La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(5)



—Nunca me acostumbraré a veros a los gatos encaramados a la barandilla. —Sascha sacudió la cabeza y frotó los pies descalzos en el suelo de madera—. ?Os dais cuenta de que podríais caeros y romperos todos los huesos del cuerpo?

—Los gatos siempre caen de pie. —Vaughn olfateó el aire de la noche y lo encontró todo en orden, aunque hizo un reconocimiento visual para confirmarlo. Incluso en forma humana, su aguda vista seguía siendo igual de buena—. ?Siempre estás así cuando Lucas se ausenta?

Sascha parecía nerviosa, agitada, aunque normalmente era un remanso de paz en medio del bullicio y la agitación que era el clan de depredadores de los DarkRiver.

—Sí. —Continuó tamborileando con los dedos—. ?Estabas corriendo?

—Sí.

Al mirar a la compa?era de su alfa, Vaughn comprendió la fascinación de Lucas. Sascha era hermosa y absolutamente única. No se trataba de sus ojos estrellados ni de su rostro, sino de su esencia. Tenía luz interior, lo que, por otro lado, era de esperar. Al fin y al cabo era una psi-e: una empática capaz de sentir y sanar las heridas emocionales más perjudiciales.

No obstante, aunque comprendía la fascinación de Lucas, no podía imaginarse sintiendo lo mismo. Sascha era de los suyos. Como centinela, daría la vida por ella, pero nunca se habría emparejado con ella… porque el concepto de emparejarse era algo ajeno para él. No comprendía cómo los leopardos podían atarse a una persona para el resto de su vida. No se trataba de que fuera promiscuo —era muy selectivo con sus amantes—, pero le gustaba su libertad, le gustaba saber que nadie dependía de él a nivel emocional.

Su muerte no le desgarraría el alma a nadie.

—Nunca sé lo que estás pensando. —Sascha le miró ladeando la cabeza ligeramente—. Ni siquiera estoy segura de caerte bien.

Al gato le agradaba que le vieran como a alguien inescrutable.

—Eres la compa?era de Lucas. —Y por tanto contaba con su lealtad.

—Pero ?qué opinas de mí como individuo? —insistió.

—La confianza requiere su tiempo.

Aunque ella se había ganado buena parte de su lealtad el día en que estuvo a punto de perder la vida intentando salvar a Lucas. El alfa era para Vaughn lo más parecido a una familia, un hermano de sangre en el sentido más primitivo de la expresión.

—Hay algo en ti… eres menos… civilizado que los demás.

—Sí. —No tenía por qué negarlo. Su parte animal era más predominante que en la mayoría de los cambiantes depredadores, había tenido que serlo para sobrevivir. Del mismo modo que había tenido que convertirse en un miembro del clan—. ?Alguna vez echas de menos a otros como tú?

—Por supuesto. —Apartó la mirada y la clavó en el bosque; una solitaria psi en una manada de leopardos—. ?Cómo no echar de menos el mundo donde has vivido durante veintiséis a?os? —Sus ojos se posaron nuevamente en él—. ?Y tú?

—Solo viví diez a?os fuera de este mundo. —Tiempo más que suficiente para tener grabadas a fuego las cicatrices de la traición—. Dime una cosa. ?Por qué razón un psi viviría solo y alejado de la gente?

Sascha no le reprendió por no haberle dado una verdadera respuesta.

—Bueno, podría emparejarse con una pantera que prefiere vivir en lo alto de un árbol, en medio de ninguna parte. —Hizo una mueca, pero su sonrisa la delató—. No es frecuente, pero algunos psi prefieren vivir en un entorno aislado… normalmente pertenecen al extremo más débil del gradiente. Quizá porque sus dones no amenazan con aplastarlos como al resto de nosotros.

—No. —Vaughn sacudió la cabeza—. Esta está protegida como si fuera el presidente. —?Ella.? De pronto la bestia estaba convencida de eso.

—?Estás seguro?

—Vallas. Cámaras ocultas. Guardias. Sensores de movimiento.

Sascha alzó las cejas.

—Pues claro. Debe de ser una psi-c.

—?Clarividencia? —Resultaba útil tener a un psi en el clan. Antes de que llegara Sascha, desconocían casi por completo las complejidades del mundo de los psi—. Creía que eran extremadamente raros. ?No querría el Consejo tenerlos recluidos en algún lugar cercano donde pudieran mantenerlos vigilados?

Sascha meneó la cabeza.

—He oído decir que los más poderosos necesitan distanciarse incluso de otros psi. Así que, aunque viste guardias, es probable que nadie viva en la casa salvo la propia psi-c. Mis conocimientos sobre ellos no son demasiado amplios… los clarividentes son casi una raza aparte dentro de los psi y pertenecen a clanes psi, los cuales los representan en público. Conocer en persona a uno de ellos es algo insólito. Se rumorea que algunos no salen de sus casas. Jamás.

Vaughn comprendía la necesidad de soledad, pero existía una patología para lo que Sascha estaba describiendo.

—?Son prisioneros?

—No, no lo creo. Son demasiado importantes para tenerlos descontentos —dijo, luego pareció darse cuenta de lo que había dicho—. Ya sabes lo que quiero decir… los psi no sienten felicidad ni desdicha, pero si la designación ?c? decide dejar de hacer predicciones, las repercusiones económicas serían devastadoras para los psi.

Nalini Singh's Books