La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(19)
Maldiciendo, Vaughn cogió el cuerpo de Faith antes de que cayera y se hiciera da?o.
—?Maldita sea! ?Por qué no la has soltado cuando te lo he dicho? —Sascha se apresuró a acunar entre las manos el rostro de la mujer que Vaughn sostenía en brazos.
—Le tiene demasiado miedo a todo. —La bestia que moraba en él actuaba por instinto, y este le decía que estaba haciendo lo correcto—. No podemos permitirnos tratarla como si fuera una ni?a peque?a.
Sascha parecía tener ganas de discutir, pero Lucas se acercó a ella por detrás.
—él tiene razón. Faith tiene que aprender a sobrellevarlo… si no puede aguantar el contacto o relacionarse de forma normal con la gente, ?cómo demonios va a aprender a manejar esas visiones que dice estar teniendo?
—Tú no lo entiendes. A esta mujer no la han tocado casi nunca, y apenas ha pasado tiempo con personas que no se rigen por las reglas del Silencio. Sabes cómo era yo, y eso que no había estado aislada. —Retiró las manos del rostro de Faith—. Llévala dentro. Creo que se pondrá bien en unos minutos… no percibo que se trate de un ataque.
Vaughn llevó a Faith al interior de la caba?a. Apenas pesaba y su cuerpo era menudo, pero había sentido el poder de aquellos ojos estrellados cuando se clavaron en los suyos, había sentido la enorme fortaleza que se ocultaba en esos frágiles huesos. Era fuerte y tenía que encontrar esa fuerza si quería sobrevivir. El felino sabía que esa era la pura verdad. Y a veces el jaguar comprendía las cosas mejor que el varón humano.
Una vez dentro, se sentó en el sofá con ella en brazos haciendo caso omiso a la mirada torva de Sascha, que entrecerró aquellos ojos tan parecidos y a la vez tan diferentes a los de Faith. Nunca antes había reparado en que los ojos de cardinal eran únicos en cada psi, nunca había estado lo bastante cerca de dos de ellos como para hacer comparaciones. Pero sabía que jamás confundiría los de Sascha con los de Faith.
Sascha se volvió hacia Lucas y levantó las manos en el aire.
—Habla tú con él.
Lucas miró a Vaughn.
—Sabe lo que hace.
Vaughn no estaba tan seguro. Tan solo sabía que no podía permitir que Faith tuviera miedo al contacto físico. Que Faith tampoco podía consentirlo. Y si había algo mínimamente inexplicable en la reacción de Vaughn, seguramente se debía a que él no era un psi.
Sascha acorraló a Lucas en la cocina.
—?Por qué Vaughn está actuando de forma tan irracional? —preguntó a media voz, sabedora de que los felinos tenían un agudo sentido del oído.
Su compa?ero sonrió y Sascha sintió que se le encogía el estómago. La reacción aún era nueva para ella, todavía poderosa. Se preguntó si alguna vez llegaría a acostumbrarse; tenía la impresión de que no, no cuando estaba emparejada con aquel hombre.
Una expresión de absoluta satisfacción felina apareció en la sonrisa de Lucas, dejando entrever en ella que sabía lo susceptible que Sascha era a él.
—Yo no puedo leer la mente.
—Lucas. —Buscó un vaso y lo enjuagó—. No percibo nada en Faith. Nada.
El cuerpo de Lucas se quedó inmóvil como el de un cazador.
—?Como antes?
A Sascha no le gustaba recordar su primer encontronazo con la frialdad traicionera de una mente que no había emitido la más mínima reacción emocional. Era cierto que los psi habían enterrado sus emociones, pero estaban ahí, como un zumbido de baja frecuencia cuya existencia desconocía la mayoría de su raza, y que sin embargo ella siempre había percibido a un nivel más profundo que el de la consciencia.
No obstante, había quienes no proyectaban literalmente emoción alguna… porque nunca habían tenido sentimientos que subyugar; psicópatas a los que el Silencio les había proporcionado una absoluta libertad.
—No —se apresuró a responder—. No como antes.
Desde la cocina, Lucas dirigió la mirada hacia donde Vaughn estaba sentado con Faith en los brazos.
—?Pero?
Sascha se acercó para que él la estrechara en un abrazo.
—Es como si estuviera recubierta por una concha, más que ningún otro psi. Lo reprime todo hasta tal punto que eso la aísla de un modo que no alcanzo a imaginar.
Sintió el corazón de Lucas latiendo de manera regular bajo su mano, pero lo que a ella la hacía sentirse a salvo bien podría matar a Faith.
—Esta mujer no ha tenido ningún contacto con otra raza que no sea la suya y, aun así, ya has oído a qué se ha reducido el limitado contacto que ha mantenido con los suyos. Estamos sobrecargando sus sentidos y el único modo que tiene de hacer frente a la situación es desconectar.
—Los ataques… ?Crees que son una posibilidad real?
Sascha se tomó un momento para pensar.
—No lo sé con seguridad. Los psi-c raras veces aportaban datos a la PsiNet cuando yo estaba conectada porque, en la mayoría de los casos, alguien había pagado ya por aquello que averiguaban. Pero el instinto me dice que ella lo cree real, que le han inculcado que son reales.
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