Ciudades de humo (Fuego #1)(76)



—?He ganado! —exclamó felizmente Jake en medio de la batalla—. ?Qué teníais vosotros?

Los demás ense?aron sus cartas. Todo el mundo estaba a punto de ganar menos Alice, que tenía cuatro cartas que no tenían nada que ver entre ellas. Puso una mueca de disgusto.

—Nunca aprenderé a jugar a esto.

—Claro que sí —le aseguró Dean—. Es solo cuestión de práctica.

—Lo dudo —insistió Alice desanimada—. Soy nula en esto.

—No solo en esto —le dijo Trisha, y Saud y ella respondieron con una carcajada. Dean y Jake les pusieron mala cara.

—Me encanta tu forma de demostrar tu amistad, Trisha. —Alice negó con la cabeza.

—No debí ense?arte a usar el sarcasmo tan bien —dijo Jake recogiendo las cartas de los demás.

—?Quién ha dicho que seamos amigas? —Trisha la miró.

—En el fondo, me quieres, aunque solo sea un poco. —Alice se acercó a ella, sonriendo.

—De eso nada.

—Que sí.

—Que n... ?Ugh! ?Aparta!

Alice dejó de abrazarla en el instante en que Trisha empezó a revolverse, como si hubiera intentado matarla.

—?Vais a jugar otra vez? —preguntó Alice desolada, al ver que volvían a repartir.

—Sí, perdedora —murmuró Saud maliciosamente.

—Pues yo voy a aprovechar para darme una ducha —dijo ella de mala gana. No le apetecía aguantar otra derrota segura.

Se le hacía raro tener que bajar la escalera para poder usar el cuarto de ba?o. Se sentía como si esa todavía fuera su habitación, aunque sus cosas ya no estuvieran ahí.

—Por cierto —Jake la miró—, Tina me ha dicho que vayas a verla después. Necesitaba ayuda con no sé qué.

—?Hoy? ?Es mi único día libre! Quería dormir un rato.

Y escuchar música. E ir a molestar a Rhett. Un poco de todo.

—La vida es dura. —Trisha se encogió de hombros.

—Ella duerme en una cama que no está tirada en el suelo —murmuró Saud—. Su vida no es tan dura.

Alice bajó la escalera lentamente, distraída. Ese había sido el único día en el que se había podido levantar más tarde de las seis de la ma?ana en toda una semana y solo porque era domingo. La perspectiva de tener que volver a clase con Deane al día siguiente no la entusiasmaba demasiado.

Deseó poder decir que se encontraba mal y, simplemente, no ir. Aunque, claro, seguro que la instructora mandaría a Kenneth a buscarla. Y esa no era una perspectiva agradable.

Alguien la llamó y la sacó de sus cavilaciones, justo cuando llegaba a su habitación. Al levantar la mirada y encontrarse al pesado de Kenneth, suspiró lastimeramente.

En serio, ?es que ese chico no se cansaría nunca?

Alice ya no sabía muy bien cómo rechazarlo. Una parte de ella simplemente quería decirle que la dejara en paz, pero la otra, la que seguía siendo tan educada como en su zona, se lo impedía.

—Hola —lo saludó, pasando por su lado rápidamente e intentando librarse de él.

—Espera —Kenneth la agarró del brazo, reteniéndola—, ?dónde vas?

?Por qué asumía que era de su incumbencia?

—A ducharme. —Alice retiró su brazo. Seguía sin gustarle que ese chico la tocara tanto.

—?Ah, sí? —A él se le iluminó la mirada—. ?Quieres que vaya contigo?

—?Para qué ibas a venir?

—No lo sé... —Kenneth dio un paso hacia ella, que se encontró con la barandilla de la escalera justo detrás, impidiéndole alejarse—. Para frotarte la espalda.

—No, gracias. Sé hacerlo sola.

Kenneth se rio entre dientes, como si Alice hubiera dicho algo gracioso. ?Qué le hacía siempre tanta gracia?

él apoyó ambas manos en la barandilla al lado de las suyas, sin dejar de sonreír. Eso estaba empezando a resultarle incómodo. Se inclinó hacia ella, que se echó tan atrás como su espalda le permitió, intentando no caerse por la escalera en el proceso.

Bueno, en caso de emergencia, Rhett le había ense?ado un movimiento para inmovilizar a alguien tras mencionarle lo de Kenneth, así que podría usarlo.

—?Nos vemos esta noche? —preguntó él.

—?Esta noche?

—Sí, ayer quedamos, ?no te acuerdas?

—Ah, sí, esta noche... —Alice miró a su alrededor, incómoda—. Es que... esta noche no puedo.

—?Y por qué no? —sonó un poco molesto.

—Porque... tengo muchas cosas que hacer.

—Pero si hoy es tu día libre.

—Precisamente por eso. Es mi día libre y no he hecho nada, así que tendré que hacerlo esta noche.

—Y ?qué es eso tan importante que tienes que hacer?

Alice intentó ocultar su cara de frustración. ?Por qué preguntaba tanto? ?No tenía nada mejor que hacer?

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