Ciudades de humo (Fuego #1)(79)


—?No pretendía enga?ar a nadie!

—?Bueno, pues lo has hecho! —La chica dio un paso hacia atrás, como si, de pronto, Alice fuera capaz de hacerle da?o—. Debería decírselo a un guardián. Es lo que hay que hacer.

—Shana... —Alice trató de que su voz no sonara desesperada, pero no lo consiguió—, si haces eso... m-me... me matarán y...

—No es mi problema —aseguró la otra, levantando las manos—. Eres un peligro para nosotros.

—?De verdad? ?Te parezco un peligro?

Shana se quedó un momento en silencio, mirándola. Parecía estar teniendo un debate interno.

—Sé que lo que os han dicho de los androides es horrible, pero no es cierto —a?adió Alice en voz baja, desesperada—. No somos máquinas de matar, ni copias de vosotros a las que envían para haceros da?o o para espiar; de hecho, yo ni siquiera sabía dar un pu?etazo antes de llegar aquí. No soy peligrosa, Shana. Has estado conmigo durante semanas. Somos... amigas, ?no? Eso no tiene por qué cambiar. No pretendía enga?arte. Tienes que creerme. Por favor.

Alice intentó acercarse a ella, pero Shana volvió a retroceder. Estaba pálida.

Lo peor de todo era no poder negar todas las mentiras que decían sobre ellos por el miedo a ser descubierta, tener que soportarlo en silencio. Ahora, por fin, podía aclarárselo a alguien.

—Por favor, tú me conoces —insistió Alice en voz baja—. Olvídate por un momento de lo que soy. Me conoces, Shana. Sabes que no haría da?o a nadie.

Ella seguía sin decir nada, dudando.

—No puedo contarte nada más, pero necesito que me creas. Y que no se lo digas a nadie. Me matarán si lo haces. Por favor, no me delates.

Shana se quedó en silencio. Pareció pasar una eternidad antes de que, por fin, dijera algo.

—Está bien —susurró.

Alice sintió que el mundo volvía a girar y soltó todo el aire que estaba reteniendo.

—Gracias —murmuró.

—No diré nada —Shana la miró—, pero vas a tener que explicarme todo esto más a fondo.

—Lo haré, te lo prometo.

—Y no... —Shana apartó la mirada—. No te acerques más a mí.

Alice tuvo que admitir que eso le dolió.

?Dónde había quedado la conversación de antes? ?Ya no significaba nada? ?Todo se quedaba en palabrería solo por ser lo que era?

Pero no estaba en posición de sentirse dolida, así que se limitó a asentir con la cabeza.

—Está bien —aceptó en voz baja.

—Ahora... vete. Aléjate de mí. Y de Tom.

Alice intentó que el dolor que estaba sintiendo no se reflejara en su expresión cuando se apresuró a ponerse los pantalones y los zapatos antes de salir a toda prisa del cuarto de ba?o.

Todavía estaba tensa cuando llegó al hospital, donde Tina estaba hablando tranquilamente con Rhett y Jake. Este último estaba sujetando una bolsa de hielo contra su rodilla.

Alice había estado intentando respirar hondo durante todo el camino para que no le vieran la cara de espanto, pero no había servido de nada. Seguía sintiéndose como si Shana le hubiera dado una patada en el estómago.

Todavía no se había recuperado cuando llegó hasta ellos. Rhett fue el primero en verla. La recorrió con los ojos, frunciendo un poco el ce?o.

—?Va todo bien?

?Cómo podía saber que algo iba mal? ?Tan obvio era?

—Sí —mintió Alice, tragando saliva.

él la miró como si no la creyera, así que Alice se apresuró a cambiar de tema. Y no fue muy difícil cuando vio que Tina estaba atendiendo a Jake. Levantó las cejas, preocupada.

—?Qué te ha pasado?

—Alguien se ha caído por la escalera del edificio. —Rhett se cruzó de brazos, a su lado, tocó unos cuantos aparatos que había en la pared y se ganó un manotazo por parte de Tina—. Ay.

—Habíamos quedado en que diríamos que me lo había hecho en una pelea —masculló Jake, poniéndose rojo.

—Ah, es cierto. —Rhett miró a Alice, sonriente—. Se ha peleado con uno de los avanzados y le ha dado una patada tan fuerte que ha terminado aquí, pero deberías haber visto al otro chico, ese sí que ha quedado...

—Déjalo —le dijo Jake malhumorado.

—?Seguro? Yo creo que estaba siendo creíble.

Tina sonrió por la conversación de los muchachos, pero al ver la cara de Alice dejó de hacerlo al instante.

—?Qué pasa, querida?

Los dos chicos dejaron de discutir y también la miraron. Alice se frotó el brazo, algo incómoda, y se acercó a Tina.

—?Podemos hablar? —le preguntó en voz baja.

—?Ahora? —Ella entendió enseguida qué tema quería tratar, así que miró seriamente a sus acompa?antes—. Jake, ?por qué no vas a descansar a tu habitación? Y, Rhett, gracias por traerlo, pero...

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