La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(41)
—Todas tus funciones biológicas y neuronales están dentro de los parámetros establecidos. Sin embargo ha habido un incremento en tu potencial psíquico.
Aquello era una sorpresa. Como cardinal que era, superaba el máximo del gradiente pero, al parecer, los psi-m podían medir fluctuaciones en sus habilidades.
—?Un incremento? —Fingió tan solo un frío interés—. ?Es eso un signo de degradación mental?
—Todo lo contrario, es un signo de salud. En ocasiones se han observado tales incrementos en mentes de gradiente superior… no podemos medir a los cardinales por encima del 10,0, pero sí somos capaces de saber cuándo sus habilidades varían en una y otra dirección —explicó, manifestando una verdad sobre la que a todo el mundo, incluidos los psi, le gustaba dar su opinión—. Barajamos la teoría de que la mente, tras a?os de uso constante, descubre atajos psíquicos, adquiriendo de ese modo una capacidad superior.
Evasivas, pensó Faith. La razón de que sus poderes hubieran aumentado era que el condicionamiento estaba fallando. La conexión lógica era irrefutable. Sus canales precognitivos se estaban viendo forzados a abarcar más que el limitado campo de las finanzas, por tanto se ensanchaban. El tema o lo desagradable de las visiones era irrelevante. Su existencia era prueba suficiente de su potencial reprimido, potencial que le habían ense?ado a cohibir de forma intencionada.
Eso hacía que se preguntase qué más habían sofocado. ?Quién podría haber llegado a ser si no hubiera sido creada bajo el Silencio, seleccionada genéticamente para generar un flujo regular de ingresos? ?Cómo habría sido nacer de forma normal, nacer sin temer a la locura, nacer siendo lo bastante mujer como para enfrentarse a Vaughn?
—?Comenzamos con la sesión? —preguntó el psi-m—. ?O te gustaría revisar los nuevos escáneres cerebrales?
—Antes quiero trabajar un poco. Iniciar secuencia aleatoria, lista completa.
Un panel cristalino surgió de detrás del sillón para curvarse sobre sus ojos. Se detuvo a un centímetro de las pesta?as y se tornó opaco. Un segundo después, un flujo constante de palabras comenzó a aparecer a gran velocidad. Se trataba de su actual lista de solicitudes en espera. La clarividencia podía encauzarse, pero no se controlaba del todo, para frustración de muchas empresas. No obstante, Faith era una apuesta casi segura, motivo por el cual su tarifa era tan alta.
Una vez que había introducido los detonantes pertinentes en su cabeza, normalmente tenía una visión al cabo de una o dos semanas, y podía sobrevenirle en cualquier parte: en el jardín mientras paseaba, mientras dormía, durante una reunión con los psi-m. Sin embargo, y con el curso de los a?os, había quedado patente que si hacía que su mente estuviera receptiva, podía provocar las visiones en un entorno más controlado. Esa habilidad en particular le proporcionaba cierta libertad, a pesar de estar vigilada las veinticuatro horas del día, pero mientras cupiera la posibilidad de que una sola visión le sobreviniera sin estar en el sillón, nunca se le permitiría disponer de total intimidad.
Su mirada recayó en el símbolo Tricep entre la masa de datos desplegados y continuó eligiéndolo una y otra vez a pesar de la velocidad y la cantidad de información. Su mente había elegido. Cerró los ojos y dejó que su respiración se alterara. Era el primer paso para sumirse en un estado de duermevela que Faith llamaba suspensión animada. Mientras se encontraba en dicho estado, no existía ni en el mundo real ni en la red, sino en un lugar al que solo los psi-c podían ir, convirtiéndose en parte de los cauces por los que fluye el tiempo.
Entonces abrió sus canales psíquicos. En realidad, ni siquiera podía cerrarlos pero, si se concentraba, podía expandirlos a la enésima potencia. A pesar de que formaban parte del cerebro, los canales eran inaccesibles desde la PsiNet; lo único que podía llegar a través de ellos eran las visiones. Y si había una parte de ella que no estaba segura de qué visiones iba a tener, no dejó que esa incertidumbre se filtrara en su mente consciente.
La predicción para Tricep fue un juego de ni?os. Se desligó de la visión con la ya familiar sensación de haber distendido apenas sus músculos mentales. Mientras dictaba los detalles de lo que había visto, cayó en la cuenta de que si continuaba por ese camino, sin duda se volvería loca… de aburrimiento.
Después de pedirle al psi-m que encendiese de nuevo la pantalla, realizó otras dos lecturas perfectas antes de que la hicieran parar.
—No queremos agotar tu cerebro.
Dado que la sesión había requerido una porción minúscula de sus considerables poderes, Faith podría haberle desautorizado, pero no lo hizo. Tenía otras cosas en que emplear su tiempo y sus energías.
—Estaré en mis habitaciones privadas.
—Faith, tus niveles de monitorización han descendido considerablemente en los últimos tiempos.
Lo que venía a decir que ya no la espiaban a cada minuto del día.
—He aclarado el asunto con mi padre. —Una medida provisional a lo sumo. Anthony no tardaría en percatarse de que no estaba intentando entrar en las filas del Consejo; entonces ?qué excusa alegaría para evitar verse sometida a una vigilancia absoluta?
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