La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(8)
—Kaleb es más joven que yo —se?aló Tatiana—, y ya está prácticamente en la cumbre. Yo diría que eso le convierte en una opción mejor que Faith… además de ser increíblemente joven comparada con Kaleb y conmigo, ha estado aislada. No tendrá la capacidad para sobrevivir como consejero.
—No estoy de acuerdo. —Nikita tampoco estaba convencida de la idoneidad de Faith, pero sí de la amenaza que representaba Krychek—. Kaleb ha llegado a la cumbre a pesar de su juventud. Eso demuestra una férrea determinación que podría hacerle susceptible a la misma clase de psicopatía que Enrique.
—Todos somos ambiciosos hasta cierto punto —replicó Tatiana—. No obstante, puede que tengas razón en este caso… tal vez necesitemos a un consejero menos agresivo para tranquilizar a la población.
—Los candidatos elegidos también deben tener la capacidad de mantenerse en el cargo —intervino nuevamente Shoshanna—. Si perdemos a dos consejeros en un breve período de tiempo, podría echarse todo a perder.
—Shoshanna tiene razón. —El tono de Marshall ya no reflejaba el menor partidismo—. Estudiemos los expedientes. Nos reuniremos ma?ana y estableceremos un plazo de tiempo para fijar las evaluaciones con ambos candidatos. A menos que tengáis una tercera sugerencia.
—No tanto una sugerencia como algo que debemos tener presente. —La mente de Shoshanna refulgía, poderosa—. No ha habido psi-m en el Consejo en las dos últimas generaciones. Tal vez tengamos que ponerle remedio. Eso podría servirnos para evitar que tengamos otro Enrique en nuestro seno.
Por una vez Nikita estaba de acuerdo con la consejera rival.
—La otra opción es encargar chequeos médicos para todo el Consejo.
—La confidencialidad sería mucho mayor si el médico fuera uno de nosotros —apostilló Henry.
—Pero eso también otorgaría a dicho consejero demasiado poder en comparación con el resto. —A Nikita no le agradaba la idea de que cualquiera de sus colegas consejeros tuviera conocimiento de su cuerpo y de su mente.
—Estoy de acuerdo —convino Tatiana Rika-Smythe—. Se debe considerar la inclusión de un psi-m, pero como representante de esa designación, no como guardián nuestro.
—?Y la MentalNet? Las designaciones ?c? y ?tq? son las dos especialidades que mejor la controlan —recalcó Henry.
—Eso es algo que podemos tener en cuenta en las fases finales de evaluación —adujo Ming, el más imbuido en el Silencio de los seis y del que menos sabía Nikita—. ?Alguna sugerencia más?
Quien habló fue Marshall, aunque no respondiendo exactamente a ese tema:
—Es una lástima que perdiéramos a Sienna Lauren. Mostraba un gran potencial.
—Fue inoportuno —convino Ming—. Le tenía el ojo echado como posible protegida.
Lo cual, supuso Nikita, solo podía significar que Sienna Lauren había nacido con las habilidades para el combate mental que hacían que Ming fuera tan letal.
—Habida cuenta de la tendencia de la familia Lauren a romper el condicionamiento, la rehabilitación era la solución lógica. Aún seguirían con vida si no hubiesen intentado eludir nuestra sentencia.
—Por supuesto —dijo Ming.
—En cuanto a los psi-m —prosiguió Nikita—, Gia Khan, del subcontinente hindú, ha demostrado ser muy útil atendiendo asuntos del Consejo.
Se hizo un breve silencio mientras los demás examinaban los documentos básicos sobre Khan.
—Podría ser una posibilidad. A?adámosla a la lista de candidatos junto con Kaleb y Faith.
—?Qué pasa con los aspirantes? ?Hay alguno que tengamos que considerar seriamente? —preguntó Shoshanna.
—No. Los hay que se creen poderosos, pero si lo fueran, uno de nosotros ya estaría muerto. —Tatiana sabía de qué estaba hablando; ella había entrado a formar parte del Consejo cuando el consejero que había ocupado su puesto, Michael Bonneau, sufrió un desafortunado ?accidente? mientras se encontraba solo en su casa en compa?ía de su ayudante adjunta, la propia Tatiana.
—Entonces estamos de acuerdo. Kaleb Krychek, Gia Khan o Faith NightStar.
3
Faith nunca había salido del recinto ella sola. La habían dejado allí hacía veintiún a?os diciéndole que su mente no podría sobrevivir en el mundo exterior, que las visiones le sobrevendrían con demasiada frecuencia y con excesiva rapidez si vivía cerca de otras personas. No había tenido motivos para no creerlos y, con los a?os, su casa se había convertido en su prisión, en un lugar del que raras veces salía.
Pero hoy iba a aventurarse en lo desconocido. Su mente consciente por fin había comprendido qué era aquello para lo que su subconsciente llevaba meses preparándola: una búsqueda de respuestas. Estaba claro que para descubrir esas respuestas tenía que hablar con alguien que no tuviera nada que ver con el Consejo ni con el clan NightStar, ya que ambos tenían intereses creados. No le dirían lo que más necesitaba saber: si sus aciagas visiones eran los primeros coletazos de una locura inevitable o si indicaban algo mucho más peligroso, como el despertar de una faceta de su habilidad a la que no deseaba enfrentarse.
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