La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(65)



Podría haber tomado el camino de la perdición, pero los DarkRiver no le habían dejado.

—?Cómo pudiste sobrevivir? —preguntó Faith, rodeándose con los brazos—. ?Cómo? ?Con tanto dolor? ?Cómo, Vaughn? ?Cómo puedes ser tan fuerte?

—A veces la ira puede ser algo bueno. Hace que sigas adelante cuando no queda nada más. —Se enfrentó a aquellos ojos estrellados, tan inquietantes, tan hermosos—. Enfurécete, Faith. Utiliza la necesidad de venganza como escudo contra la oscuridad mientras le das caza.

—?Y si no tengo eso dentro de mí? ?Y si soy demasiado débil?

—?Y si no es así? —replicó—. ?Y si solo tienes que abrir la puerta?

Faith regresó al recinto justo a tiempo. El panel de comunicación sonó cuando salía de su dormitorio a primera hora de la ma?ana siguiente. Era Anthony otra vez.

—Padre.

—Faith, tengo cierta información para ti.

—Entiendo.

Apagó la pantalla y regresó a su cuarto. Echó la llave, se apoyó contra la pared con los ojos cerrados y abrió una puerta al plano psíquico. La conciencia errante de Anthony la estaba esperando cuando salió. Al igual que ella, su padre prefería viajar de incógnito, enmascarando su auténtica fuerza tras patrones de normalidad.

—Sígueme.

En menos de un minuto en tiempo real se encontraron tras los muros de una cámara del clan NightStar. La mayoría de la gente que deseaba privacidad en la Red tendía a utilizar un cuarto sencillo que podía crearse de forma inmediata. Como era natural, el nivel de seguridad de esa habitación dependía de la fuerza de los psi implicados en su creación.

Por otra parte, el clan NightStar podía permitirse mantener un número de cámaras permanentes en la red, manteniéndolas con una corriente de energía continua aportada por la mayoría de sus miembros. Todas las cámaras eran inexpugnables, a prueba de pirateos, pero Faith se preguntaba si la MentalNet era capaz de entrar en ellas a voluntad. Y si podía hacerlo, ?tenía el Consejo los medios necesarios para recuperar los datos recabados?

—Tengo algunos aliados en las filas del Consejo —le dijo Anthony—. Gente cercana a los consejeros.

—?Qué has averiguado?

—Eres uno de los candidatos predilectos para reemplazar al consejero Enrique.

—?Quiénes son los otros? —Faith mantuvo la calma mental. No podía permitirse el lujo de dejar que el estado alterado de su mente física afectara a su ser errante. Su padre era un psi demasiado fuerte como para no detectar la anomalía.

—Resulta que también se ha propuesto el nombre de un psi-m, pero el Consejo se centra en ti y en un tq llamado Kaleb Krychek.

—He oído mencionar su nombre con relación a varios asuntos dentro del Consejo.

—Correcto. Kaleb ha llegado muy alto siendo muy joven… está a punto de cumplir los veintisiete a?os. Es muy hábil anticipándose a los movimientos de sus contrincantes y urdiendo estrategias.

—Mientras que yo no tengo experiencia en dichas tácticas.

—Tú cuentas con una ventaja de la que él carece.

—Soy una psi-c. —Y al Consejo le encantaba estar en una posición de poder. Sus dotes incrementarían de forma considerable dicho poder.

—He preparado un expediente sobre Kaleb. —Le mostró el punto de la cámara donde estaba almacenado y ella descargó la información en su mente errante—. Es peligroso y es obvio que ya ha matado, a pesar de la falta de pruebas.

—Me andaré con cuidado para asegurarme de que no me convierto en víctima de un accidente inesperado.

—No está claro cuál de los consejeros te respalda y cuál favorece a Kaleb, así que no bajes la guardia en presencia de ninguno de ellos.

—Jamás bajaría la guardia precisamente con ellos.

—?Quién te ha abordado?

—Shoshanna Scott.

—?Cuál es tu impresión?

—Que no se había formado una opinión en firme. —Salvo por la sangre que manchaba sus manos. Faith aplastó aquel pensamiento tan pronto reapareció. No podía permitir que perturbara su presencia en la red—. Supongo que otros se pondrán en contacto conmigo a su debido tiempo.

—Si necesitas hablar conmigo en cualquier momento, no te preocupes por las formalidades. Establece contacto telepático.

Faith asintió sabedora de que eso era un privilegio. Cierto que Anthony era su padre, pero solo unos pocos elegidos tenían el derecho a iniciar contacto telepático con él.

—Por supuesto. Gracias por el expediente. Lo estudiaré con detenimiento.

Y eso pretendía hacer. Tal vez su mente estuviera comenzando a perder el control, pero todavía estaba lúcida. Quizá aún pudiera salvar su cordura y su vida como una psi, la única que sabía cómo vivir.

En lo que se negaba a pensar era en la inevitable consecuencia de lograr ese objetivo: ser incapaz de nuevo de experimentar la exquisita agonía de las emociones que proporcionaba placer y dolor por igual… no volver a relacionarse con un jaguar.

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