Ciudades de humo (Fuego #1)(98)
—Perdona, pero yo era un chico guapísimo. Quizá ahora no lo veas por la estúpida cicatriz, pero lo era.
—A mí me gusta la cicatriz.
Siempre que decía esas cosas, a él se le enrojecían las orejas y seguía hablando como si no hubieran dicho nada, visiblemente tenso.
A Alice le parecía maliciosamente divertido, así que lo hacía a menudo.
Muy a menudo.
—Me gustaría ver un retrato tuyo —le aseguró, molestándolo más—. Podríamos colgarlo en el despacho de Max. Seguro que se alegraría un montón.
Rhett le puso mala cara.
—Te habrías llevado de maravilla con mi madre —comentó, negando con la cabeza.
Alice sonrió ampliamente y ambos volvieron a centrarse en la película.
Aparte de Rhett, también había pasado mucho tiempo con Trisha, Jake, Dean y Saud. Especialmente ayudándolos a practicar porque se acercaban las pruebas de nivel y ellos querían superarlas para dejar de ser principiantes. Alice no podía ayudarlos con los combates, pero sí con el circuito y con las armas. De hecho, Dean y Jake, a los que se les daba bastante mal disparar, llegaron incluso a acertar en sus objetivos dos veces seguidas gracias a la ayuda de Alice. Todo un logro.
De vez en cuando, Jake intentaba sacar información a Rhett y Tina sobre las pruebas, que eran un misterio, pero ellos se negaban a decir nada. O, mejor dicho, le insinuaban que, si quería saber algo, le preguntara a Max, que básicamente era lo mismo que quedarse sin respuesta.
En esos ratos que compartían, a veces Jake también le contaba a Alice lo que recordaba de cuando era peque?o. él había nacido después de la Gran Guerra, así que no era tan interesante para la chica, que ya había leído demasiado de guerras humanas. Además, en realidad Jake no recordaba mucho, solo algo de un árbol y su infancia en la ciudad, relato que tampoco era muy cautivador.
Según los padres de su zona, conocer los errores del pasado era crucial para no volver a cometerlos en el futuro, pero Alice no consideraba tan importantes los fallos. Solo hablaban de la parte mala del pasado, nunca de lo bueno que existía antes de la guerra. De cómo eran los humanos en su día a día, de qué hacían para divertirse, de sus profesiones, de sus relaciones... Esa era la parte que más le gustaba a ella.
A menudo, Alice intentaba sacar información a su amigo sobre la gente de la ciudad. Lo logró con algunos alumnos, pero, cuando mencionó a los guardianes, solo consiguió que Jake le recordara que Rhett y Max se llevaban mal, como si no fuera absolutamente obvio.
—?Qué pasó entre ellos?
El chico dio un respingo, negando con la cabeza.
—Yo..., eeeh..., no lo sé.
—Sí lo sabes.
—Sí, pero no te lo diré. Me matarían entre los dos.
Alice suspiró y optó por preguntar por qué Max siempre estaba tan serio.
—Yo creo que es solo apariencia —confesó Jake pensativo—. En realidad es muy bueno. Muchísimo. Me acogió a mí cuando era peque?o, a Rhett cuando lo echaron de su ciudad, y a muchos otros. A ti, por ejemplo. El problema es que necesita que la gente lo respete si quiere seguir al mando.
Alice analizó cada palabra concienzudamente, pero supo que no podía seguir preguntando.
Unos días antes de la exploración con Max, Tina estaba ayudando a Rhett y a Alice a subir todo el material de clase en la parte de atrás de uno de los coches. Max había encargado a Rhett que sacara a la chica de la ciudad para practicar otra vez con el fusil de francotirador.
Y lo mejor ?era que estarían ellos dos solos todo el día!
Alice no entendía por qué eso la entusiasmaba tanto. ?Era normal tener cosquilleos de emoción en el estómago tan solo por la perspectiva de pasar el día con él?
—Deja de sonreír o Tina empezará a preguntar cosas incómodas —murmuró Rhett, colocando una caja en el maletero.
Alice borró su sonrisa al instante, aunque seguía entusiasmada. No sonreír fue muchísimo más fácil cuando Tina se acercó a ellos con una sonrisita y con una propuesta.
—?Por qué no os lleváis a Jake con vosotros? —sugirió.
Alice no estaba molesta porque su amigo fuera a ir con ellos, sino porque su perspectiva perfecta era pasar tiempo a solas con Rhett sin necesidad de que fuera en su habitación.
—?Ahora tengo que hacer de ni?era de dos personas en lugar de una? —El guardián enarcó una ceja.
—Le irá bien tomar algo de aire fresco.
—Que saque la cabeza por la ventana. Eso es aire fresco.
Jake chasqueó la lengua.
—Pero yo quiero qued... ?ay!
Se calló cuando Tina le dio una colleja, y sonrió como un angelito.
—Va con vosotros —decretó, y no admitió discusiones al respecto.
Ya de camino por el bosque, Jake no dejaba de asomarse por la ventana, entusiasmado, aunque más de una vez una rama le golpeara en la cara. Menos mal que Rhett no iba demasiado rápido o no habría sido tan divertido.