Ciudades de humo (Fuego #1)(141)



—Pero... ?sabe fatal!

—Muy bien, Einstein. ?Algún dato más con el que quieras iluminar el sendero de mi ignorante existencia?

—Rhett, déjate de ironías. Te veo raro.

—Eso es porque hace ya rato que estoy borracho.

—?Borracho?

—Es una habilidad que llevo practicando desde los trece a?os. —él apuró el trago y dejó el vaso vacío en la barra—. Bueno, ?no vas a pedirme que baile contigo?

—?Eh?

él suspiró.

—Estoy aquí tirado, solo, ?y tú no vas a tener la decencia de sacarme a la pista?

—N-no creo que sea lo más... apropiado, la verdad —murmuró repentinamente nerviosa.

—?Por qué no? —Repiqueteó los dedos en la barra y luego dio un paso hacia ella.

Alice retrocedió.

—Para empezar, he venido con otro chico.

—Que le den. No te hace ni caso.

—Rhett, Max está aquí. Por no hablar del resto de los instructores y alumnos, que...

—Bah, ?a quién le importa? —Rhett hizo un gesto despectivo con la mano y volvió a intentar acercarse a ella—. Me gusta cómo te queda esa camiseta. Podrías ponértela más a menudo.

—Me ha quedado claro antes, gracias —dijo Alice, cruzándose de brazos.

él enarcó una ceja, con un brillo especial en los ojos.

—También podrías quitártela. Lo que tú prefieras.

—?Cómo voy a quitármela aquí, delante de todos?

Rhett empezó a reírse a carcajadas, cosa que ella no entendió.

—A veces eres tan inocente... —Negó con la cabeza.

—Yo no soy inocente —protestó, e hizo el amago de empujarlo por el hombro.

—Sí que lo eres. Y a la vez eres una pervertida. No sé cómo lo haces.

—?Yo no soy...!

—Pero no dejes de hacerlo —siguió—, me encanta.

Alice notó que sus mejillas se calentaban cuando Rhett se detuvo justo delante de ella, tan cerca que tuvo que echar la cabeza hacia atrás para mirarlo.

Unos cuantos ojos ya se habían posado en ellos con curiosidad y, aunque parecía que a Rhett no podían importarle menos, Alice estaba un poco nerviosa. Esos nervios se mezclaron con las ganas de acercarse un poco más a él, provocando sentimientos contradictorios. Intentó dar un paso atrás, pero su cadera chocó contra la barra y él clavó una mano junto a ella, aprisionándola sin mucha dificultad y acercándose de nuevo.

Y, sinceramente, Alice ya no sabía si estaba nerviosa, divertida o ansiosa.

Así que intentó retomar la conversación.

—Si entreno con esto no podré mantener nada en su sitio por mucho tiempo.

—Vaya, por fin pillas una de mis perversiones.

—?Una? ?Me has dicho más?

—?Ya se te ha olvidado cuando te dije que tu culo es una preciosidad? Porque a mí no.

Alice abrió la boca, pasmada.

—?Te referías a eso! —le dijo ofendida—. ?Estuve varios días mirándome el trasero en busca de defectos por tu culpa!

Rhett se estaba riendo disimuladamente. Pareció olvidar dónde estaban, porque se inclinó hacia ella como lo haría de haber estado a solas en la sala de tiro. Alice le puso una mano en el pecho para detenerlo.

—Vale, Rhett, estás borracho, como ya has dicho.

—Da igual —se?aló a su alrededor—. Todo el mundo lo está.

—Yo no.

—Todo el mundo menos tú, entonces.

Rhett volvió a repiquetear con los dedos en la barra, solo que esta vez junto a su cadera, y Alice casi pudo sentir que la vibración llegaba a todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo. Tragó saliva con dificultad cuando él sonrió y se inclinó aún más hacia ella.

—Quiero bailar una lenta contigo.

—?E-eh...?

—?Ves lo que hacen los demás?

Alice los miró como pudo, porque él estaba tan cerca que le bloqueaba casi todo el campo visual. Pero vio que las parejas estaban pegadas, bailando abrazadas.

?Rhett quería hacer eso con ella? Ojalá, pero...

—Max se va a enfadar —le dijo en voz baja, nerviosa.

—Max me importa una mierda.

—Eso solo lo dices porque estás borracho. Pero ma?ana...

Se interrumpió a sí misma cuando, de la nada, él le sujetó la cabeza con una mano y le plantó un beso corto, brusco y, a la vez, increíblemente intenso en la boca.

?La había besado! ?En público!

??Se había vuelto completamente loco?!

Rhett se separó con media sonrisa. Alice notó que su cara enrojecía para palidecer segundos después. Absolutamente todos los miraban con la boca abierta.

Buf, eso iba a tener consec...

—?Ya te he convencido? —preguntó él.

—?Rhett, nos están mirando!

—No, solo te miran a ti. ?Has visto cómo vas vestida? No puedo culparlos. A mí solo me miran cuando me pongo a gritarles, aunque no voy a negar que me gusta.

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