Caricias de hielo (Psy-Changeling #3)(20)



—Salvo que no lo es. Ya no. —Eso era lo que amenazaba con destruirla. ?Cómo iba a limpiarse si la maldad se había alojado en su interior convirtiéndose más y más en parte de ella con cada hora que pasaba? Desterró la incipiente autocompasión a fuerza de voluntad; era una debilidad que no podía permitirse—. ?Aún puedes ayudarme?

—Puedo intentarlo. —Faith metió las manos en los bolsillos del abrigo y suspiró—. ?Crees que puedes acceder a la parte de tu mente de donde proceden las visiones?

—No sé cómo hacerlo. —Lo cierto era que no quería ir a ese siniestro lugar ubicado en su alma.

No vio el más mínimo resquicio de reproche en los ojos de Faith, tan solo comprensión.

—Sé que te dolerá, pero quiero que intentes revivir la visión. Al mismo tiempo imagina que empujas todo eso… pensamientos, sentimientos e imágenes… hacia fuera.

Brenna sintió arcadas solo de pensar en regresar a aquella malevolencia, pero no era una cobarde. Se replegó en su interior… y le resultó aterradoramente fácil revivir los recuerdos, sentir el miedo de la víctima y su propia y sádica satisfacción. Con el estómago revuelto, empujó las emociones y las imágenes fuera de su mente con la desesperación de una criatura atrapada. Aquella criatura malvada no era ella, no podía serlo. Porque, de lo contrario, no habría salido cuerda de la cámara de tortura del carnicero. Habría salido convertida en un monstruo.

—Basta.

Brenna aplastó el repugnante caudal de recuerdos.

—?Ha funcionado?

La nieve era tan pura que le hacía da?o en los ojos.

—Mis poderes telepáticos no son demasiados —respondió Faith frunciendo el ce?o—, pero he captado peque?os retazos aquí y allá… cosas que expulsaste fuera de tus escudos. Lo único que puedo decir es que no… parece clarividencia.

—Existe un ?pero?, ?verdad?

—Hay algo que no debería estar… no es algo malo en sí, lo que pasa es que tú eres una cambiante. —La clarividente se rodeó la cintura con los brazos—. Detesto el frío que hace aquí.

—A mí me gusta… me gusta la nieve porque hace que todo sea puro otra vez. —Lamentó sus palabras en cuanto salieron de su boca. La mirada de Faith revelaba una gran inteligencia, una gran comprensión—. ?Puedes decirme algo más?

Gracias a Dios, la psi-c lo dejó correr.

—Creo que Enrique logró hacerle algo a tu cerebro.

Brenna sintió que se le clavaban las u?as en las palmas al escuchar aquellas palabras tan similares a las de Judd.

—?Podría haber causado un da?o irreversible?

Aquellos ojos estrellados se clavaron en los suyos.

—Ojalá pudiera responderte con certeza, pero no puedo. Lo siento, Brenna. —Posó la mano fugazmente en el brazo de la cambiante—. Lo que puedo decirte es que todo lo que me has contado apunta a un efecto secundario psíquico, más que orgánico. Te hicieron un escáner en el hospital humano, ?verdad?

Ella asintió.

—Lara y Sascha querían cerciorarse de que no se les pasaba nada por alto.

Un psi-m, dotado con la habilidad de ver el interior de un cuerpo, podría haber hecho lo mismo con un coste muy inferior, pero su clan no confiaba demasiado en ningún psi que estuviera conectado a la PsiNet.

—Entonces no creo que tengas que preocuparte de que sea un da?o cerebral… esos escáneres detectan hasta la fisura y lesión más insignificante. Yo lo sé bien. Mientras estuve en la Red me realizaban escáneres de forma regular.

Aquel pragmático recordatorio tranquilizó a Brenna. Ella misma había visto los escáneres, había visto la ausencia de da?os.

—?Y bien? ?Qué crees tú que me hizo?

—Bueno, Enrique decía que había experimentado con mujeres cambiantes. Tomamos eso como la justificación de un demente, pero tal vez no lo fuera. Tal vez tuviera éxito contigo.

—Aun así me habría matado. —Enrique había estado complacido con los logros obtenidos con ella del mismo modo que lo hubiera estado con una rata de laboratorio. También ella era prescindible—. ?Hay alguna otra forma de averiguar cuál era su objetivo? —Y si había irrumpido por la fuerza en su cerebro por otras razones aparte de obtener un placer psicopático.

—Debía de llevar un archivo. —Faith parecía muy segura—. Preguntaré por ahí, pero lo más seguro es que ya obre en poder del Consejo.

En otras palabras: estaba totalmente fuera de su alcance.

—Si tuvieras que hacer alguna conjetura, ?qué dirías tú que intentaba conseguir?

—Déjame pensar. —Faith cogió un pu?ado de nieve y dejó que se colara entre sus dedos. Algunos copos se quedaron pegados a los guantes verdes que llevaba—. ?Te importa que le pregunte a Sascha? No le contaré los detalles de los sue?os… solo lo que Enrique podría haberle hecho a tu mente.

Brenna miró la cascada en lugar de a Faith.

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