Ciudades de humo (Fuego #1)(105)



—No es mía.

Entró en la habitación sujetándose la mu?eca, que le dolía cada vez más, y Rhett siguió mirándola sin entender nada.

—No sabía que dar un pu?etazo doliera tanto —murmuró Alice, apa?ándoselas para no empezar a maldecir.

—?Has dado...? —Rhett se acercó a ella y le sujetó la mu?eca con cuidado para verle la mano—. Pero ?qué diablos te ha pasado?

—He tenido que pegarle.

—?Qué?

—He puesto en práctica la técnica antipesados.

Rhett cambió su expresión a una furiosa, pero Alice estaba demasiado ocupada intentando ocultar sus gimoteos de dolor de manera muy poco efectiva como para preocuparse.

—Y duele. —Esbozó una mueca—. Duele mucho.

—Joder, Alice, yo no... Tenemos que ir a ver a Tina. Ahora mismo.

—?No puedo decirle que acabo de golpear a Kenneth! ?Hará preguntas!

—Yo no soy médico, ?vale? Si solo fuera un rasgu?o podría ayudarte, pero esto se escapa de mis capacidades.

él fue el primero en encabezar la marcha hacia la habitación de Tina, que fue bastante corta, teniendo en cuenta que era la puerta de enfrente. Llamó con los nudillos, mirando a Alice con el ce?o fruncido. Le puso una mano en la espalda como si no supiera qué más hacer mientras ella ponía muecas de dolor.

Por suerte, Tina no tardó mucho en abrir la puerta en su pijama de cuadros escoceses. A pesar de la situación, a Alice le pareció gracioso verla con algo que no fuese su bata de trabajo. Tina se quedó mirándolos como si fueran extraterrestres.

—?Qué pasa? —preguntó confusa y adormilada, sus cejas se dispararon hacia arriba—. ??Eso es sangre?!

—Alice se ha hecho da?o en la mu?eca —aclaró Rhett.

Tina dejó de lado la confusión y el sue?o para mirar la mano que Alice se sujetaba contra el pecho.

—?Qué has hecho?

—?Importa? —masculló ella.

—Sí. Importa mucho, Alice.

—Dice que le duele —aclaró Rhett—, ?podemos centrarnos en eso y no en tonterías?

Tina suspiró y, finalmente, asintió con la cabeza.

La instructora desapareció un momento. Al volver, traía consigo una pastilla, que le hizo tomar a Alice, y un ungüento que le extendió por la mu?eca y que, además de dejarle una extra?a sensación de frío, olía bastante mal. Al menos, le calmó el dolor.

—Bueno, no es grave —dijo examinándola—. ?Te has caído y te has apoyado en la mano?

—Mmm..., no exactamente.

—?Has golpeado una pared?

—Bueno..., no, tampoco...

—Y ?qué ha pasado? —Tina clavó la mirada en Rhett, que frunció el ce?o.

—?Por qué me miras así? —soltó él ofendido.

—?A quién has golpeado? —preguntó Tina directa, aún con la mirada fija en Rhett, que parecía irritado.

—A Kenneth —aclaró Alice.

Los dos se quedaron mirándola.

—?Quién es Kenneth? —quiso saber la sanadora.

—?Lo sabía! —Rhett se acercó nervioso—. ?Qué ha pasado?

—Es uno de los alumnos de Deane —explicó Alice a Tina. Se incorporó, mirándose la mano, y luego a Rhett—. No me dejaba en paz, eso ha pasado. Y me ha llamado... calientaporras o algo así.

—?Que te ha llamado qué? —El instructor entrecerró los ojos.

—Rhett —le advirtió Tina cuando vio que se ponía de pie—. Siéntate.

—Pero...

—He dicho que te sientes.

él lo hizo tras unos segundos, con mala cara. Tina apretó los labios. No estaba muy a favor de la instrucción de lucha, así que lo estaba menos de las peleas espontáneas.

—Bueno, ya estoy sentado. Ahora, ?se puede saber por qué me mirabas así? —le preguntó Rhett—. ?Qué te creías que había pasado?

—?Qué quieres que piense si te presentas con una chica en ropa interior —Tina se?aló las bragas moradas y blancas con dibujos de caballos alados de Alice— que está a punto de llorar y tiene toda la pinta de haber dado un pu?etazo?

—No estaba a punto de llorar —masculló Alice avergonzada.

—Eso ahora no importa. —Tina se cruzó de brazos, mirando a su compa?ero severamente—. ?Me puedes explicar qué estabais haciendo juntos?

Rhett se quedó en blanco un momento. Alice decidió intervenir.

—él no ha hecho nada malo, solo me ha ayudado.

—Además, no es problema tuyo lo que haga en mi tiempo libre —replicó él a la defensiva.

—No vayas por ahí, se?orito. —Ella levantó un dedo acusador en su dirección.

—No voy por ningún lado. Es mi tiempo libre. Puedo hacer lo que quiera.

—Como Max se entere de que te ves a escondidas con tus alumnas, Rhett...

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