La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(17)



—Realizo predicciones comerciales. Para eso es para lo que me han adiestrado y la manera en que siempre se ha manifestado mi habilidad.

—?Siempre?

Ella volvió la cabeza a pesar de que no podía verle.

—?Por qué no pareces convencido?

—Los psi tiene el don de utilizar el adiestramiento para suprimir poderes que no les gustan. —El felino en su interior estaba fascinado por la belleza de su piel. Era tan magnífica y exquisita que casi estaba convencido de que tal vez supiera a nata.

—No puedes hacer eso con la precognición.

—No, pero quizá puedas canalizarlo —declaró Sascha—. Si le repites algo a un ni?o con bastante frecuencia acabará por creerlo.

Lucas acarició la mejilla de su compa?era y Vaughn deseó hacer lo mismo con Faith. Delicada, gélida, difícilmente era el tipo de mujer que solía atraerle, pero había algo fascinante en ella, algo irresistible.

—?Qué edad tenías cuando comenzaron a adiestrarte? —preguntó Vaughn a su psi. él la había encontrado primero, por tanto era suya. Era el jaguar quien hablaba y a Vaughn no le apetecía contradecirle.

—Me pusieron bajo el cuidado del clan psi a los tres a?os.

—?Qué significa eso?

—La mayoría de los ni?os son criados por uno de los padres o por los dos. A mí me criaron las enfermeras y médicos del clan. Fue por mi propio bien; los psi-c necesitan estar aislados o se vuelven clínicamente dementes.

La bestia en Vaughn ara?ó las paredes de su mente.

—?Te aislaron con solo tres a?os de edad?

Esta vez alargó la mano y dejó que algunos mechones del cabello de Faith se deslizaran entre sus dedos. Ella no reaccionó de un modo visible, pero pudo sentir su tensión. Eso estaba bien. Quería que se sintiera inquieta… esa maldita concha que la envolvía le irritaba sobremanera.

—Sí. —Faith se movió, haciendo que su cabello se le escapara de los dedos—. Tuve los profesores e instructores necesarios, pero venían a mi casa. De ni?a raras veces abandoné el recinto.

—No sabía que hicieran eso —susurró Sascha en la parte delantera del coche—. ?Cómo sobreviviste?

—Fue por mi propio bien. —Había algo casi infantil en el tono distante de la voz de Faith, como si estuviera repitiendo algo que le habían inculcado a fuerza de repetírselo.

Aquello hizo que Vaughn deseara abrazarla.

Sus pensamientos cesaron de golpe ante tan extra?o impulso. Retrocediendo hasta su lado del asiento, activó todas sus defensas y se recordó a sí mismo que, con los ojos vendados o no, Faith era una cardinal. Y los cardinales no necesitaban levantar ni un solo dedo para incapacitar a su presa.

Podían manipular o matar con un solo pensamiento.





5


Faith sintió que Vaughn se apartaba y dejó escapar un suave suspiro de lo que algunos podrían haber llamado alivio. él era demasiado grande, demasiado intimidatorio, aunque jamás lo admitiría en voz alta. Sin haberle visto, ya sabía qué constitución tenía: fibrosa, todo músculo y furia. Una parte de ella, la misma que se había aventurado en un bosque oscuro sin detenerse y se había bajado del coche delante de un enorme felino, un animal de presa, se sentía fascinada por él.

Naturalmente, esa fascinación era puramente intelectual, pero eso no hacía que fuera menos inoportuna. Al parecer había cierta inclinación a la estupidez en su estructura mental que había sobrevivido al condicionamiento; inclinación que se deleitaba jugando con fuego y esperando para ver hasta qué punto se quemaba.

Eso, sumado al estrés que le producían las preguntas de Vaughn acerca de su ni?ez, era demasiado. Podía sentir cómo estaba sobrepasando sus límites mentales. Raras veces había tenido tanto trato con nadie, y nunca con gente que no escondía nada de lo que sentía, que se tocaba y que dejaba entrever en sus palabras una cantidad absolutamente inadmisible de emoción.

?Y si sus escudos se resquebrajaban? Sufrir un ataque podría provocar un da?o crítico en su cerebro y dejarla expuesta en el más íntimo de los sentidos. En la grabación que había visto, el psi-c en cuestión casi se había seccionado la lengua de un mordisco. Además, había perdido el control de sus procesos mentales durante el tiempo del ataque… incluso los escudos que le protegían de los vastos espacios públicos de la PsiNet se habían venido abajo. Faith no podía imaginar nada peor. Cada día de su vida, las visiones se abrían paso en su mente por la fuerza. Como mínimo, necesitaba tener cierta sensación de control, cierta sensación de seguridad, cierta sensación de intimidad dentro de los muros de su psique.

—?Por qué tus padres dejaron que te separaran de ellos? —La pregunta de Sascha rompió el silencio.

Faith no deseaba seguir hablando sobre su pasado. Pero eso era algo irracional, y ella no era un individuo irracional.

—En el clan NightStar han nacido psi-c desde hace mucho tiempo. Sabían que no sobreviviría en un entorno normal.

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