Ciudades de humo (Fuego #1)(88)



Rhett esbozó una peque?a sonrisa, pero le duró poco.

—?Nadie en tu habitación te habla? —le preguntó, sin mirarla—. No sabía que estuvieras tan sola.

Ah, ?era eso? Alice pensaba que ni siquiera recordaría que se lo había dicho. Se quedó un poco sorprendida.

—Pensé que tenías una amiga. Y el chico ese, el alto, ?cómo se llama?

—?Tom y Shana? —La expresión de Alice cambió. Se puso triste—. No, no me hablan. Están enfadados conmigo.

—Pues que les den.

—?No me vas a preguntar qué ha pasado para elegir bando?

—No me hace falta, ya estoy en el tuyo.

Alice sonrió ampliamente, pero Rhett seguía pensativo.

—También está Davy —a?adió ella—. Es mi compa?ero de litera. Y no es muy simpático, pero al menos me habla.

—?Qué haces en la habitación, entonces?

—Escucho música, leo algún libro que me presta Davy..., poca cosa.

—Si alguna vez te aburres, vete al extremo de la habitación, junto a la última ventana. Hay un cajón que parece vacío, pero si sacas el fondo verás que debajo hay unas cartas.

Alice parpadeó.

—?Eh?

—?No te lo crees? Compruébalo.

—P-pero... ?cómo lo sabes?

—Porque yo también fui alumno. Y escondíamos las cartas ahí. Faltan algunas y no es que sea la mejor baraja del mundo, pero algo es algo.

Alice seguía mirándolo como si no pudiera creerse lo que oía.

—?Fuiste alumno?

—Así que para esto no tienes sue?o pero para ver mi película favorita sí, ?eh? Me siento traicionado.

—?Cómo que fuiste alumno? —Alice se había despertado por completo—. ?Cuándo?

—Hace unos... cinco a?os, si no me equivoco.

—Y ?por qué te ascendieron?

—Porque era el mejor de mi clase, obviamente.

Alice entrecerró los ojos cuando él sonrió, orgulloso de sí mismo.

—Eso ha sido lo más arrogante que he oído en mucho tiempo.

—Esa era mi intención.

—Un momento. —Alice se tumbó de lado para mirarlo, intrigada—. ?Eso significa que antes tenías a Deane de profesora?

—En realidad, ella también era alumna. Nos graduamos juntos. Max se encargaba de los novatos y había otro tipo que ense?aba a los avanzados de lucha, pero murió hace unos a?os.

—Entonces ?sabes lo horrible que es el circuito!

—Bueno, tengo que admitir que solo estuve dos meses en el grupo de avanzados antes de que me ascendieran, así que no estoy muy seguro.

—Pero, si eras tan bueno, ?por qué no eres tú el guardián supremo y no Max?

—Porque él fundó la ciudad y es el que más sabe de todas esas cosas... y porque yo no quiero ese cargo. Qué horror.

—?Por qué no?

Rhett suspiró.

—No debería habértelo contado. Por un momento, se me ha olvidado lo preguntona que eres.

—?Por qué no? —insistió ella.

—Demasiada responsabilidad.

—?No te gusta la responsabilidad?

—?A ti te gustaría ser responsable de una ciudad entera?

Alice no supo qué decir. él aprovechó el silencio para cerrar los ojos. Siguiendo un impulso, Alice le recorrió la mejilla con la punta del dedo. Rhett no se movió.

De hecho, últimamente habían tenido unos cuantos momentos así. Momentos en los que, por algún motivo, Alice sentía la tentación de acariciarlo ligeramente. O de acercarse un poco más. Rhett nunca decía nada el respecto, pero tampoco se apartaba.

Volvió a recorrerle la mejilla hacia abajo, deteniéndose en la comisura de su boca. Rhett seguía con los ojos cerrados, debía de estar cansado. Alice lo miró un momento y, sin saber muy bien por qué, recordó la conversación con Jake hacía apenas un día. Se lamió los labios, nerviosa.

—?Rhett?

—?Mmm?

—Yo... —Alice no fue capaz de decir nada. No sabía ni por dónde empezar.

—?Tú qué? —él abrió los ojos, intrigado.

Alice no sabía cómo decirlo, pero quería contárselo. él le había contado muchas cosas, después de todo.

—Yo... siempre te hago muchas preguntas —empezó, separándose un poco—. Tú nunca me haces ninguna.

Rhett no dijo nada, pero a Alice le pareció que estaba muy atento a la conversación, así que siguió.

—Sé que esto sonará raro, pero...

—Ya lo sé, Alice.

La frase se quedó flotando entre ellos durante unos segundos. Ella lo miró, anonadada.

—?Lo sabes? ?Qué sabes?

—Sé que eres una androide —dijo él, encogiéndose de hombros—. Podrás enga?ar a todos esos idiotas, pero no a mí.

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