Espejismos(43)



Ella niega con la cabeza.

—Llevo a?os intentando acceder. Y, aunque he estado muy cerca en varias ocasiones, jamás he conseguido atravesar el portal. Pero puede que, si combinamos nuestra energía, si aunamos nuestras fuentes por decirlo de alguna manera, consigamos pasar.

—Es imposible —le aseguro, recordando la última vez que intenté acceder de esa manera. Y, aunque Damen ya había empezado a mostrar signos de malestar, tenía más poder que Ava en su mejor día—. No es tan sencillo. Aunque juntáramos nuestra energía, nos resultaría mucho más difícil de lo que crees.

Sin embargo, ella sacude la cabeza y sonríe antes de levantarse de la silla.

—Nunca lo sabremos si no lo intentamos, ?verdad?





Capítulo veintitrés


La sigo hasta que llegamos a un pasillo corto. Mis chanclas golpetean contra una alfombra roja trenzada mientras pienso: ?Esto nunca funcionará?.

Si no logré acceder al portal con Damen, ?cómo voy a poder hacerlo con Ava? Porque, aunque parece una mujer con bastantes dotes psíquicas, la mayoría de sus habilidades solo sirven para las fiestas en las que se predice el futuro con cartas sobre una mesa plegable y se embellece con la esperanza de obtener una buena propina.

—Nunca funcionará si no crees en ello —me dice justo cuando se detiene frente a una puerta de color a?il—. Tienes que tener fe en el proceso. Y, además, antes de entrar debes dejar libre tu mente de cualquier tipo de negatividad. Necesitas deshacerte de todos los pensamientos tristes, o de cualquier otra cosa que pueda deprimirte y llevarte a las palabras ?No puedo?.

Respiro hondo y contemplo la puerta mientras lucho contra el impulso de poner los ojos en blanco. No puedo evitar pensar: ?Genial. Debería habérmelo imaginado?. Este es el tipo de supercherías que te ves obligada a tolerar cuando tratas con Ava.

Pero lo único que digo es:

—No te preocupes por mí, estoy bien. —Asiento con la esperanza de parecer convincente, ya que quiero evitar su sistema de meditación en veinte pasos o cualquier otro rollo místico que pueda tener en mente.

No obstante, Ava permanece inmóvil, con las manos en las caderas y los ojos clavados en los míos. Se niega a dejarme entrar hasta que acceda a aligerar mi carga emocional.

Así pues, cuando me pide que cierre los ojos, lo hago.

Solo para acelerar los acontecimientos.

—Ahora, quiero que imagines que unas largas raíces emergen de las plantas de tus pies y se introducen profundamente en la tierra, que penetran en el suelo y se extienden sin cesar. Siente cómo profundizan más y más hondo, hasta que alcanzan el núcleo de la tierra y no pueden ir más allá. ?Lo tienes?

Asiento mientras imagino lo que me cuenta, pero solo para que podamos ir al grano, no por que crea en ello.

—Ahora respira hondo; respira hondo unas cuantas veces y deja que tu cuerpo se relaje. Siente cómo se relajan tus músculos y la tensión se desvanece. Permite que cualquier emoción o pensamiento negativo desaparezca. Destiérralos de tu campo de energía y mándalos a paseo. ?Puedes hacer eso?

Claro, lo que sea, pienso. Hago lo que me pide y me sorprendo bastante al descubrir que mis músculos empiezan a relajarse. Y, cuando digo que se relajan, me refiero a que se relajan de verdad. Como si descansara después de una larga batalla.

Supongo que no era consciente de lo tensa que estaba ni de cuánta negatividad arrastraba hasta que Ava me pidió que me liberara de ellas. Y, aunque estoy dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de entrar en esa habitación y acercarme un poco más a Summerland, debo admitir que parte de este rollo abracadabra funciona de verdad.

—Ahora concentra toda tu atención en la parte superior de la cabeza, en la coronilla. Imagina que un rayo sólido de luz blanca y dorada penetra por ese lugar y baja por tu cuello, el torso y las piernas hasta llegar a los pies. Siente cómo esa luz cálida y maravillosa sana cada parte de ti, cómo ba?a cada una de tus células tanto por dentro como por fuera. Todo rastro de tristeza y rabia se transforma en una energía llena de amor gracias a esta poderosa fuerza sanadora. Siente cómo esa luz inunda tu interior como un rayo constante de luminosidad, amor y absolución, un rayo sin principio ni fin. Y, cuando empieces a notarte más ligera, cuando empieces a sentirte limpia y purificada, abre los ojos y mírame. Pero solo cuando estés lista.

Hago lo que me dice, sigo todo el ritual de la luz blanca, decidida a participar y a fingir al menos que me tomo todos los pasos con seriedad, ya que parece importante para Ava. Y, cuando imagino un rayo dorado que atraviesa mi cuerpo, ba?a mis células y todo ese rollo, intento también calcular durante cuánto tiempo debo mantener los ojos cerrados para que no parezca que finjo.

Sin embargo, sucede algo extra?o. Me siento más ligera, más feliz, más fuerte y, a pesar del estado de desesperación en el que he llegado a su casa, satisfecha.

Y cuando abro los ojos, veo que ella me sonríe y que todo su cuerpo está rodeado del aura de color violeta más hermosa que he visto jamás.

Abre la puerta y la sigo al interior. No puedo evitar parpadear y entornar los ojos mientras me acostumbro a las paredes de color púrpura de esa peque?a estancia casi sin amueblar que, a juzgar por su aspecto, parece servir de santuario.

Alyson Noel's Books