le acarició el cabello.
Brenna levantó la cabeza.
—Aún no me he decidido en lo que a ti respecta.
—Con los a?os te estás volviendo mezquina. —Pero la abrazó cuando Brenna se volvió hacia él.
Mientras los observaba, Judd sintió un intenso dolor sordo en la zona del pecho. Las heridas, concluyó, eso era todo. Entonces Brenna se apartó de Drew para regresar junto a Judd y el dolor se hizo más agudo.
—?Qué es lo que no entiendes? —preguntó a Riley.
—Cómo es que Brenna confundió nuestro olor.
Judd asintió.
—Estoy de acuerdo. Tiene que tratarse de alguien en quien confiáis hasta el punto de permitirle el acceso a vuestras pertenencias.
—?De dónde podría haber cogido cosas que estén lo bastante impregnadas con nuestro olor como para poder utilizarlas a modo de tapadera? —Andrew sacó las garras—. El cabrón tiene que ser un soldado. Sudamos a chorros durante el entrenamiento.
Lucas se acercó a Riley.
—Digamos que el agresor hubiera logrado matarte —le dijo a Judd—. ?Qué habría provocado eso? —Habría causado algo de confusión. —Judd no se enga?aba con respecto a su importancia dentro del clan—. Un impacto mínimo en general. Somos el enemigo…, nos han acogido con reticencia.
Lucas parecía pensativo, arrugas de concentración surcaban su cara marcada de forma salvaje.
—?Y si su objetivo hubiera sido uno de los ni?os de la familia Lauren?
Judd sintió que su oscura energía se concentraba de forma brutal y tuvo que reprimirlo por la fuerza.
—Ya estaría muerto. —No se trataba de una amenaza, tan solo de un hecho.
—Muy cierto —intervino Andrew con ferocidad—. Los cachorros son los cachorros, punto. Atacar a uno de ellos es colocarse una enorme diana encima. Eso habría hecho que todos los cazadores le buscaran sin cuartel.
—Así que —siguió Riley— parece probable que la intención no fuera causar problemas dentro del clan ni atacar a los Lauren como familia. Ha sido por Judd.
—Eso deja un gran abanico de posibilidades —se?aló Judd.
—Joder, claro, puesto que pareces poner especial empe?o en cabrear a todo aquel que conoces. —Andrew frunció el ce?o—. Pero los impulsivos habrían ido a por ti de frente. Un ataque por la espalda no es algo que les haga ganar puntos en la guarida.
Judd estaba de acuerdo.
—Y no habría razón para colocar vuestro olor… —Algo hizo clic en su cerebro de psi, las piezas del rompecabezas encajaron componiendo una trampa perfecta—. Quería aislar a Brenna. Quitándome a mide en medio y apartándola de vosotros, ella se vuelve vulnerable.
Andrew palideció.
—Más fácil de matar.
Judd rodeó de nuevo a Brenna con el brazo. Ella consintió sin dudar. Era un indicio de confianza ciega. Pero a la oscuridad que habitaba dentro de él ya no le pareció sorprendente, sino que lo aceptaba como algo a lo que él tenía derecho. Entre el día anterior y el presente había cruzado una línea de forma irrevocable. Brenna era suya.
Ella suspiró haciendo que se le agitara el flequillo.
—En serio, chicos, ?podéis dejar a un lado vuestro exagerado instinto protector y pensar un poco? —Soltó un bufido nada femenino—. ?Por qué alguien iba a tenerla tomada conmigo?
Judd conocía la respuesta, pero no era de dominio público.
—Con la lluvia —dijo Riley al ver que nadie hablaba— no hay modo de seguirle el rastro.
Brenna se movió ligeramente.
—A mí se me ocurre una forma.
Los cinco hombres clavaron la mirada en ella.
—De acuerdo, finjamos que me creo vuestra teoría de la conspiración de ?Brenna es el centro del universo?… —Puso los ojos en blanco—. Hay una forma de averiguarlo con seguridad. —Sin apartarse de Judd, se giró hasta ponerse de espaldas a él, con su brazo rodeándole el cuello por delante, teniendo mucho cuidado de no presionar sus heridas—. Actuemos como si hubiera dado resultado…, por lo menos lo suficiente como para apartarme de vosotros dos.
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