La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(37)
—Este material es más barato.
—Eso no significa que no sea bueno. Por favor, lee el informe.
—Lo haré. —Lo dejó a un lado—. Tienes un aspecto terrible, Sascha.
No iba a consentir que ella le apartara, no después de lo sucedido la noche anterior.
Sascha era psi y Lucas había estado teniendo algunos sue?os realmente extra?os. Sabía sumar dos y dos.
Sascha apretó la agenda electrónica con fuerza antes de recobrar el control.
—He estado teniendo problemas para dormir.
El instinto le decía que era hora de presionar.
—?Los sue?os te mantienen en vela?
—Ya te lo he dicho, los psi no sue?an. —Se negó a enfrentarse a su mirada.
—Pero tú sí, ?no es verdad, Sascha? —dijo con voz suave—. ?Cómo te afecta eso?
Ella levantó la cabeza bruscamente y Lucas atisbo una expresión perdida en sus ojos antes de que pitara su salvavidas computerizado.
—Discúlpame.
Cuando ella salió de la habitación, Lucas supo que era por su culpa y no por la llamada recibida. Por fin había llegado hasta ella. Si aquella llamada no los hubiese interrumpido…
—Maldita sea.
Las garras emergieron bruscamente en sus manos, prueba de hasta qué punto estaba perdiendo el control. Tras retraerlas, emprendió la caza de su escurridiza presa.
Sascha se había marchado.
Ria, su auxiliar administrativo, le comunicó el mensaje:
—Ha dicho que tenía que ocuparse de algo, pero que volverá para la reunión de las dos con Zara.
Lucas recibió el mensaje con una mal disimulada expresión torva.
—Gracias. —Su tono de voz decía otra cosa.
—Lo siento. No sabía que debía impedir que se fuera. —Ria frunció el ce?o, desluciendo así su bonita cara humana—. Se supone que debes avisarme de estas cosas.
Emparejada con un leopardo de los DarkRiver desde hacía siete a?os, Ria no tenía el menor problema en hablarle a Lucas sin pelos en la lengua.
—No te preocupes. Volverá.
?Adónde más podía ir? Si estaba en lo cierto con respecto a Sascha, aquello que la hacía única podría hacer que su propia gente la rechazara.
Lo que le inquietaba era que en lugar de calcular cómo podía utilizar ese punto débil para alcanzar sus objetivos, estaba preocupado por ella. Aquel giro inesperado perturbaba a hombre y pantera por igual… ?Cómo era posible que un enemigo se hubiera ganado parte de su lealtad?
Sascha no se presentó a la reunión hasta que faltaba solo un minuto para las dos.
—?Entramos? —Fueron las primeras palabras que le dirigió a Lucas. Llevaba un traje sastre negro, camisa blanca y su tono era tan gélido como el hielo más quebradizo.
A pesar de la preocupación por lo que ella le hacía sentir, deseó agarrarla y besarla hasta hacer que ronroneara. Había visto lo que se ocultaba bajo aquella concha y no pensaba ayudarla a sepultar a la mujer que había atisbado. Tal vez Sascha Duncan fuera psi, pero él era un cazador.
—Cómo no. —Agitó el brazo dispuesto a dejar que creyera que le había vencido.
A veces una emboscada inesperada era mejor que un ataque frontal.
—Zara debería estar dentro con Dorian, uno de los arquitectos. Kit ha pedido asistir, ?te parece bien?
—Por supuesto. Yo aprendí el oficio del mismo modo.
Lucas supo que iba a haber problemas en cuanto entraron en la sala de reuniones.
Dorian estaba de espaldas a la ventana, la tensión acentuaba las líneas que le enmarcaban la boca, y los músculos de los hombros casi parecían vibrar.
—Kit. —Lucas optó por saludar al joven situado junto a Dorian, concediéndole tiempo al centinela para recobrar el control.
—Hola, Lucas. Tengo los dise?os. —Kit se?aló hacia un montón de rollos apilados sobre la mesa, desviando la mirada hacia Sascha y apartándola rápidamente.
—?Dónde está Zara?
Lucas no le quitó los ojos de encima a Dorian quien, a su vez, no había dejado de mirar a Sascha desde que habían entrado. La joven psi se había mantenido extra?amente en silencio, como si fuera consciente de lo precaria que era la situación.
Kit se estiró de los pu?os del jersey de ochos que llevaba puesto y se pasó la mano por el cabello.
—Se ha retrasado. —Su tono denotaba cierta súplica; no deseaba discutir los asuntos del clan con una persona extra?a en la estancia.
Lucas habló sin apartar la mirada de Dorian, furioso y letal.
—?Nos excusas un momento, Sascha?
—Esperaré fuera. —Dio media vuelta y cerró la puerta al salir.
—?Qué ha pasado? —preguntó.
El centinela le mostró los dientes.
—Los SnowDancer han perdido hoy a una mujer.
Lucas sintió que la ira se apoderaba de él.
—?Cuándo?
—Dorian ha dicho que hace dos horas —respondió Kit—. Uno de los tenientes de Hawke acababa de llamarle.
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