El lado bueno de las cosas(73)



Cuando llegamos a la casa Voorhees, me apoyo en las muletas de camino a la consulta de Cliff, elijo el sillón reclinable negro, coloco la escayola en el reposapiés y se lo cuento todo a Cliff.

Cuando acabo la historia, Cliff me dice:

—?Así que has estado en cama desde Navidad?

—Sí.

—?Y no te apetece leer o ver la televisión?

—No.

—?No estás haciendo nada de ejercicio en la parte superior de tu cuerpo? ?Nada de pesas?

—No.

—?Qué haces durante todo el día?

—Duermo o pienso. A veces escribo, pero Danny también ha estado viniendo a verme. —Ya le había contado a Cliff todo lo referente al reencuentro con Danny, algo que incluso Cliff tuvo que admitir que fue una especie de milagro y probablemente el rayo de esperanza de estas horrorosas Navidades.

—?Qué hacéis Danny y tú cuando va a verte?

—Jugamos al parchís.

—?Parchís?

—Es el juego de la realeza de la India. ?Cómo es que no lo sabes?

—Conozco el parchís, solo que estoy sorprendido de que Danny y tú juguéis a juegos de mesa juntos.

—?Por qué?

Cliff pone una cara divertida pero no dice nada.

—Danny trae el juego del parchís desde Filadelfia Norte. Viene en tren.

—Eso está bien, ?no? Debe de ser agradable ver a tu viejo amigo.

—Me sentí mal al saber que seguía sin poder rapear, incluso después de una segunda operación, pero su tía le consiguió un trabajo en la portería de su iglesia, que también es guardería. Danny limpia los bancos con aceite de pino, pasa la fregona al suelo, vacía la basura y pasa la aspiradora cada noche, cosas de ese estilo. Ahora él también huele a aceite de pino, que es una especie de extra. Pero Danny está más callado de lo que yo lo recuerdo en el lugar malo.

—?Le has contado a Danny lo que Tiffany te hizo? —me pregunta Cliff.

—Sí, lo hice.

—?Qué te dijo?

—Nada.

—?No te dio ningún consejo?

—No le pedí ningún consejo.

—Ya veo. —Cliff se agarra la barbilla, por lo que sé que me va a decir algo que mi madre le ha dicho—. Pat, sé cómo perdiste la memoria. Todo el mundo lo sabe.

Hace una pausa aquí, calculando mi reacción.

—Y yo creo que tú también lo recuerdas. ?Lo recuerdas?

—No.

—?Quieres que te diga cómo perdiste la memoria?

—No.

—?Por qué?

No digo nada.

—Sé que el doctor Timbers solía contarte la historia cada día como parte de tu terapia. Esa es la razón por la que nunca lo he comentado. Pensé que tal vez hablarías de ello cuando estuvieras listo, pero han pasado casi cinco meses, y ahora tienes la pierna rota y las cosas parecen ir a peor. No puedo dejar de pensar que necesitamos empezar a probar nuevas tácticas. Lo que Tiffany te sugirió acerca de poner un punto final es cierto. No estoy diciendo que sus métodos sean honrosos, pero realmente necesitas enfrentarte a lo ocurrido, Pat. Necesitas pasar página.

—Tal vez mi película no se ha acabado —digo. A veces los productores enga?an a la audiencia con un falso final y justo cuando crees que la película se va a acabar, algo dramático ocurre que conlleva un final feliz. Esto parece ser un buen indicador para que algo dramático ocurra, en especial porque hoy es mi cumplea?os.

—Tu vida no es una película, Pat. La vida no es una película. Eres un hincha de los Eagles. Después de ver la liga nacional de fútbol americano durante treinta y cinco a?os sin una Super Bowl deberías saber que la vida real, a menudo, acaba mal.

—?Cómo puedes decir eso, especialmente ahora que los Eagles han ganado cuatro seguidos y están en cabeza para los playoffs? ?Incluso después de que McNabb se lesionara! —Cliff me mira como si estuviera asustado. De pronto me doy cuenta de que estoy gritando. Pero no puedo evitar a?adir—: ?Con una actitud tan negativa como esa seguro que acabará mal, Cliff! ?Empiezas a hablar como el doctor Timbers! ?Ten cuidado o acabará venciéndote el pesimismo!

Hay un largo silencio, después Cliff me mira realmente preocupado, lo que comienza a preocuparme a mí también.

De camino a casa, mamá me cuenta que va a venir gente por mi cumplea?os. Ella me va a preparar una cena de cumplea?os.

—?Va a venir Nikki? —pregunto.

—No, Pat. Nikki nunca vendrá —dice mamá—. Nunca.

Cuando llegamos a casa, mamá hace que me siente en la sala de estar mientras ella prepara carne empanada con patatas y guisantes, y pastel de manzana. Ella sigue intentando hablarme, pero a mí no me apetece.

Jake y Caitlin llegan los primeros, y tratan de animarme hablándome entusiasmados de los Pajarracos, pero no funciona.

Cuando Ronnie y Veronica llegan, Emily trepa hasta mi regazo, lo que hace que me sienta mejor. Caitlin le pregunta a Emily si quiere hacerme un dibujo en la escayola y, cuando acepta, mamá busca algunos rotuladores y todos nosotros vemos a la peque?a Emily dibujar. Empieza haciendo un círculo tambaleante, algo comprensible teniendo en cuenta que la escayola no es lisa. Pero luego simplemente garabatea con todos los colores por todos lados y no puedo decir qué se trae entre manos hasta que se?ala su creación y dice:

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