La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(70)



—No eres estúpida, Faith. Tienes que saber por qué estoy aquí.

—Por supuesto. Sin embargo, desconozco la razón para la nominación. —La voz de Faith era tan fría y eficiente como un escalpelo, completamente diferente de como sonaba cuando hablaba con Vaughn. Le sorprendió percatarse de lo buena actriz que era, y eso hizo que dudase de qué personaje era real y cuál, un fraude.

—Hay cosas que no sabrás hasta que hayas sido aceptada.

—Comprendo que el Consejo necesite hacer las cosas de manera confidencial, pero para ser totalmente sincera, no veo que tenga ninguna ventaja sobre los demás posibles aspirantes.

El lacio cabello negro de Nikita se movió en torno a su rostro, que no se parecía en nada al de su hija.

—?A quién pondrías tú en esa lista de aspirantes? Tengo curiosidad por saber hasta qué punto estás al tanto de lo que pasa en la red.

—Si no le importa, consejera, me guardaré mis pensamientos para mí. —Faith dirigió fugazmente la mirada en dirección a Vaughn y él esperó que conectara con su mente, pero no lo hizo. Decepcionado a pesar de la ira, continuó observando. Y escuchó—: Hay ciertos nombres que es mejor no pronunciar de antemano.

—Cierto. —Nikita guardó silencio durante unos segundos—. Cuentas con una amplia vigilancia.

Faith no dijo una sola palabra y Vaughn se dio cuenta de que lo hacía porque Nikita había constatado un hecho, no formulado una pregunta. Era la lógica pura y dura de los psi. Y a Faith no le había pasado desapercibida.

—?Cómo es que estás informada si te tienen entre algodones? —preguntó Nikita.

—La PsiNet.

—Tenía la impresión de que los psi-c raras veces frecuentaban la PsiNet.

—Algunos lo hacemos. —El tono de su voz reflejaba que sabía bien lo que hacía, y el depredador que había en Vaughn valoró aquello. Faith no podía permitirse parecer débil delante de Nikita, una mujer tan desalmada que se había desvinculado de su hija con la misma facilidad con la que otra mujer podría tirar la basura.

—Bien. Antes de irme deberías saber que ciertos consejeros no están a favor de tu candidatura. —Nikita echó un vistazo a su reloj—. Espera una citación para la próxima semana.

Vaughn mantuvo su posición oculta hasta que Nikita estuvo dentro del coche que la aguardaba junto a la verja y dejó de captar su olor. Entonces siguió la pista de su traicionera presa humana hasta otro lugar apartado del recinto.

—Vaughn. Me había parecido verte.

él sabía que Faith estaba mintiendo. No le había visto; le había sentido. El que no deseara reconocer la verdad solo sirvió para a?adir más le?a a la hoguera de su ira. Empujándola con la cabeza hasta que ella comprendió el mensaje y se sentó en el suelo, se fue tras el nudoso tronco de un árbol cercano para transformarse.

Una parte de él quería escandalizarla con su desnudez, pero la cólera que le embargaba en esos momentos era demasiado grande; no quería que la bullente ira mancillara su incipiente sexualidad. Menos mal que había hecho caso al instinto del jaguar poco después de conocer a Faith y que había escondido cerca diversas prendas de ropa. Tras coger un par de vaqueros, se los puso antes de regresar con ella.

Faith le estaba esperando. Se había rodeado las rodillas con los brazos y estaba mirando justo en la dirección por la que él volvía, aunque no había hecho el más mínimo ruido.

—Vaughn, los guardias…

—… arman tanto jaleo como para despertar a un ejército entero, por no hablar de que huelen a ?gloria bendita?. —Se acuclilló delante de ella, pero no la tocó. No se fiaba de sí mismo.

—?Qué?

—No importa. ?Qué co?o estaba haciendo aquí la madre de Sascha?

Aquellos oscuros ojos estrellados, en los cuales se apreciaba cada vez un mayor recelo, se endurecieron.

—No tienes derecho a hablarme así. ?Si lo que pretendes es intimidarme para conseguir algo, ya puedes ir arrastrándote hasta algún oscuro agujero y quedarte ahí!





17


Después de pasar todo el día trabajando en la escultura de Faith, Vaughn se reunió con los demás centinelas y la pareja alfa aquella noche para trabajar en la creación de escudos. El lugar era un claro próximo a la guarida de Lucas, no lejos de un peque?o río que dividía la zona y daba humedad al aire. Tamsyn, la sanadora, también estaba presente.

El jaguar estaba impresionado por el modo en que Faith sacaba las u?as. De no haber estado tan seguro de su traición, su temperamento podría haberse apaciguado, amansado por la manifiesta muestra de emociones. Pero eso no iba a suceder.

—Nikita Duncan es miembro del Consejo, nuestro enemigo. ?Qué hacías confraternizando con ella? —Sabía bien lo que había oído, pero quería saber si ella podía decirle la verdad.

Faith apretó los labios.

—Es la segunda visita que he recibido por parte de un consejero. Shoshanna Scott fue la primera.

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