La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(58)


—?Qué sientes durante esas visiones? —preguntó Sascha, sin obligarla a enfrentarse al problema tal y como habría hecho Vaughn—. Estamos las dos solas.

—Y un gato con un muy buen oído.

Faith no podía verle, pero sabía que estaba merodeando ahí fuera, protegiéndolas.

—Dos en realidad —la corrigió Sascha—. Supongo que se debe a que Lucas es demasiado protector, aunque no me extra?aría que los centinelas lo hiciesen por propia iniciativa. —Su carcajada denotaba diversión y exasperación a partes iguales.

—?Dos? —Podía soportar que Vaughn escuchara su confesión, porque a pesar de lo que le había dicho en el coche, confiaba en él. Pero ?otro felino?

—No te preocupes. Vaughn jamás permitiría que estuviese tan cerca como para poder oír lo que digas.

El tono de Sascha hizo que se quedase paralizada.

—?Qué?

Sascha sonrió.

—Nada. Bueno, ?qué es lo que sientes?

—Rabia, dolor, maldad, furia, sed de sangre. —No tuvo valor para incluir en la lista el enfermizo placer que sintió con la sádica sexualidad de aquella mente invasora. Porque durante las visiones, Faith era él y el placer era el suyo propio.

Le daban ganas de vomitar, de arrancarse su propia mente. No era extra?o que los psi-c hubieran tomado el camino fácil de los cobardes y sucumbido al mercantilismo del Silencio, mucho más inofensivo.

—El peor modo posible de romper el Silencio. —El rostro de la cardinal renegada se suavizó—. Creo que las emociones son la clave de por qué tus escudos están fallando. En el pasado, probablemente los psi habrían combatido el fuego con el fuego, levantando barreras alimentadas por la intensidad de su horror ante esos actos.

Faith se sobresaltó por el recuerdo de los comentarios que Vaughn había hecho previamente.

—Continúa.

—No son más que especulaciones por mi parte, pero sé que mis escudos se agrietaron porque estaba aplastando las emociones cuando precisamente las emociones eran mi fuerza.

Faith no preguntó nada acerca del don de Sascha, pues estaba conectada a la Red. El clan psi la vigilaba. Y, por si fuera poco, ahora el Consejo le estaba prestando una cantidad poco habitual de atención.

—Pero mis habilidades no se basan en las emociones.

—Creo que te equivocas. Si las emociones no fueran el centro de la clarividencia, los psi-c jamás habrían visto las cosas que anta?o veían, nunca habrían visto muertes y desastres. Veían esas cosas porque eran personas que se preocupaban por los demás, que estaban destinados a intentar frenar el mal.

Faith no conseguía imaginar cuánta fortaleza debía de exigir ser un clarividente en los tiempos anteriores al Silencio, cuánta se necesitaba para ver muerte, dolor e incesantes imágenes de hechos que iban a suceder.

—Estás diciendo que es posible que el Silencio dejara desprotegida esa parte de mi mente que tiene la capacidad de ver la oscuridad, su centro emocional. Tan solo aceptar la existencia de dicho centro iría en contra del condicionamiento. Siguiendo esa lógica, no puedo proteger algo que no existe. —Y eso la dejaba totalmente expuesta al malévolo poder de un asesino que necesitaba tener un público.

—Exactamente. —Los ojos de Sascha centellearon y Faith casi imaginó que veía colores. Era imposible—. Creo que por eso Vaughn puede liberarte de ellas… su contacto despierta ese centro emocional sepultado.

A Faith se le encogió el estómago al escuchar el nombre del felino que, de algún modo, se había convertido en parte fundamental de su vida.

—Aunque estuvieses en lo cierto, y encontrase esa zona de mi cerebro e hiciera que los escudos funcionasen de nuevo, eso no detendría las visiones, solo haría que fuese más fácil que se produjeran, ?correcto?

—Faith —Sascha exhaló un suspiro— si continúas intentando reprimir tu don como has hecho durante veinticuatro a?os, te destruirás a ti misma.

?Y te volverás loca?, concluyó Faith en silencio, apretando los pu?os bajo los muslos.

—Si acepto esas visiones, será igual que aceptar las emociones, y no seré capaz de ocultar algo así por mucho tiempo. Me vigilan estrechamente. El resultado final será el mismo: la reclusión en una institución mental. —Otra trampa sin salida.

—Siempre tienes elección. La cuestión es: ?estás dispuesta a considerarla?

??O eres una cobarde que se oculta detrás del cómodo escudo del Silencio??

Sascha jamás pronunciaría aquellas palabras, pero Vaughn lo haría sin dudar. él no era dulce como la cardinal que tenía sentada a su lado. Era un depredador e iba directo a la yugular.

Faith contempló el bosque tratando de encontrarle hasta que apareció de repente ante ella, con su pelaje dorado y negro; un jaguar moviéndose en círculo a su alrededor, protegiéndola y, quizá, enjaulándola. Debería intentar huir, intentar escapar, pero no tenía adónde ir.

No cuando la verdadera amenaza estaba dentro de su propia mente.

Vaughn peinó su sector de nuevo y confirmó que el segundo centinela, Dorian, se mantenía en la frontera exterior. Solo Vaughn tenía derecho a acercarse tanto a Faith. El solo hecho de que Dorian estuviera en la misma área de bosque le hacía desear reaccionar con brutal violencia. El jaguar comprendió de pronto la magnitud del sentido de posesión que dominaba a los machos del clan de los DarkRiver durante la danza de apareamiento, comprendió por qué algunos se volvían realmente feroces.

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