Ciudades de humo (Fuego #1)(145)



Se volvió a inclinar sobre ella, la besó y Alice cerró los ojos de nuevo, dejándose llevar. Sí, cada vez era mejor. No sabía cuánto tiempo hacía que se besaban cuando Rhett volvió a separarse de ella con la respiración más alterada que antes.

—Vamos a mi...

—?AAALICE!

—Voy a matar a ese mocoso —soltó él.

Jake se acercaba corriendo. Alice enseguida se separó de Rhett, quien suspiró y miró al chico.

—Esperemos que sea grave —masculló.

Sí que lo era. Jake estaba llorando.

—?Jake? ?Qué...?

—?Me ha empujado y se ha reído! —gimoteó, deteniéndose delante de ella—. He intentado besarla, pero me ha rechazado y... ?ahora todos se burlan de mí!

Alice no supo cómo consolarlo. Nunca lo había visto tan triste. Torpemente, lo rodeó con los brazos y le dio unas cuantas palmaditas en la espalda. Jake escondió la cara en su hombro sin dejar de llorar.

—Seguro que no ha sido para tanto —intentó quitarle hierro Rhett.

—?Todo el mundo lo ha visto! —gritó él furioso—. ?Esto es por tu culpa!

—?Qué? —Rhett parpadeó, confuso.

—?Tú me has aconsejado que la besara! ?Si no te hubiera hecho caso, ahora no estaría así!

—Yo solo intentaba ayudarte. Además, te he dicho que si se separaba...

—?Pues no me has ayudado! ?Has hecho de todo menos ayudarme!

—Jake... —Alice intentó intervenir cuando vio que Rhett estaba empezando a enfadarse.

—?Te dije que podía pasar! Tampoco se acaba el mundo porque una chica no quiera besarte, habrá otras que querrán, solo...

—?Te odio! —Jake lo empujó con todas sus fuerzas, que no sirvieron para moverlo demasiado—. ?Te odio, te odio!

—Genial. —Rhett puso los ojos en blanco—. Mira, ma?ana te levantarás y verás que no ha sido para tanto. A todos nos han rechazado alguna vez.

—?Cállate! ?No quiero que me des más consejos de...!

—Jake, Rhett solo está intentando ayudarte —le recordó Alice.

—?Ah, claro! ?Te pones de su parte!

—?Qué? —Ella dudó—. ?No, claro que no!

—?Está claro que lo prefieres a él antes que a nosotros! —Jake la miró, furioso, con las lágrimas todavía resbalándole por las mejillas—. ?Siempre lo defiendes en todo, pero a mí nunca me respaldas!

—No, Jake, yo no... —Alice volvió a dudar, empezando a ponerse nerviosa—. ?Os aprecio mucho a ambos!

—Pero ?lo prefieres a él!

—?No es una competición!

—?Claro, porque elegiste bando hace tiempo!

—Oye —intervino Rhett frunciendo profundamente el ce?o—, que estés cabreado porque la idiota esa ha pasado de tu culo no te da derecho a tratar a la gente de esa forma, ?vale? Y menos a alguien que te quiere, como Alice.

—?Anda, cállate de una vez, estoy harto de...!

Se escuchó un ruido que cortó el silencio de la noche —solo ahogado por sus gritos— y que hizo que los tres clavaran la mirada en el camino que llevaba hasta la cafetería.

—?Qué ha sido eso? —preguntó Jake, pasándose las manos por debajo de los ojos.

Alice no se atrevió a hablar. Los tres callaron durante unos segundos.

Entonces, el ruido se repitió. Era corto, pero contundente. Y Alice sabía perfectamente de qué se trataba.

—Eso es... ?un disparo? —preguntó Jake, con la voz temblorosa.

—Quedaos aquí. —Rhett se separó de ellos, parecía completamente sereno de nuevo—. Voy a ver qué pasa.

Alice y Jake vieron cómo se iba rápidamente y permanecieron en silencio absoluto, esperando.

—?Era un disparo? —repitió Jake la pregunta.

—No lo sé —dijo, pero sí lo sabía.

El ruido volvió a repetirse, pero esta vez al otro lado de la ciudad. A sus espaldas. Alice agarró a Jake del brazo, de manera inconsciente, y miró a su alrededor. No sabía bien qué debía hacer, pero sí que tenía que hacer algo si no quería que eso terminara mal para ambos.

Como si estuviera buscando una razón para esconderse, escuchó pasos tras ellos. Arrastró a Jake hacia el edificio más cercano que encontró, que fue el hospital, y notó que el alivio invadía su cuerpo cuando pudo abrir la puerta. Se encerraron los dos allí rápidamente. No había ventanas, así que no podía ver lo que pasaba fuera. Jake se quedó detrás, temblando, mientras que ella clavaba la oreja en la puerta.

Apenas escuchó voces, pero el sonido de unas veinte personas pasando a toda velocidad por delante del edificio fue bastante característico. Tuvo la tentación de abrir la puerta y ver qué pasaba, pero no se atrevió, y menos con Jake allí dentro con ella.

—?Quiénes eran? —susurró él.

—No lo sé.

Joana Marcus's Books