La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(84)



La mano sobre su trasero bajó hacia el interior de los muslos y presionó suavemente hasta que ella separó más las piernas. Sascha escuchó un rugido a su espalda y su cuerpo, expectante, se tensó por entero.

—Tu aroma es como una droga para mis sentidos. —Su voz había enronquecido hasta el punto de que apenas lograba comprenderle.

Con otro murmullo apenas inteligible, Lucas le puso la mano en la cadera sin apartar la otra de su vientre y la saboreó. Un grito se desgarró de la garganta de Sascha al sentir el primer contacto de su lengua y notó cómo le temblaba todo el cuerpo. Y solo era el principio…

Lucas la lamió pausada y minuciosamente, como un gato con un tazón de leche, empe?ado en saborear hasta la última gota. El cuerpo de Sascha se convirtió en fuego líquido y aquellas sensaciones apenas le dejaban respirar. Tenía el rostro encendido, pero ese rubor nada tenía que ver con la vergüenza.

él desplazó la mano de la cadera hasta el interior del muslo una vez más. Sascha dejó que le abriera aún más los muslos, que utilizara los dedos para separarle los pliegues a fin de poder saborearla en profundidad, que la degustara hasta que vio una miríada de estrellas. Simplemente… le dejó hacer. Lucas se aprovechó cuanto pudo y Sascha aprendió lo que era ser amada por una pantera alfa que creía que ella le pertenecía.

No había el menor resquicio de indecisión en aquel beso íntimo. Cada roce gritaba posesión. Aquellos dedos sobre su muslo, cálidos y fuertes, la sujetaban con firmeza mientras él la arrebataba con la boca con un ardor y una ternura contra los que no tenía modo de protegerse.

Sascha estaba prácticamente loca de necesidad cuando él le mordisqueó el trasero con los dientes.

—Lo siento, gatita. Voy demasiado rápido, pero es que deseo estar dentro de ti.

?Rápido? ?Creía que iba rápido? ?Cómo definía Lucas la lentitud?

?Te necesito?, le habló del modo más privado, sin pensar siquiera en lo fácil que eso le resultaba.

Notó que Lucas se erguía detrás de ella, con el cuerpo en tensión a causa de la expectación. Un suave gemido escapó de sus labios cuando comenzó a penetrarla. Lucas parecía estar invadiendo no solo su cuerpo… sino que se estaba introduciendo en lo más profundo de su mente. Y Sascha le deseaba más adentro.

Lucas avanzó de golpe en respuesta a su silencioso apremio. Una aguda punzada de dolor ti?ó el placer que Sascha sentía.

—?Qu-qué? ?Lucas?

—Chis. Nunca más. —Trazó un sendero de besos a lo largo de su columna distrayéndola con sensaciones—. Te siento y es maravilloso, cielo. Estás muy caliente y estrecha. Una vez no será suficiente.

Los eróticos susurros hicieron que a ella se le erizara la piel. Al mismo tiempo, Lucas le presionó el abdomen y Sascha se irguió para apretarse contra su torso mientras él continuaba enterrado profundamente en su interior. Sintió el latido de su corazón dentro de ella y era exquisito, como un beso carnal distinto a cualquier otro.

Siguiendo instintos tan antiquísimos que no tenían nombre, Sascha movió lentamente las caderas en círculo. Lucas apretó el brazo contra su estómago envolviéndola en puro músculo. El calor de su pecho era casi fuego, parecía que la temperatura de aquel cuerpo era mucho más alta que la del suyo. Una mano masculina se apoderó de su pecho y los dedos le pellizcaron suavemente el pezón. Sascha se movió de nuevo al tiempo que un gemido escapaba de su boca.

Lucas abandonó aquel seno para aferrarle la cadera.

—Deja de hacer eso.

<>Sascha repitió el movimiento… Y entonces sintió cómo la pantera que moraba en Lucas tomaba el control. Prácticamente salió de su interior antes de hundirse con fuerza en ella. Su cuerpo comenzó a temblar, e incapaz de mantenerse inmóvil, empujó hacia él.

Lucas apretó los dientes contra la curva de su cuello impidiéndole que se moviera mientras hacía que ambos emprendieran el camino hacia el abismo. La sujetó de forma dolorosa, tan posesiva que se sintió propiedad de Lucas en cuerpo y alma.

Aquello era un recordatorio de que su amante no era humano, no era psi, no era alguien a quien se pudiera controlar.

Sascha le adoraba tal y como era.

él bajó la mano hacia los rizos entre sus piernas en busca de la palpitante protuberancia que pedía a gritos ser acariciada. Lucas sabía bien cómo frotar, cómo atormentarla. Un grito se desgarró desde lo más profundo de su alma y llevó los brazos hacia atrás para deslizar las u?as por sus bíceps.

Con un rugido, Lucas le soltó el cuello y comenzó a moverse con tanta fuerza y rapidez que a Sascha le fue imposible seguirle el ritmo. En vez de eso, se dejó llevar, aceptando su ansia, su necesidad, su reclamo, mientras su cuerpo se fragmentaba en un millón de pedazos, y fulgurantes chispas de atávicos colores titilaban ante sus ojos.

Para sorpresa suya, Lucas se retiró de su cuerpo, pero antes de que pudiera quejarse, hizo que se diera la vuelta entre sus brazos y la sentó encima de él con las piernas rodeándole las caderas. Un segundo después Lucas estaba enterrado tan profundamente en ella que Sascha apenas era capaz de respirar.

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