Ciudades de humo (Fuego #1)(33)


Alice sintió que sus mejillas se calentaban cuando Rhett la volvió a poner en la mesa, mirándola.

—?Tienes problemas, principiante?

—Um... —Alice dudó, mirando el arma en su mano temblorosa—. Creo que sí. No entran.

—Quizá sea porque te has equivocado de balas.

él alcanzó una caja distinta y se la puso delante. Alice, por su parte, agachó la cabeza y no dijo nada cuando Rhett le quitó el arma de las manos. él la sujetaba con mucha más seguridad, claro.

Sacó todas las balas y las dejó sobre la mesa. Alice observó cómo cogía un pu?ado de balas nuevas y doradas y empezaba a llenar el cargador de la pistola con ellas. Al terminar, la cerró de nuevo y el arma emitió un ligero clic.

?Incluso le echó una ojeada mientras hacía todo eso! ?Cuánta práctica tendría para ser capaz de hacerlo sin mirar?

—Así se carga. —Movió una especie de palanca que había en la parte de arriba—. Esto es el seguro, ahora está quitado. —Volvió a escucharse un clic—. Mantenlo puesto cuando no tengas que usar el arma. Aunque aprietes el gatillo, no se disparará. ?Me sigues?

?Seguirlo? ?Dónde?

Pareció confusa, pero Rhett debió de asumir que era solo por lo que le estaba ense?ando.

—Ahora está lista. —Dio la vuelta a la pistola con un movimiento rápido de mu?eca, ofreciéndole a Alice la culata. Pareció ligeramente burlón—. ?Crees que podrás hacerlo sin matar a alguien o tengo que darte balas de fogueo?

Alice agarró el arma con más fuerza de la necesaria y volvió a ponerse nerviosa cuando vio que Rhett no se marchaba. No le gustaba sentirse observada, y menos si debía hacer algo que no había hecho en toda su vida.

Puso un dedo en el gatillo.

—Espera hasta que hayas apuntado —masculló Rhett al instante.

Alice retiró el dedo e intentó apuntar. Enseguida, escuchó una risita. Bajó el arma, frustrada.

No le gustaba ese chico.

—No sabes pelear, no sabes disparar... ?Se puede saber qué os ense?an en esa zona de lunáticos? ?A jugar con barro?

—No todo el mundo recurre a la violencia —le soltó sin poder contenerse.

—Pues igual os iría bien. Se os iría el mal carácter. —Sonrió divertido, después se?aló el objetivo—. Apunta.

Alice respiró hondo y volvió a hacerlo.

—Ponte de lado —le indicó Rhett, sorprendentemente serio, pasando por detrás de ella para colocarse en el otro extremo. La chica obedeció—. Los hombros más atrás. Más. Bien. Pies separados a la altura de los hombros.

Le hablaba a toda velocidad, sin esperar a que siguiera una orden para darle otra nueva, pero Alice se las arregló para hacer todo lo que le pedía. Rhett no se quejó, así que supuso que lo estaba haciendo bien.

—La mirada siempre clavada justo aquí, en la mirilla. —Tocó la parte de arriba de la pistola con un dedo—. Respira hondo, deja de temblar y concéntrate en tirar al corazón, no a la cabeza.

La imagen de 42 y la de su padre le vinieron a la mente. Parpadeó, alejándolos. Ahora no. Necesitaba centrarse.

—?Por qué el corazón?

—El pecho es más grande. Si no lo matas, al menos lo dejarás lo suficientemente herido como para tener tiempo de...

—Pero yo no quiero matar a nadie.

Rhett la miró un momento con una expresión extra?a.

—Eso repítemelo cuando el otro te esté apuntando con una pistola. Ahora, céntrate.

Hizo una pausa y ella volvió a concentrarse.

—No hagas eso —le dijo Rhett—. Exhala. Nunca dispares con aire en los pulmones.

Alice no sabía qué hacía. Entrecerró los ojos y sintió que ya había estado en esa situación cuando, en realidad, no era así.

—Respira hondo. Estás demasiado tensa. No acertarías ni a un elefante. Céntrate. Y sujeta el arma con fuerza para no hacerte da?o con el retroceso.

Alice respiró hondo y soltó todo el aire. Subió un poco la pistola, hasta que apuntó justo encima del corazón del mu?eco. Reafirmó los dedos en la culata. Volvió a respirar hondo. Soltó todo el aire de nuevo.

Y, finalmente, apretó el gatillo.

Se sorprendió cuando la mano hizo un ademán de irse hacia atrás por la fuerza, pero se mantuvo en su lugar. Miró el mu?eco. Le había hecho un agujero perfecto en el corazón.

Bajó el arma, sorprendida. Le había dado.

?Ella le había dado!

?Había hecho algo bien! ?POR FIN!

Se volvió hacia Rhett, entusiasmada, esperando encontrar una sonrisa orgullosa.

Solo halló una ceja enarcada, claro.

—Bueno. —Rhett empezó a alejarse—. Al menos, no eres completamente inútil.

Alice se habría sentido insultada en cualquier otra ocasión, pero en ese momento estaba demasiado contenta. ?Cómo lo había hecho?

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