La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(80)
—???????
19
Faith casi se quedó sin respiración. Con sumo cuidado, estrechó el ya reducido alcance de pensamiento.
—Me llamo Faith. ?Tú cómo te llamas?
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Parecía que no entendía la palabra hablada, pero había reaccionado a las emociones. Mordiéndose el labio en el mundo físico, inspiró hondo y lanzó una imagen suya, con su cabello rojo oscuro, su estatura inferior a la media y sus ojos de cardinal. No era nada extraordinario, pero era única, como también lo era la MentalNet. ?Entendería el mensaje?
Se hizo un prolongado silencio y Faith creyó que la había perdido, pero entonces una avalancha de imágenes la golpeó, una furia infinita que amenazó con aplastar su mente. Se quedó estupefacta con la sobrecarga en el plan psíquico y en el físico, agarrándose la cabeza que amenazaba con estallarle.
—?Para!
Imágenes de destrucción, sensaciones de dolor.
De pronto cesaron. Luego otro roce seguido de silencio.
—Despacio —le dijo, acompa?ando el pensamiento de su perdón, de felicidad por el contacto, de imágenes que expresaban la necesidad de que no fuera tan rápido.
Otro silencio, como si estuviera pensando o se hubiera asustado. Deseando tranquilizarla, revivió uno de sus recuerdos más preciados: la forma en que Vaughn le había acariciado el cabello cuando habló de Marine. Intentó imprimir la insoportable ternura de aquella caricia en el siguiente pensamiento que lanzó.
Le respondió un aluvión más pausado de imágenes. Veloz incluso para un psi, pero soportable. Era evidente que la MentalNet pensaba mucho más rápido que ella, calculaba mucho más deprisa, con mayor facilidad, pero también estaba claro que era muy joven. Necesitaba que la guiaran y, más que eso, necesitaba cuidados.
Entendiendo su deseo como quizá solo un psi-c cardinal podía hacerlo, dejó que ella le mostrase lo que quisiera, lo que le preocupaba. Los secretos de un ni?o.
No eran imágenes per se, sino más bien retazos inconexos de pensamientos. Retazos de lo que la MentalNet sabía, instantáneas de lo que había sido, matices enigmáticos. La estaba poniendo a prueba. Faith no podía culparla por su desconfianza, si en efecto el Consejo había intentado encadenarla. Darse cuenta de aquello acabó con las últimas y frágiles esperanzas sobre los líderes de su gente, porque tras escasos segundos de contacto comprendió que la MentalNet era un ser verdaderamente sensible. Y, como tal, se le debería haber concedido el respeto y la libertad para desarrollarse sin interferencias ni manipulaciones. Pero, claro, el Consejo no concedía nada de eso ni siquiera a su propia gente.
Quería preguntarle a la MentalNet por qué había elegido hablar con ella, pero no se le ocurría ninguna imagen que pudiera expresar la cuestión. Finalmente le envió una de ella conversando con alguien, pero su compa?ero era un borrón. La respuesta le llegó con velocidad de vértigo y vio que la MentalNet se veía a sí misma como… la PsiNet cobrando forma. Había imitado la imagen que Faith le había enviado de ella misma, solo que coloreada como una noche estrellada. Tuvo la impresión de que a pesar de la forma femenina, no tenía sexo. Pero era hermosa e intentó decírselo.
En respuesta, ella le envió un segundo autorretrato, pero este era inquietantemente diferente. No había una, sino dos mujeres, la una junto a la otra. La segunda, sin estrellas, era de un negro tan absoluto que parecían sombras dentro de otras sombras. Faith intentaba aún comprender la imagen cuando la MentalNet le envió una instantánea de estrellas negras que se dirigían directamente hacia ella.
Faith no se paró a pensar. Se desplazó a otro remoto punto de anclaje actuando por instinto, y este le gritaba que aquellas estrellas negras no eran algo amistoso. O bien Kaleb había contratado a otros para que le hicieran el trabajo sucio o bien el Consejo había descubierto que la MentalNet estaba en contacto con un individuo no autorizado. Faith habría apostado más por lo último; a Krychek no se le conocía por lanzar ataques frontales.
—??????
La MentalNet la había encontrado de nuevo. Al ver que Faith guardaba silencio, le mandó imágenes de las estrellas negras perdiéndose en la estela de un falso rastro que ella había dejado en solo unos segundos. Porque ella estaba en todas partes.
El alivio que sintió fue como una fresca brisa. Faith le envió un ramo de flores en agradecimiento y, como la ni?a a la que le recordaba, la MentalNet multiplicó las imágenes por cien y se las devolvió. Tenía ganas de reír, de modo que le envió copias de los sentimientos que Vaughn le inspiraba cuando bromeaba. Ella le contestó mostrándole un camino seguro a casa, que eludiría a los buscadores y no dispararía ninguna alarma.
Sus conclusiones sobre la MentalNet cambiaron de nuevo… aunque pudiera ser infantil en algunos aspectos, también era una inteligencia infinita e intemporal en otros. Mandándole una rosa para darle las gracias, emprendió el camino de regreso a través de los enlaces cuyas marcas ella le había dado.
Nalini Singh's Books
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