Ciudades de humo (Fuego #1)(42)
Pero decidió no decir nada. Por ahora. Era lo mejor.
—No, ninguna.
—Puedes contarme lo que quieras, cielo —le dijo con una sonrisa conciliadora.
—Gracias, Tina, pero eso era todo lo que quería saber. Gracias por hablar conmigo.
—No me des las gracias. Puedes hacerlo cuando quieras.
Alice dudó un momento antes de ponerse de pie y dirigirse a la puerta.
—Oye, Tina. —Se volvió en el último momento—. En mi zona no podemos tocarnos, no sé si lo sabías. Especialmente entre géneros. Está... mal visto. Rhett me dijo que aquí os tocáis las manos y otras partes. ?A qué se refería?
Tina abrió los ojos como platos, y después apretó los labios.
—Nada importante, querida. —Negó con la cabeza—. Ya me encargaré de hablar con Rhett.
10
El chico que
escuchaba música
Lo observaba por encima del libro que estaba leyendo. Una canción sonaba a través de los auriculares. Ella movió los labios sin emitir sonido alguno, articulando cada palabra de la canción. El libro había dejado de tener sentido. Erik estaba allí sentado, con sus amigos, con la espalda apoyada en un árbol. Parecía tan relajado y guapo cuando sonreía... Suspiró. Ojalá se volviese y la mirase. Tenía unos ojos azules tan bonitos, y una mandíbula tan cuadrada, y una sonrisa encantadora, y el piercing en el labio. Ay, el piercing. Como si ser perfecto por naturaleza no fuera suficiente.
Alicia se mordió el labio inferior y volvió a suspirar. Debería dejar de so?ar. Cerró el libro y se tumbó en la hierba, mirando el cielo. La canción había terminado, pero otra de la misma banda empezó a sonar. Cerró los ojos y se dejó llevar por la música. Eso era todo lo que importaba en ese momento. Le daba igual que Erik no se fijara en ella, y que sus padres le hubieran dicho que se separarían. No importaba nada.
Entonces, una mano le arrebató los auriculares de un tirón. Alicia abrió los ojos, alarmada, y se encontró con la sonrisa burlona de Charlotte justo encima de ella.
—Estabas babeando por Erik —le dijo, riendo a carcajadas con sus amigas—. él nunca se fijará en ti, idiota. Asúmelo. ?Te has mirado en un espejo? Das asco.
—Sí, das asco —apoyó otra chica.
—Eso, eso —a?adió otra.
Esa solía ser la función principal de sus dos amigas, sí.
Alicia bajó la cabeza, humillada, al notar que Erik y sus amigos miraban en su dirección, atraídos por el ruido. Charlotte sonrió aún más.
—Así que te gusta escuchar música, ?eh? —lanzó los auriculares al suelo, los pisó con fuerza, y los destrozó. Alicia abrió la boca y escuchó a Erik reírse con sus amigos, lo que fue todavía más humillante—. Ahora tendrás que pedirle a la pobre de tu madre que te compre unos nuevos mientras prepara el divorcio. No podréis comer en un mes. Lástima.
Todas siguieron a Charlotte cuando se marchó, riéndose.
*
—?Alice, está sonando la campana!
Ella abrió los ojos y se encontró con la cara de un muy adormilado Jake. Se sentía apenada y furiosa a la vez, como si ella misma hubiera vivido el sue?o. Tragó saliva y se incorporó.
Hacía tiempo que le habían dado ropa nueva. Bueno, lo más nuevo que había. Ese día volvía a ser muy caluroso, así que se puso lo más fresco que encontró, que fue una camiseta ancha de un antiguo equipo de lo que Jake había dicho que era ?béisbol?, y unos pantalones cortos negros.
Mientras se cambiaba, revisó su rodilla. Ya solo tenía una peque?a marca en el lateral. Tina era realmente buena en su trabajo. Se ató las botas y siguió a las demás al campo de entrenamiento.
Casi habían llegado a la mitad del camino cuando Alice divisó a Shana, la chica a la que había conocido el día anterior en el hospital, junto con un grupo de avanzados que debían de ser amigos suyos.
Como Alice era una principiante, creyó que Shana la ignoraría, pero se detuvo al verla y se le acercó con una sonrisa. Esta desapareció un poco al ver la cara de tensión de Alice.
—Ahora tienes pelea, ?no? —dedujo.
—Sí. —Puso una mueca.
—Déjame adivinar: crees que perderás.
—Sé que perderé.
—Bien. —Se acercó a ella y le habló en voz baja—. Tira a tu contrincante al suelo y después lánzate a por su cara.
—Eso de tirarla al suelo no será muy sencillo...
—Alice, lo básico en una pelea es: defensa, defensa, ataque.
Dicho esto, le dio la espalda para volver con sus amigos.
Rhett estaba ya paseando por el campo de fútbol con el aspecto irritado de siempre. Alice no pudo evitar fijarse en que llevaba los guantes de cuero sin dedos. Cada día se preguntaba por qué demonios se los ponía, si debía de estar muriéndose de calor.