Caricias de hielo (Psy-Changeling #3)(51)



—No voy a discutir esto contigo. —Hawke sacudió la cabeza—. Largo.

Brenna miró instintivamente a Judd sabiendo que él era lo bastante fuerte para plantarle cara a Hawke, pero el psi le devolvió la mirada de forma impasible.

—Hawke tiene razón. Debido tu secuestro, y posterior rescate, ocupas una posición diferente en el clan. Deberías regresar: es necesario que el clan conserve la coherencia para apoyar a mi familia.

Sintió una aplastante sensación de traición que, sumada a lo que Judd había dicho antes, también avivó su ira.

—?Qué otra cosa podía esperar de un psi?

Lo que acababa de decir era una mezquindad, pero no podía creer que él le hubiera dado la espalda de esa manera; se suponía que un hombre debía permanecer al lado de su mujer pasara lo que pasase. Eso por fin le abrió los ojos de golpe a la verdad que tanto se había esforzado por ignorar: Judd era incapaz de profesar lealtad más que a su familia.

Brenna se volvió hacia índigo.

—Vamos.

—Transfórmate. Iremos más rápido.

Una cólera asesina clavó las garras en su corazón.

—No. —Que pensaran que no era más que una mocosa—. Iré corriendo en forma humana.

Poniendo en práctica sus palabras, salió disparada y dejó atrás a sus compa?eros de clan y al desalmado psi que la había abandonado sin pensárselo dos veces.

Judd siguió a Brenna con la mirada hasta que fue engullida por los árboles nevados. Luego regresó con el alfa de los SnowDancer. Hawke le observaba con una expresión inescrutable. Para tratarse de una raza célebre por la abierta manifestación de las emociones, al lobo se le daba muy bien ocultar sus sentimientos.

—No puedo decirte mucho más aparte del fabricante y el modelo exacto de las armas que he visto. —Enumeró los detalles, pero tenía la atención puesta en la inexorable cuenta atrás del temporizador que tenía en su cabeza. Cinco, cuatro, tres, dos… colapso.

Estaba psíquicamente ciego.

Era como perder una extremidad, como perder todo sentido de la identidad. Era un ser psíquico, destinado a ocupar dos planos. Ahora solo tenía acceso a uno de ellos.

—Podría ayudar a reducir la búsqueda —dijo Hawke, y su voz sonaba carente de inflexión para los sentidos alterados de Judd—. Como has dicho, esas armas no están precisamente disponibles en la tienda de la esquina.

Centrarse resultaba realmente difícil cuando tenía la sensación de estar respirando barro.

—Aunque localices al proveedor, ten cuidado. Si los psi están detrás de esto, tenían que saber que las hienas no poseían la experiencia necesaria para llevarlo a cabo limpiamente. La operación podría ser mucho más compleja de lo que parece a simple vista.

—Nunca juzgo nada según las apariencias. —Para los sentidos comprometidos de Judd, los ojos de Hawke parecían metálicos, como si ver las cosas en tecnicolor dependiera de su ojo psíquico—. Tengo que hablar contigo sobre otra cosa. ?Qué sabes acerca de un fantasma en la PsiNet?

La pregunta era tan inesperada que Judd guardó silencio.

Hawke frunció el ce?o.

—?Nada?

—Es un renegado. —Tenía que ser una de las mujeres quien le hubiera hablado de eso, pensó mientras respondía. Tanto Sascha como Faith conservaban aún contactos en la Red—. No se sabe casi nada sobre él, pero, por lo que pude ver antes de desertar, está en contra del Consejo.

—?Tienes forma de averiguar más cosas sobre él?

—No. El está en la PsiNet y yo no —mintió sin remordimiento. Tal vez Hawke los hubiera acogido, pero la lealtad era otra cosa muy distinta. El fantasma, por otra parte, se había ganado el silencio de Judd.

Los ojos del lobo le miraron con la atención vigilante de un depredador.

—Tú ya no eres un psi, Judd. Elige.

—Hace mucho tiempo que elegí. —Sostuvo la mirada del alfa—. Si me entero de algo más, te avisaré.

—Mientras lo haces, ?por qué no consideras las decisiones que tienes que tomar con respecto a en quién depositas tu lealtad?

Judd ya no podía distinguir el color del cabello de Hawke, el mundo se había vuelto monocromático. Pero se mantuvo firme.

—?Alguna vez has considerado qué sería yo si no fuese un psi? No hay ninguna otra designación disponible.

—Podrías ser un miembro de los SnowDancer.





17


—No es una opción viable para un psi adulto. Tu clan no acepta a forasteros.

—Gilipolleces —replicó Hawke—. Aceptamos compa?eros humanos y cambiantes que no pertenecen al clan. Seríamos una comunidad peque?a si no lo hiciéramos.

—Con los psi es diferente.

—Solo si tú haces que lo sea. Marlee y Toby ya son de los SnowDancer.

Judd se quedó inmóvil al escuchar las palabras de Hawke.

—No digas eso a menos que estés dispuesto a mantenerlo. —A luchar por los peque?os en caso de que Judd, Walker y Sienna perdieran la vida—. Todo el mundo sabe que desprecias a los psi.

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