Caricias de hielo (Psy-Changeling #3)(21)
—Hazlo.
Los ojos de Faith se desenfocaron durante un microsegundo antes de iluminarse de nuevo.
—De acuerdo, ya la tengo. —Hizo una pausa—. Al parecer Enrique pensaba que las mujeres cambiantes eran perfectas debido a su capacidad para soportar las emociones sin quebrarse.
—?Podría haber intentado crear un híbrido? —Brenna frunció el ce?o—. Pero eso es una estupidez… podría haber combinado el ADN o dejado pre?ada a una mujer cambiante.
A pesar de que la había violado de muchas formas distintas, formas en las que aún no podía pensar sin que el rojo oscuro de la sangre le nublara la vista, no había intentado fecundarla.
—Sascha está de acuerdo, y yo también. —La psi-c se sacudió las manos—. Por mi propia experiencia diría que lo más probable es que Enrique despertara una sección de tu cerebro hasta entonces inactiva.
—Una parte que seguramente debía seguir de ese modo.
—Sí. Lo que le hizo a tu cerebro no fue algo natural. Pero hecho está.
—Y yo tengo que aprender a vivir con ello.
Aquel monstruo le había arrebatado su derecho a elegir.
—Te prestaré toda la ayuda que pueda. También Sascha… ella lo entenderá, lo sabes —le dijo con dulzura—. No tienes que preocuparte de que vaya a juzgarte.
Brenna tenía un nudo en la garganta.
—?Cómo no va a hacerlo? Lo que siento durante esas pesadillas… es retorcido y está mal. Y ella es demasiado buena, demasiado amable.
—El que sea una empática significa que ella siente lo que tú sientes, incluyendo tu dolor y tu miedo. Y puede que sea amable —Faith sonrió—, pero ni mucho menos es perfecta. Pregúntale a su compa?ero si no me crees. Pero la decisión es tuya. En cuanto a nosotras, haremos todo lo este en nuestras manos para ayudarte, pero no estoy segura de hasta dónde podremos llegar.
—Al menos sé que no estoy loca. —Intentó parecer segura de sí misma, aunque lo cierto era que no lo estaba. Quizá estuviera cuerda en esos momentos, pero ?y si las pesadillas conseguían cambiar las cosas? Aquello hizo que la cara se le enrojeciera a causa del absoluto pánico que la dominó, el ritmo de su corazón se tornó irregular… y buscó con la mirada el frío consuelo de un psi lo bastante letal como para vencer a sus demonios. Brenna se sonrojó de nuevo, pero esta vez no fue el miedo lo que lo causó—. ?Puedo preguntarte otra cosa?
—Por supuesto. Brenna… —Faith pareció quedarse momentáneamente sin palabras, apurada—. Ya te considero una amiga.
Antes de ese día, Brenna habría dicho que no podían existir dos mujeres más diferentes que ellas. Faith era serena, muy centrada, en tanto que ella era un desastre. Pero ahora se daba cuenta de que ambas sabían lo que era que las forzaran a presenciar cosas que preferirían no ver.
—Eso me gusta.
La sonrisa que esbozó hizo que Faith pareciera aún más hermosa.
—?Qué querías preguntarme?
—Es sobre… —Hizo una pausa sabiendo que una vez que hiciera la pregunta no habría forma de esconderse de la verdad, que había acudido a Judd por motivos que nada tenían que ver con que fuera un psi, motivos que no guardaban ninguna relación con el pragmatismo y sí con la manera en que la hacía sentir como mujer—. Te condicionaron para no sentir nada.
—Sí. A todos los psi se nos condiciona para ello.
—Pero te liberaste. He oído decir que no te llevó tanto tiempo una vez conociste a Vaughn.
Faith asintió lentamente.
—Creo que sé lo que quieres preguntar. —La expresión de la pelirroja se tornó pensativa—. ?Judd?
Brenna asintió aliviada por no tener que expresar sus complejos y confusos sentimientos hacia un hombre que carecía de ellos.
—El lleva fuera de la Red mucho más tiempo que tú, pero está totalmente encerrado en sí mismo, sumido por completo en el Silencio.
8
La diferencia entre nosotros es que tanto Sascha como yo poseíamos habilidades que, en cierto sentido, se volvieron en nuestra contra. Tuvimos que aceptar las emociones o sucumbir. No creo que ese sea el caso de Judd.
?No necesitas más pesadillas.?
—No. —Le dolía recordar la sombría oscuridad que había contemplado en los ojos de aquel hombre—. El era un soldado, creo.
Faith parecía que estaba a punto de decir algo, pero entonces sacudió la cabeza como si desterrara la idea.
—Aparte de eso, es un hombre.
Brenna había notado aquel hecho sin la menor duda. Jamás había conocido a un hombre al que deseara acariciar tanto como a Judd.
—?Crees que eso cambia las cosas?
—Si me hubieras preguntado mientras formaba parte de la PsiNet, te habría dicho que no, que todos somos iguales. Ahora… —Tomó una profunda bocanada de aire fresco— sé que eso es mentira. Hombres y mujeres somos básicamente distintos. No creo que fuera una coincidencia que los dos primeros psi en desconectarse de la Red por culpa de las emociones fuéramos mujeres.
Nalini Singh's Books
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