Ciudades de humo (Fuego #1)(100)



Después de comer, Jake se tumbó sobre la hierba y no tardó en quedarse dormido. Rhett recogió las sobras y Alice sacó su iPod. Cuando el instructor se sentó a su lado, le quitó un auricular —ya era casi una costumbre— y se lo puso él.

—?Otra vez? —le dijo, mirándola.

—Me gusta mucho —sonrió—. ?Es de tu época?

—No —le aseguró divertido—. Tiene unos treinta a?os más que yo.

—Pues sí que es vieja. —Ambos se quedaron escuchando la canción. Al finalizar, Alice exclamó—: ?Hay otra que también me encanta!

—Tengo miedo de preguntar, pero... ?cuál es?

Alice la buscó, contenta, y se la puso a Rhett, que, en cuanto sonó la primera nota, suspiró dramáticamente.

—Pues claro que tenía que ser esta —murmuró—. Es la única que odio de ese iPod.

—?Si es genial!

—La detesto.

—?Rhett!

—Seguiré odiándola por mucho que insistas.

—Tienes suerte de que me gustes tal como eres, porque estás un poco amargado.

—Gracias, Alice.

Ella sonrió y, en un peque?o momento de impulso, se inclinó y le dio un beso en la mejilla, justo debajo de la cicatriz.

—De nada —le dijo alegremente, antes de volver a buscar canciones.

él, a su lado, tardó unos segundos en recomponerse y carraspear.

Un rato más tarde, Rhett dijo que debían ponerse a trabajar. Alice se quedó mirando la caja de munición extra?a que le había dado.

—?Qué es esto?

—Bolas de pintura. Vamos a disparar a personas y preferiría que no mataras a nadie. —Hizo una pausa—. Por ahora.

—Pero... ?duele?

—No demasiado.

—Dentro de ese ?no demasiado? puede haber cien grados distintos de dolor —murmuró Jake medio adormilado aún, desde su sitio de sombra junto a un árbol.

—?No quiero hacer da?o a nadie! —exclamó Alice asustada.

—Por Dios, era broma. —Rhett puso los ojos en blanco—. ?De verdad te crees que dejaría que dispararas a alguien?

—Bueno, tengo que admitir que hay algunas personas que se merecen una bola de pintura en la frente.

—Mírate —sonrió Jake—, y pensar que cuando llegaste no sabías qué era la violencia... Me encanta cómo te has corrompido.

Ella cargó el arma, dubitativa, y apuntó hacia delante solo para probar cómo era. Sin embargo, la mirilla se volvió negra y se dio cuenta de que Rhett la había cubierto con una mano, enarcando una ceja.

Ya había hecho algo mal.

—Veo que ya se te ha olvidado todo lo que hemos aprendido estos meses.

—?Eso no es cierto!

—?Cuál es la primera norma, Alice?

—No quitar el seguro ni poner el dedo en el gatillo hasta estar segura de estar apuntando donde quiero —repitió Alice, imitando su voz.

—Para empezar, yo no hablo así. —Se indignó un poco—. Y, para seguir, hay láminas blancas colocadas en puntos estratégicos que solemos usar para practicar. Deberían estar delante de ti. Y... acabo de decidir que voy a quitarte la estructura.

—?Qué? —Alice frunció el ce?o, algo intimidada—. Pero... nunca he disparado sin ella.

—Precisamente por eso.

—?He tardado un montón en montar esa estructura!

—Sí, ya hablaremos de tu lentitud. Pero otro día.

Alice no pudo evitar ponerle mala cara, pero él la ignoró.

—?Qué harás si en una exploración no te dan tiempo para tirarte al suelo y montarlo? —preguntó y colocó la culata del arma en un punto exacto del hombro de Alice—. Ten cuidado con el retroceso. Y siéntate sobre un tobillo. Eso es. Apoya el codo en la rodilla. Exac... Espera, ponte la correa. Bueno, ahora sí. —Rhett se agachó a su lado—. ?Ves algún objetivo?

Asintió. Había uno no muy lejos de allí, con el dibujo de la silueta de una persona. Tenía manchas de pintura seca en el estómago y en los brazos.

—?Nadie le da nunca a la cabeza? —preguntó, ajustando la mirilla.

—A ese no. A ver si rompes la maldición.

—Dudo que pueda.

—Si tuviera que apostar por alguien, lo haría por ti.

Alice sonrió al colocarse en posición, con el codo en su rodilla y el arma clavada donde Rhett le había indicado. Pesaba mucho, pero no se quejó.

—No debería ser muy difícil —a?adió Rhett—. Es decir, no va a moverse.

—Es la parte positiva de los dibujos —murmuró Alice divertida—. Aunque no creo que la gente se quede tan quieta si los apuntas con un arma.

—Si lo que quieres es disparar a objetivos que se muevan, podemos pedirle a Jake que se ponga a correr por el bosque.

—?De eso nada! —Este dio un respingo.

—Bueno, ya puedes quitarle el seguro. —Rhett volvió a centrarse—. Eso es. Ahora, intenta relajarte. Te veo temblar desde aquí.

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