Espejismos(70)
Aunque me sentí como una idiota en el mismo instante en que Ava hizo aparecer el ordenador portátil (?por qué no se me ocurrió a mí?), la verdad es que obtuvimos respuestas bastante deprisa.
Por desgracia, no eran las buenas noticias que esperaba.
De hecho, eran cualquier cosa menos eso.
Justo cuando todo parecía encajar, cuando parecía cosa del destino… todo se vino abajo en el momento en que descubrí que la luna azul, esa rarísima luna llena que solo aparece en una ocasión en períodos que comprenden de tres a cinco a?os y que resulta que también es mi única ventana para el viaje en el tiempo, hace su aparición… ma?ana.
—Todavía no puedo creerlo —digo al salir del coche mientras Ava echa monedas al parquímetro. Tiene un montón de monedas de veinticinco centavos apiladas en la palma de la mano—. Creí que no era más que un tipo de luna llena; no sabía que existiera esa diferencia, ni que ocurriera tan pocas veces. ?Qué se supone que voy a hacer?
Ella cierra el monedero y me mira.
—Bueno, a mi modo de ver, tienes tres opciones.
Aprieto los labios, sin saber si quiero escucharlas o no.
—Puedes quedarte sentada sin hacer nada mientras todo lo que te importa y quieres se viene abajo; puedes elegir una cosa y abandonar todas las demás, o puedes decirme qué está ocurriendo aquí exactamente para ver si puedo ayudarte.
Respiro hondo y la miro. Está de pie delante de mí, ataviada con su atuendo habitual: vaqueros desgastados, anillos de plata, una túnica blanca de algodón y chanclas de cuero marrón. Siempre ahí, siempre disponible, siempre dispuesta a ayudarme, incluso cuando ni siquiera sé que necesito ayuda.
Incluso cuando me mostraba desde?osa con ella (y, para ser sincera, bastante mezquina también), Ava estaba ahí, esperando a que cambiara de opinión. Nunca me ha echado en cara mi mal comportamiento, nunca me ha dado la espalda ni me ha evitado como yo hice con ella. Ha estado a mi lado todo este tiempo, a la espera de convertirse en una especie de hermana mayor con poderes psíquicos. Y ahora es la única a quien puedo acudir… la única con la que puedo contar… La única que ha estado cerca de conocer mi auténtico ?yo?… y mis mayores secretos.
Y, a la luz de todo lo que acabo de descubrir, no me queda más remedio que contárselo. No hay forma de que pueda seguir adelante sola, como me habría gustado.
—Vale. —Asiento con la cabeza para convencerme a mí misma de que no solo es lo más correcto, sino lo único que puedo hacer—. Esto es lo que necesito que hagas.
Y, mientras caminamos calle abajo, le digo lo que vi en el cristal ese día. Le cuento todo lo que puedo, aunque sin mencionar nunca la palabra ?yo? para cumplir la promesa que le hice a Damen de no divulgar jamás nuestra inmortalidad. Le explico a Ava que Damen necesitará el antídoto para curarse y su ?bebida energética especial? para recuperar las fuerzas. Le confieso que me enfrento a dos opciones: quedarme con el amor de mi vida o salvar cuatro vidas que jamás debieron sesgarse.
Así que, cuando llegamos a la parte exterior de la tienda en la que trabaja, la tienda frente a la que he pasado delante muchas veces y en la que nunca he entrado, ella me mira y abre la boca como si fuera a decir algo, pero luego la cierra. Repite la misma acción unas cuantas veces, hasta que al final consigue murmurar:
—Pero… ?es ma?ana! ?Puedes marcharte tan pronto, Ever?
Me encojo de hombros y siento una opresión en el estómago al oírlo de viva voz. Pero, como sé que no puedo permitirme esperar como mínimo tres a?os más, asiento con más certeza de la que siento. La miro a los ojos y le digo:
—Y esa es justo la razón por la que necesito tu ayuda con el antídoto, y luego para encontrar una forma de dárselo junto con el elix… —Hago una pausa con la esperanza de no haber despertado sus sospechas e intento corregirme— con esa bebida energética roja para que se ponga mejor. Ahora sabes cómo entrar en su casa, así que creo que podrías encontrar la manera de, no sé, adulterar su bebida o algo así —le digo. Sé que es el peor plan del mundo, pero estoy decidida a que funcione—. Y cuando esté mejor… cuando el antiguo Damen haya vuelto… puedes explicarle todo y darle… la bebida roja.
Ava me mira con una expresión tan compleja que no sé muy bien cómo interpretarla, de manera que continúo.
—Sé que parece que mi elección va en su contra, pero no es así. De verdad que no. De hecho, hay muchas posibilidades de que nada de esto sea necesario. Hay muchas posibilidades de que cuando yo vuelva a ser la que era, todo lo demás vuelva a serlo también.
—?Eso es lo que viste? —pregunta ella con voz amablemente suave.
Niego con la cabeza.
—No, solo es una teoría, aunque me parece bastante lógica. No puedo imaginarlo de otra manera. Así que todas las cosas que te he contado no son en realidad más que una precaución, porque no será necesario que hagas nada. No recordarás esta conversación, puesto que será como si nunca hubiera ocurrido. De hecho, ni siquiera recordarás haberme conocido. Pero, por si acaso me equivoco (aunque creo que no), necesito tener un plan… solo por si acaso, ya sabes —murmuro, preguntándome a quién trato de convencer, si a ella o a mí.