La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(38)
—Lo cual significa que disponemos de una semana antes de que aparezca el cadáver. —La voz de Dorian sonaba ronca y tenía los pu?os tan apretados que se le marcaban los nudillos—. La retendrá una semana, y cuando haya terminado de hacerle lo que quiera que les haga, la cortará en trocitos y la abandonará en algún lugar que hasta entonces era un refugio seguro.
Lucas no intentó tranquilizar al centinela.
—?Saben ya algo?
Pese a rechazar la tortura como método para descubrir la identidad del asesino, el corazón de Lucas había estado invadido por una furia tan gélida como la del propio Dorian desde que Kylie fuera asesinada. La joven, no mucho mayor que Kit, había estado bajo su protección. Lo que le habían hecho había sido inhumano, y la pantera que moraba en él ansiaba justicia.
—No. —Dorian se mesó el cabello con ambas manos—. ?Por qué no arrastras a tu mascota psi hasta aquí y la obligas a decirnos quién es el asesino?
Sus ojos expresaban tal amenaza, que Lucas sabía que no podía permitirle que se acercara a Sascha.
—Puede que ella no sepa nada —se?aló—. ?Kit?
—Sí.
—Ve a decirle a Zara que la necesitamos.
Sus ojos lanzaban un mensaje diferente. No era a la gata montés a quien necesitaba, sino a la curandera. La mayoría de los jóvenes no habrían captado el mensaje, pero Kit estaba recibiendo la instrucción de un soldado; era el único modo de evitar que un futuro alfa se metiera en líos.
El muchacho asintió.
—Ya mismo voy. —Salió corriendo de la oficina.
Era una suerte para ellos que la sanadora hubiera ido también a la ciudad para llevar a los cachorros de compras. Su presencia allí era vital; Dorian estaba casi a punto de estallar. Hasta el momento, Lucas había ignorado cuan frágil era el control del centinela.
Prácticamente podría ver la rabia abriéndose paso tras aquellos ojos azules de surfero, dispuesta a mutilar, torturar y matar.
—Secuestrar a un psi no nos servirá de nada. Ellos no son como nosotros, ignorarán a la familia sin pensarlo dos veces.
Lucas se encaminó hacia Dorian y se detuvo frente a él, interponiéndose entre la salida y el centinela.
De pronto Dorian levantó la cabeza para centrarse en algo que se encontraba detrás del alfa.
—?Ella es parte de la maldita mente colectiva! ?Oblígala a que nos diga dónde está la chica de SnowDancer antes de que sea jodidamente tarde! —Su voz vibraba de cólera, pero no había perdido el control por completo… todavía.
Lucas no tuvo que volverse para saber que Sascha estaba en la entrada; podía olerla.
—Márchate, Sascha.
La pantera deseaba aferrarle la nuca y ponerla a salvo.
—No. —Dorian le empujó en el pecho con la fuerza suficiente como para haberle roto las costillas a un humano. Ser latente le había privado de la capacidad para transformarse, pero de nada más—. Cuéntale lo que este monstruo ha estado haciendo. Cuéntale lo que su querido Consejo le está ocultando.
Sascha entró y cerró la puerta.
—?De qué está hablando?
Aquella voz gélida destilaba firmeza, y la forma en que se acercó hasta detenerse a menos de treinta centímetros de distancia denotaba determinación. No se observaba miedo en sus oscuros ojos estrellados.
Lucas se mantuvo entre Dorian y ella.
—Hay un asesino en serie que lleva varios a?os ensa?ándose con mujeres cambiantes.
Se había terminado el tiempo para andarse con subterfugios; había una vida en juego.
La expresión de Sascha permaneció inalterable.
—No existen asesinos en serie entre nuestra población.
—?Gilipolleces! —espetó Dorian—. El asesino es psi y tu Consejo lo sabe. ?Sois una raza de psicópatas!
—No es cierto.
—?Sin conciencia, sin corazón, sin sentimientos! ?De qué otro modo defines tú a un psicópata?
—?Cómo sabes que es uno de los nuestros?
Intentó salir de detrás de Lucas, pero él la hizo retroceder con una sola mano.
—No te acerques tanto. Ahora mismo, Dorian se conformaría con desgarrarte la garganta a ti en lugar de al asesino. Su hermana fue una de las víctimas. —Se aseguró de que ella viera la verdad en su expresión.
Después de un breve silencio, Sascha dio un paso atrás y permitió que él mantuviera a Dorian a raya.
—?Cómo sabes que es un psi? —repitió.
—Detectamos el olor de un psi en el escenario del asesinato de Kylie. —Lucas recordaría la maldad que impregnaba aquel olor hasta el día de su muerte—. Para nosotros, tenéis un olor muy característico. A diferencia de los humanos o los cambiantes, desprendéis únicamente frialdad, un hedor metálico que resulta repelente.
Ese era el motivo por el que muchos cambiantes se negaban a trabajar con los psi o a vivir en edificios construidos por ellos. Algunos sentían que aquella contaminación jamás podría erradicarse.
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