Espejismos(45)



—No pasa nada. De verdad. Sabía que era demasiado bueno para ser verdad, pero quería verlo de nuevo, disfrutar de este momento… —Se encoge de hombros—. Bueno, no me arrepiento en absoluto, aunque no fuera real. Así que tú tampoco te arrepientas, ?vale? —Me coge la mano y me la aprieta con fuerza—. Lo he echado muchísimo de menos y volver a verlo, aunque fuera unos segundos, ha sido un extra?o y precioso regalo. Un regalo que he recibido gracias a ti.

Asiento y trago saliva con la esperanza de que hable en serio. Y, aunque podríamos pasar las próximas horas manifestando todo aquello que nuestro corazón desee, lo cierto es que mi corazón solo desea una cosa. Además, después de presenciar el encuentro de Ava con su adorada mascota, me da la impresión de que el placer que proporcionan las cosas materiales no merece la pena.

—Así que esto es Summerland… —me dice mientras mira a su alrededor.

—Así es. —Asiento con la cabeza—. Pero lo único que he visto ha sido este prado, ese arroyo y unas cuantas cosas más que no existían hasta que yo las hice aparecer. ?Ves ese puente de allí a lo lejos, donde se asienta la niebla?

Se da la vuelta y hace un gesto afirmativo al verlo.

—No te acerques allí. Conduce al otro lado. Ese es el puente del que te habló Riley, el que cruzó cuando la convencí de que lo hiciera… después de un poco de persuasión por tu parte.

Ava lo observa atentamente con los ojos entornados.

—Me pregunto qué ocurriría si alguien intentara atravesarlo… —dice—. Ya sabes, sin estar muerto, sin ese tipo de invitación…

Hago un gesto de indiferencia con los hombros, ya que no siento la menor curiosidad por descubrirlo.

—Yo no te lo recomendaría —replico cuando veo la expresión de su mirada y me doy cuenta de que está sopesando sus opciones, preguntándose si debería intentar cruzarlo aunque solo sea para satisfacer su curiosidad—. Es posible que no regreses —a?ado en un intento por recalcar la seriedad del asunto, ya que ella no parece verla. Aunque supongo que Summerland tiene ese efecto: es un lugar tan hermoso y mágico que te incita a correr riesgos que por lo general no correrías.

Me mira, no del todo convencida; está impaciente por marcharse de aquí y ver más cosas. Así que enlaza su brazo con el mío y me dice:

—?Por dónde empezamos?

Puesto que ninguna de las dos tiene la menor idea de por dónde empezar… nos limitamos a caminar. Paseamos por el prado de flores danzantes y nos abrimos camino a través del bosque de árboles palpitantes; atravesamos el arroyo irisado lleno de todo tipo de peces y encontramos un sendero que, después de muchas curvas y recodos, nos conduce hasta un largo camino desierto.

Sin embargo, no se trata de un camino de baldosas amarillas ni pavimentado con oro. No es más que una calle normal con asfalto normal, como las que se ven en la ciudad.

Aunque tengo que admitir que es mejor que las calles de mi ciudad, porque esta está limpia y prístina, sin baches ni marcas de frenazos; de hecho, todo parece tan nuevo y resplandeciente que cualquiera diría que nunca ha sido usado, cuando lo cierto es, al menos según Ava, que Summerland es más antiguo que el propio tiempo.

—?Qué es lo que sabes exactamente sobre esos templos, sobre los Grandes Templos del Conocimiento como los llamaste? —pregunto mientras alzo la vista para contemplar un impresionante edificio de mármol blanco con todo tipo de ángeles y criaturas místicas grabadas en sus columnas. Me pregunto si podría ser el lugar que buscamos. Parece lujoso aunque formal, soberbio sin llegar a ser formidable, tal y como me imaginaba que sería un templo del conocimiento.

Ava se encoge de hombros, como si ya no le interesara lo más mínimo. Lo cual no me hace ninguna gracia.

Parecía muy segura de que la respuesta se encontraba allí; insistió muchísimo en que uniéramos nuestra energía y viajáramos juntas, y sin embargo, ahora que lo hemos hecho, está tan fascinada con el poder de la manifestación instantánea que es incapaz de concentrarse en nada más.

—Solo conocía su existencia —dice mientras extiende las manos por delante y las gira de un lado a otro—. He leído unas cuantas veces sobre ellos en mis estudios.

Y, con todo, ?lo único que pareces estudiar ahora son esos enormes anillos llenos de joyas que has hecho aparecer en tus dedos!, exclamo para mis adentros. No pronuncio las palabras, pero sé que si ella se molestara en mirar, vería el enfado reflejado en mi cara.

Sin embargo, Ava se limita a sonreír mientras hace aparecer un cargamento de pulseras a juego con sus nuevos anillos. Y, cuando comienza a mirarse los pies en busca de unos zapatos nuevos, sé que ha llegado el momento de ponerle fin.

—?Qué debemos hacer cuando lleguemos allí? —pregunto, decidida a mantenerla concentrada en la verdadera razón por la que estamos aquí. Yo he cumplido mi parte, así que lo mínimo que puede hacer ella es cumplir la suya y ayudarme a encontrar el camino—. ?Y qué debemos investigar una vez que lo encontremos? ?Dolores súbitos de cabeza? ?Brotes incontrolables de sudoración? Por cierto, ?crees que nos dejarán entrar?

Alyson Noel's Books