Ciudades de humo (Fuego #1)(75)
—?Eso es que puedo preguntarte o que no?
—Pregúntame lo que quieras, Alice.
—?Por qué siempre usas guantes?
Vaya, eso pareció sorprenderlo.
La verdad es que nunca los llevaba cuando estaban solos, en su habitación, pero por algún motivo Alice había decidido respetar lo que fuera que no quería ense?ar y nunca le miraba las manos. Y eso que la tentación era grande.
Pareció que él pensaba en algo antes de tragar saliva.
—No me gusta que me vean las manos.
—?Por qué no?
—Porque a la gente no suelen gustarles.
—Seguro que a mí sí.
él negó con la cabeza.
—No lo creo —dijo, finalmente.
—?Por qué no dejas que lo decida yo?
Rhett se quedó observándola unos segundos antes de, finalmente, levantar una de sus manos hacia ella.
Alice se quedó mirando el dorso sin comprender nada. Solo era una mano normal y corriente. Pero entonces lo vio. Bajo la piel ligeramente bronceada, había peque?as marcas de cortes repartidos tanto por el dorso como por la mu?eca.
Frunció el ce?o y sujetó la mano de Rhett entre las suyas, notando cómo este se ponía tenso cuando ella pasó el pulgar sobre su piel, intrigada.
—?Son... cicatrices? —preguntó en voz baja, girándola para ver que en la palma también había unas cuantas.
Al pasar el pulgar sobre ellas, la piel era ligeramente más rugosa. No parecían graves, pero era cierto que eran evidentes a primera vista.
—Sí —murmuró Rhett, observando cómo Alice las inspeccionaba minuciosamente.
—?Por qué hay tantas?
—Es... es una historia un poco desagradable.
—Mejor. Las agradables son muy aburridas.
él sonrió, pero le dio la impresión de que su mirada era más bien triste.
—Me obligaron a meter las manos en una caja llena de cuchillos —murmuró al final.
Alice detuvo en seco su inspección y se volvió hacia él, perpleja. Rhett había apartado la mirada.
—?Quién haría algo así? —preguntó en voz baja, horrorizada.
—Nadie. —él negó con la cabeza—. Eso no importa. Ahora ya no duele.
—Pero...
—Alice, no insistas.
Quizá con otro tema lo habría intentado un poco más, pero con ese en concreto supo que no estaría bien. Se limitó a volver a pasar el pulgar por encima de la peor cicatriz, la que tenía justo debajo de los nudillos.
—No entiendo por qué no iban a gustarle a la gente —murmuró.
Rhett soltó un resoplido. Sus orejas se enrojecieron.
—Las cicatrices no son bonitas.
—A mí me lo parecen. Y fascinantes. En mi zona todo el mundo era tan perfecto...
—?Me estás llamando imperfecto?
—Sí. Lo perfecto es aburrido y predecible. Lo imperfecto, en cambio, es único. No deberías avergonzarte de tus imperfecciones, Rhett. A mí me gustan.
él no dijo nada. Alice soltó su mano y él la puso sobre su propio estómago, respirando hondo. Se quedaron en silencio unos instantes mientras ella lo examinaba con la mirada.
—?Puedo preguntarte algo más sobre Kenneth?
Rhett cerró los ojos un momento.
—No es precisamente mi tema de conversación favorito.
—?Eso es un sí?
—Sí, Alice, ?qué pasa? ?Te ha dicho algo más?
—No, no es eso. Es que... —Alice ladeó la cabeza, algo curiosa—. ?Por qué el hecho de que Kenneth diga que va a venir a mi cama tiene que significar que quiere tener sexo conmigo?
—Porque los chicos como él piensan en eso todo el día.
—?Los chicos como él?
—Los gilipollas, sí.
—No lo conoces tanto.
—He oído lo suficiente sobre él como para formular ciertas teorías.
—Pero... yo vengo a tu cama cada noche y no por eso tenemos sexo. ?Por qué tengo que tenerlo con él si viene a la mía?
Alice vio que Rhett se quedaba muy quieto un momento, y después se incorporó de golpe.
—Bueno, ya va siendo hora de que vuelvas a tu habitación.
—?Espera! —Alice puso mala cara mientras él la arrastraba hacia la puerta—. ?Por qué nunca me respondes a las preguntas más interesantes?
—Porque no. —él la miró un momento antes de cerrar la puerta, con el ce?o fruncido—. Tienes un concepto de ?interesante? muy curioso, ?no crees?
15
La verdad que se quería esconder
—Eso es trampa. —Trisha se?aló a Saud, que le puso mala cara.
—?Y qué pruebas tienes?
—?Quieres que te lance la almohada a la cara como prueba, mocoso?
—Recurrir a la violencia cuando no tienes argumentos..., típico de viejas como tú.
Trisha apretó los labios y le lanzó la almohada, entonces Saud hizo exactamente lo mismo. Alice tuvo que apartarse para que no le diera a ella. Cuando esos dos discutían, era mejor esconderse.