Caricias de hielo (Psy-Changeling #3)(26)
A menos que Ming hubiera decidido cambiar de localización… quizá para seguir el rastro de una Flecha rebelde.
Judd no había regresado cuando Brenna fue a buscarle después de despertar del sue?o plagado de pesadillas que la había dejado empapada en sudor y con los ojos arenosos.
—?Dónde estás? —deseaba gritar, pues estaba desesperada por encontrarle.
??Gritar??
La reacción era tan poco propia de ella que hizo que se es pabilara por completo. Con el ce?o fruncido, se esforzó por recobrar la compostura. No era una de esas mujeres que se pasaban todo el santo día cachondas. Aunque, si lo fuera, sabía que le elegiría a él para darse un revolcón. Aquel duro cuerpo de soldado le hacía desear hacer toda clase de cosas deliciosamente eróticas… Se preguntaba si tendría carne suficiente donde hincar los dientes o si era todo puro músculo.
—Hola… Tierra llamando a Brenna Shane. —El rostro curioso de índigo apareció ante sus ojos—. ?Qué haces parada en pleno corredor como si tuvieras la cabeza en las nubes?
Brenna esperaba no tener las mejillas tan rojas como creía. ?Qué estaba pasando? Ah, claro, se sentía atraída por Judd, pero el intenso deseo sexual que la dominaba no se parecía a nada que hubiera experimentado jamás.
—Ah… —Había pasado mala noche y eso la había dejado un tanto atontada. Un momento, ya tenía la respuesta—: Quería hablar contigo.
índigo sacudió el pulgar por encima del hombro.
—Acompá?ame. Tengo una sesión matutina con Su Majestad.
—?Con quién?
—Con Sienna ?Soy un psi cardinal y no necesito entrenamiento en combate? Lauren. Malditos jóvenes. Todos se creen invencibles. —índigo frunció el ce?o—. Bueno, ?qué pasa?
—El asesinato —dijo preguntándose si Judd tenía conocimiento de la rebeldía de su sobrina—. ?Tienes alguna información?
índigo adoptó una expresión hermética.
—Es información restringida, y la última vez que miré, tú no formabas parte de la seguridad.
—Tengo derecho a saberlo. —Brenna apretó los dientes—. ?Lo hizo un psi?
Para su sorpresa, índigo respondió sin más objeciones:
—No lo sabemos a ciencia cierta. No se captó ningún olor característico, pero sabemos de sobra que no todos los psi desprenden ese hedor metálico.
Ninguno de los Lauren olía así. índigo no tuvo que se?alar qué miembro de la familia poseía la capacidad para cometer el crimen. Con el corazón en un pu?o, Brenna agarró a la teniente del brazo.
—No puedes creer en serio que pudo haber sido Judd. El no…
—?Hasta qué punto le conoces, Brenna? —índigo sacudió la cabeza—. Ese hombre es una jodida sombra. No, no creo que fuese él… de haberlo sido, no habríamos encontrado un cuerpo… pero te enga?as si crees que no es capaz de ejecutar a nadie.
A Brenna se le formó un nudo en el estómago.
—?Podría haber sido uno de los nuestros?
—Yo no te he contado nada. —índigo entrecerró los ojos, del mismo color que su nombre—. Joder, ni siquiera sé por qué te lo cuento… puede que para cabrear a tus hermanos. ?Por qué dejas que se salgan con la suya con toda esa mierda de la sobreprotección?
Brenna no quería hablar de aquello en esos momentos.
—Me estabas hablando de Timothy.
La otra mujer soltó un bufido.
—Encantador hijo de puta. Tenía mucha labia, por lo que conseguía meterse en camas a las que no debería haber tenido acceso.
—Eso no es un motivo. —Los lobos eran muy sexuales y los machos sin pareja a menudo saltaban de una cama a otra. En cuanto a las parejas, jamás eran infieles—. Si alguien se hubiera cabreado por haberle robado a una amante, simplemente le habría desafiado para demostrar su superioridad. —Una pelea, pero no la muerte.
—Sí, lo mismo pienso yo, pero es una pista. Y ese no es el único lío en el que se había metido. Había evidencias de que Timmy consumía drogas. Si por la razón que fuera amenazó con delatar al cabrón del camello y este era uno de nosotros… bueno, todos sabemos la opinión que Hawke tiene de las drogas.
Brenna asintió.
—Le habría abierto en canal al muy cabrón. —Que alguien de su clan pudiera ser tan malo como para trapichear con drogas la dejó pasmada—. No era jax, ?verdad? —preguntó con renovado espanto—. No estaba descompuesto. —La droga creada por los psi tenía un efecto devastador en el cuerpo de los cambiantes, los dejaba atrapados en medio de la transformación. La muerte llegaba en cuestión de días, si no de horas.
—No. —índigo se estremeció con desagrado—. Se trataba de Ruby crush. O de rush, como se la conoce en la calle.
Una droga dise?ada por una sabandija cambiante y adaptada a su fisiología.
—Aumenta la fuerza física normal durante el colocón, ?no?
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