Espejismos(46)



Me doy la vuelta esperando que me eche la bronca por mi persistente negatividad, por ese pesimismo rampante que se desvanece durante un tiempo pero que nunca desaparece del todo… y descubro que Ava ya no está.

La mujer está completa, inconfundible e irremisiblemente… ?ausente!

—?Ava! —grito mientras me giro a uno y otro lado. Entorno los ojos para intentar ver algo más allá del brillo de la niebla, ese resplandor eterno que no emana de ningún lugar específico y que sin embargo parece impregnarlo todo en este lugar—. Ava, ?dónde estás? —exclamo mientras corro por esa larga calle desierta.

Me detengo para mirar por las ventanas y las puertas, y me pregunto por qué hay tantas tiendas, restaurantes, galerías de arte y salas de exposiciones si no hay nadie que pueda utilizarlas.

—No la encontrarás.

Me giro y veo a una ni?a peque?a de pelo oscuro detrás de mí. Su cabello liso le llega a los hombros, y sus ojos, casi negros, están enmarcados por un flequillo tan recto que parece cortado con una navaja.

—La gente se pierde aquí. Ocurre todo el tiempo.

—?Quién…? ?Quién eres tú? —pregunto. Me fijo en que lleva una blusa blanca recién planchada, una falda de tablas, una chaqueta de punto azul y calcetines hasta las rodillas… la ropa típica de una alumna de una escuela privada. Pero sé que no es una alumna normal y corriente… no, si está aquí.

—Soy Romy —dice sin mover los labios. La voz que he escuchado viene de detrás de mí.

Me giro y veo a la misma chica, que se echa a reír y dice:

—Y ella es Rayne.

Vuelvo a girarme y veo que Rayne sigue detrás de mí, y que Romy camina para reunirse con ella. Hay dos chicas idénticas delante de mí y todo en ellas (su cabello, sus ropas, sus rostros, sus ojos…) es exactamente igual.

Salvo los calcetines. Romy los lleva caídos, mientras que Rayne los lleva subidos hasta las rodillas.

—Bienvenida a Summerland. —Romy sonríe mientras Rayne me recorre con la mirada con expresión suspicaz—. Sentimos lo de tu amiga. —Le da un codazo a su gemela y, al ver que esta no responde, a?ade—: Y Rayne también lo siente. Lo que pasa es que no quiere admitirlo.

—?Sabéis dónde puedo encontrarla? —digo, preguntándome de dónde pueden haber salido.

Romy se encoge de hombros.

—Ella no quiere que la encuentren. Así que te hemos encontrado a ti.

—?De qué estás hablando? ?De dónde habéis salido? —pregunto. Nunca he visto a nadie en mis anteriores visitas.

—Eso es porque no querías ver a nadie —dice Romy en respuesta al pensamiento que me ronda por la cabeza—. No lo has querido hasta ahora.

La miro con expresión incrédula. La cabeza empieza a darme vueltas al comprender que esa ni?a puede leerme los pensamientos…

—Los pensamientos son energía. —Hace un gesto despreocupado con los hombros—. Y Summerland no es otra cosa que energía magnificada, intensa y dinámica. Tan intensa que puedes leerla.

Y, en el momento en que lo dice, recuerdo que cuando vine aquí con Damen podíamos comunicarnos telepáticamente. Sin embargo, en aquel momento creía que era cosa de nosotros dos.

—Pero, si eso es cierto, ?por qué no podía leer la mente de Ava? ?Y cómo es posible que haya desaparecido así?

Rayne pone los ojos en blanco mientras Romy se inclina hacia delante. A pesar de que parece mucho más joven que yo, su voz es suave y grave, como si le estuviese hablando a un ni?o peque?o:

—Porque tienes que desear algo para que pueda hacerse realidad. Luego, al ver la expresión atónita de mi rostro, explica—: Dentro de Summerland todo es posible. Todo. Pero debes desearlo primero para que se haga realidad. De otra manera, se queda solo en una posibilidad (una de muchas posibilidades) sin manifestar e incompleta.

La miro mientras intento encontrar sentido a sus palabras.

—El motivo por el que no viste a nadie aquí antes es que no querías hacerlo. Pero ahora mira a tu alrededor y dime lo que ves.

Y, cuando lo hago, veo que tiene razón. Las tiendas y los restaurantes están llenos de gente, están preparando una nueva exposición en la galería de arte y una multitud se agolpa en la escalera de entrada al museo. Y, cuando me concentro en su energía y sus pensamientos, me doy cuenta de lo heterogéneo que es este lugar, en el que todas las nacionalidades y religiones están representadas y coexisten en paz.

?Madre mía…? pienso mientras paseo la mirada por todas partes, intentando fijarme en todo.

Romy asiente.

—Así que en el momento en que deseaste encontrar el camino hasta los templos, nosotras aparecimos para ayudarte. Y Ava desapareció.

—Entonces, ?he sido yo quien la ha hecho desaparecer? —pregunto. Creo que empiezo a comprender cómo funcionan las cosas aquí.

Romy se echa a reír; Rayne sacude la cabeza, pone los ojos en blanco y me mira como si fuera la persona más dura de entendederas que hubiese conocido en su vida.

—Pues no.

—?Toda esta gente…? —Se?alo a la multitud—. ?Todos están… muertos? —le hago la pregunta a Romy, ya que me he dado por vencida con Rayne.

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