Ciudades de humo (Fuego #1)(34)



—?Habías disparado antes? —le preguntó Jake cuando el instructor se alejó.

Ella negó con la cabeza. Casi se echó a reír al imaginarse la cara de la gente de su zona si la hubieran visto.

—No, nunca.

—Pues se te da muy bien. Has nacido para esto.

Ella sonrió y repitió el proceso que acababa de ense?arle Rhett. Volvió a apuntar, esta vez a la cabeza, y aunque no consiguió dar donde quería, logró alcanzar la mejilla del mu?eco.

Al final, había encontrado algo en lo que era buena.





8


    El cometa que

cruzaba el cielo


Ya hacía dos semanas que estaba allí.

Seguía planeando huir para ir hacia el este, tal como le había aconsejado el padre John. Pero mientras daba con el plan perfecto, intentaba adaptarse a su nueva vida.

Cada ma?ana tocaba lucha, y lo peor es que ya no peleaba únicamente con Trisha —aunque seguía siendo la peor—, sino con cualquiera de sus compa?eros. Siempre perdía.

Después, comía puré de dudosa calidad dos veces al día, se iba a dormir con todo el cuerpo dolorido —por lo que tenía que visitar a Tina casi a diario—, despertaba a medianoche alterada por sue?os que no tenían sentido y, por la ma?ana, vuelta a empezar. Todo se repetía. Una y otra vez.

Al menos, había encontrado un peque?o escape: el entrenamiento de la tarde. Entonces no tenía que preocuparse por los demás ni por sus pu?etazos. Ni siquiera tenía que hablar con nadie si no quería. Había ido mejorando poco a poco su técnica. Ahora, incluso a Rhett le costaba encontrar comentarios ingeniosos con los que criticarla.

No sabía por qué, pero ese chico —?era correcto llamarlo chico siendo su instructor y un guardián?— siempre tenía algo que opinar sobre ella. Siempre. Y solía ser malo.

Si Alice pudiera decirle lo que pensaba de él...

Bueno, en realidad no estaba muy segura de lo que le diría. Tenía sentimientos encontrados.

Por una parte, le molestaba que siempre la criticara. Cada vez que lo hacía, le entraban ganas de lanzarle el arma a la cabeza. Por otra..., bueno, más de una vez se había encontrado a sí misma siguiéndolo con la mirada durante mucho más tiempo del necesario.

Pero claro, cuando él se daba cuenta le soltaba un ??Qué miras, principiante??, y ella volvía a centrarse en sus cosas, notando la cara extra?amente caliente.

Según Jake, Dean y Saud, la criticaba porque la veía capaz de mejorar y esa era su forma de motivarla, pero ella no estaba tan segura. Y más cuando en las peleas, al terminar, mientras se sujetaba alguna parte dolorida, Rhett remarcaba algo que era más que evidente.

?No sabes defenderte, principiante.?

?Tienes que mejorar tu guardia, principiante.?

?Espero que el dolor que sentirás esta noche te recuerde que deberías mejorar tu defensa, principiante.?

Uf, qué odioso podía llegar a ser.

Ese día, Alice agarró la bandeja con una mano, pues con la otra se apretaba las costillas, doloridas. Le sirvieron el asqueroso puré al que se estaba empezando a acostumbrar y fue a sentarse con Jake y los demás. Estaban hablando entre ellos en voz baja, como si contaran algún tipo de secreto.

—?De qué habláis? —preguntó curiosa.

—Dicen que esta noche pasará un cometa —le respondió Dean, sonriendo—. ?No sería genial poder verlo? No volverá a pasar otro hasta dentro de cinco a?os.

—Pero... ?se podrá ver? —preguntó Jake.

—La nube de contaminación se ha movido bastante. —Saud jugueteaba con su cuchara—. Se ve casi todo el cielo de la zona.

—Y ?qué os impide ir a verlo? —preguntó Alice.

?Nunca había visto un cometa, solo había leído sobre ellos! De pronto, la idea le parecía emocionante. Quería verlo.

—Si nos pillan paseando por la ciudad por la noche, nos colgarán del muro. —Jake frunció el ce?o.

Alice palideció.

—?Nos colgarán...?

—Es una broma, Alice —replicó pacientemente Jake.

—?No pillas ni una broma? Tu vida debía de ser tan aburrida... —Saud negó con la cabeza.

—Volviendo al tema... —Dean los miró—, ?cómo lo hacemos?

Alice lo pensó un momento.

—Si salís de la habitación sin que nadie se entere..., no pasará nada, ?no?

Ella misma se sorprendió con su propuesta de transgredir las reglas.

??En qué se estaba convirtiendo?!

Una semana antes eso le habría parecido una locura innecesaria. Ahora empezaba a sonar extra?amente emocionante.

—Es una opción —le concedió Dean.

—Una opción sorprendente, viniendo de Alice —a?adió Saud, sonriendo.

—Sí —Jake se estaba riendo—. ?Dónde ha quedado la chica buena que no quería incumplir las norm...?

Los tres se quedaron mirándolo cuando Jake se calló de golpe y levantó la mirada por encima de la cabeza de Alice. Parecía perplejo. Ella se dio la vuelta, extra?ada, y se sorprendió al ver a Rhett allí de pie, mirándola.

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