La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(112)
Con la cara pálida, Faith le apretó el brazo con la mano libre.
—Estuviste de acuerdo con los demás en que no podíais utilizar eso.
—No lo haremos. No a menos que no tengamos otra opción.
—?No, Vaughn! Jamás. Si acorralas al Consejo, vendrán a por vosotros sin reparar en nada. Y primero matarán a los más vulnerables, a los ni?os.
Su juramento como centinela entró en conflicto con su juramento tácito con ella.
—Eres mi compa?era.
Esa lealtad eclipsaba a cualquier otra.
—Por eso te pido que nunca utilices esa grabación por mí. —Se detuvo y le miró a los ojos—. Tengo que saber que no he traído conmigo la muerte a mi nueva familia. Necesito saber que hay algo bueno en mí.
—Todo en ti es bondad. —La estrechó entre sus brazos—. No te preocupes. Tenemos la capacidad para enfrentarnos a ellos… tuvimos que idear un contraataque después de la deserción de Sascha. Los cachorros estarán a salvo. —Exponerlos al peligro nunca había sido una posibilidad.
—Pero ?cuántos adultos morirían en la lucha?
—Eres del clan. —Y el clan permanecía unido. Vaughn derramaría su sangre por ellos y ellos harían lo mismo por él.
—No puedo tener su sangre sobre mi conciencia. —Le abrazó con fuerza—. Prométeme que nunca utilizarás esa grabación para luchar por mí. Ni siquiera como último recurso.
—?Y si no lo hago?
25
—Entonces me entregaré al Consejo. —Una expresión obstinada ensombreció su rostro—. Lo haré en cuanto se me presente la oportunidad.
Vaughn sabía que era lo bastante terca como para actuar de acuerdo a su decisión.
—No me dejas otra opción. —Y la bestia estaba furiosa por ello, con ella. Pero lo que más le encolerizaba era tener las manos atadas. Judd había acabado con el asesino. Lucas y Sascha iban a reunirse con Nikita. Y al parecer no había nada que él pudiera hacer para proteger a la única persona a la que necesitaba proteger—. Sube. —Vaughn no deseaba seguir hablando.
Faith no discutió, dejó que la aupara hasta su espalda y luego se aferró a él cuando emprendió la carrera bosque a través; un animal con dos piernas, un jaguar presa de una trampa de la que no había un modo aceptable de escapar. Esa noche no vio la belleza que le rodeaba, no sintió alegría ni gozo. Estaba furioso con todo y con todos. Con el destino, con la psi que era su compa?era y, principalmente, consigo mismo.
Haciendo caso omiso de la ternura que llegaba hasta él a través del vínculo de pareja, se volcó en el bosque y dejó que la bestia tomara el mando. Aunque permaneció en forma humana, su mente, su corazón y su alma se convirtieron en los del jaguar. Y el felino no permitía que la estupidez humana influyera en su forma de pensar. Punto y final.
Vaughn no sabía cuánto tiempo estuvo corriendo en estado de semitransformación, pero estaban cerca del coche cuando su agudo oído captó algo muy extra?o. Se detuvo en seco. Faith se aferró a él y supo que estaba a punto de decir algo.
—Chist —dijo bajando la voz al máximo.
Pero ella le había oído. En cuanto le soltó las piernas, se deslizó en total silencio dejando que él emplease su fuerza para bajarla al suelo. Una vez con los pies en la tierra, se quedó inmóvil. Vaughn escudri?ó los alrededores con sus sentidos de animal y sintió que todos sus instintos se ponían alerta.
Echando un vistazo por encima de la cabeza de Faith, dirigió de nuevo la vista hacia el camino por donde habían venido. Un árbol perfecto se alzaba casi justo delante de su campo de visión. Se volvió de espaldas a ella y Faith se subió de nuevo. Moviéndose con el sigilo felino que era una segunda naturaleza para él, volvió sobre sus pasos hasta la enorme secuoya y comenzó a trepar utilizando las zarpas para asirse al tronco. Faith se agarró fuertemente y no articuló una sola palabra mientras él seguía subiendo. Vaughn estaba orgulloso de ella.
Cuando divisó lo que estaba buscando, cambió de posición para que ella pudiera bajarse de su espalda y sentarse en el lugar oculto formado por la intersección de varias ramas. Solo entonces Faith le habló en susurros:
—?Qué has oído?
Vaughn se cercioró de que ella quedara oculta y nadie pudiera verla desde el suelo.
—Algo raro. —Se inclinó para besarla a su manera brusca, salvaje y sin contemplaciones—. No bajes del árbol hasta que yo o alguien del clan regresemos a por ti. Y no intentes contactar telepáticamente con Sascha ni utilizar ninguna otra habilidad psi.
Enseguida, las estrellas de sus ojos quedaron sumergidas en una total negrura.
—Han venido a por mí.
—Nadie va a ponerte un dedo encima. —Eso estaba fuera de toda discusión—. Haz exactamente lo que te digo. Podrían localizarte si intentas utilizar alguna habilidad psi. —él no era psi, pero sí un soldado; sabía de estrategia y cómo descubrir a un objetivo.
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