La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(73)



Las cámaras del Consejo.

Ahí era donde la cosa se ponía delicada. Si los miembros restantes estaban allí, podrían percibir lo que a Henry le había pasado por alto. Nikita era la más peligrosa.

De igual modo que ella había reconocido la firma de su familia en la cámara, su madre reconocería la de Sascha si el más mínimo resquicio de su mente emergía de la psique de Henry.

No obstante, Nikita no había comentado nada acerca de una reunión cuando habló con ella. De lo contrario, Sascha jamás habría iniciado aquella incursión. Se dijo que no debía dejarse llevar por el pánico. Entonces pasaron el último control y entraron en pleno corazón de la PsiNet. A su alrededor había otras seis mentes centelleantes.

El Consejo estaba reunido en sesión.

Tomando medidas desesperadas, Sascha se obligó a ir más allá de lo que jamás había ido, fundiendo su conciencia con la capa exterior de la de Henry a nivel molecular.

Prolongar semejante fusión podría suponer la destrucción de su psique, pero no tenía otra alternativa.

—?Por qué estamos aquí? —Aquella voz cortante y joven tenía que pertenecer a Tatiana.

A pesar de encontrarse fuera del cortafuegos de Henry y no poder oír lo que él estaba pensando, sí podía escuchar lo que oía; los demás pensamientos tenían que filtrarse a través de esa barrera y, por ende, de ella, para llegar hasta la mente del consejero. Esa era la genialidad de moverse como un espectro.

—Precisamente —dijo Nikita—. He tenido que abandonar algo de suma importancia sin previo aviso.

—Se ha llevado a otra chica cambiante —habló la mente afilada de Marshall.

Sepultada tan profundamente que ya no era una persona, Sascha grabó la conversación sin procesarla. Allí las emociones eran su enemigo.

—?Cuándo? —repuso Tatiana.

—Hace dos días y medio. Hicimos muy bien diciéndoles a nuestros subordinados que ocultaran cualquier caso… no creyeron que nos interesara mantenernos al corriente. —El tono de Marshall no cambió—. Me tropecé con la información durante una conversación con uno de mis guardias.

—No se puede consentir que esto continúe —intervino Nikita—. A pesar de lo que algunos os empe?áis en pensar, los cambiantes no carecen de poder. Los DarkRiver no han olvidado a las mujeres que han perdido… no me extra?aría que ya estuvieran investigando. Más nos vale que no se impacienten y decidan que cualquiera de nosotros les sirve.

Si Sascha se hubiera permitido pensar podría haberse asustado, pues no había sido consciente de que Nikita comprendiera con tal claridad una realidad que la mayoría de los psi ignoraban.

—?Cuál es el clan esta vez? —inquirió Enrique.

—Los SnowDancer —respondió Marshall.

—Es un milagro que cientos de los nuestros no hayan muerto aún —comentó Nikita—. Esos lobos son unos sanguinarios.

—No son más que cambiantes. —Se escuchó la voz gélida y amenazadora de Ming—. ?Qué pueden hacer?

—No seas estúpido —espetó Nikita—. Saben que tenemos que estar cerca para poder influenciarlos… lo bastante como para ser vulnerables a sus armas. Los SnowDancer mataron a cinco psi el a?o pasado. La red no llegó a recibir la alerta de que estaban en peligro. Simplemente dejaron de existir uno tras otro. Sus cadáveres nunca fueron hallados.

—?Por qué no les damos un escarmiento ejemplar? —propuso Henry.

—Los psi que mataron estaban actuando de forma estúpida. Se internaron solos en territorio restringido al que únicamente los lobos tenían permitido el acceso —informó Marshall, frío y oscuro—. Nosotros no mantenemos tontos.

—?Está confirmado que el asesino es un psi? —preguntó Nikita.

—La MentalNet ha captado rastros de ciertas características patológicas en los patrones de una mente psi. Dichas características alcanzan su punto álgido durante la semana en que retiene a la mujer —declaró Marshall—. No hemos podido localizarle.

—Solo un psíquico muy poderoso podría ocultarse tan bien —adujo Nikita—. Tiene que tratarse de un cardinal o de alguien que esté próximo a ese rango, alguien que tenga acceso a los niveles más altos de la PsiNet y que puede hacer que la MentalNet haga la vista gorda de vez en cuando. De lo contrario habría percibido mucho más que rastros.

—No podemos arriesgarnos a quedar al descubierto —apostilló Tatiana—. Debemos controlarle antes de que se ponga en evidencia.

—Estoy de acuerdo. Es el único modo de mantener la integridad de la PsiNet — repuso Shoshanna—. ?Y si se trata de un psi de alto nivel necesario para el funcionamiento de la red? Tenemos que mantener la proporción de custodios cardinales. Demasiados han resultado vulnerables a este efecto colateral en concreto.

—Si es necesario lo controlamos y mantenemos satisfecho. Le proporcionamos las mujeres que necesita, mujeres a las que nadie eche de menos, mujeres que no pertenezcan a clanes agresivos como los de DarkRiver o SnowDancer. Y nos aseguramos de que nunca sea descubierto —declaró Marshall—. Por el momento, todos dedicaremos un cuarto de nuestra mente a vigilar la MentalNet, y en cuanto perciba cualquier indicio de la patología correspondiente, le localizamos.

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