El lado bueno de las cosas(45)



Los hombres gordos están fuera de la tienda con Scott y le están gritando a alguien que se ha escondido detrás de sus compa?eros. Un gigantesco autobús pintado de verde está dirigiéndose hacia la tienda de campa?a. En el lateral del autobús hay un retrato de Brian Dawkins y es increíblemente realista. Cuando nos acercamos, logro leer las palabras INVASIóN ASIáTICA en el lateral del autobús, que está lleno de hombres de piel de color marrón. A estas horas hay muchas plazas libres en el aparcamiento, así que no entiendo de qué va la discusión.

Pronto reconozco una voz que está diciendo:

—La Invasión Asiática ha aparcado en este lugar desde que se abrió el Linc. Da buena suerte a los Eagles. Somos aficionados de los Eagles, igual que vosotros. Sea una superstición o no, que aparquemos el autobús de la Invasión Asiática en este lugar es crucial si queremos que los Pajarracos ganen esta noche.

—No vamos a mover la tienda —dice Scott—, de ninguna jodida manera. Haber llegado antes.

Los hombres gordos asienten a lo que dice Scott y las cosas empiezan a calentarse.

Veo a Cliff antes de que él me vea a mí.

—Moved la tienda —digo a nuestros amigos.

Scott y los hombres gordos me miran, sorprendidos por mi orden, casi como si los hubiera traicionado.

Mi hermano y Scott intercambian una mirada y después Scott pregunta:

—?Hank Baskett, destructor de aficionados de los Giants, dice que movamos la tienda?

—Hank Baskett dice: moved la tienda —digo.

Scott se vuelve hacia Cliff, que está muy sorprendido al verme, y dice:

—Hank Baskett dice que movamos la tienda, así que moveremos la tienda.

Los hombres gordos reniegan, pero empezamos a desmontarlo todo y movemos la tienda, junto con la furgoneta de Scott, tres plazas de aparcamiento más allá al tiempo que el autobús de la Invasión Asiática se mueve y aparca. Cincuenta indios o más (todos ellos llevan un jersey de Dawkins) salen del autobús. Son como un peque?o ejército. Pronto hay en marcha varias barbacoas y el olor del curry nos rodea.

Cliff ha estado guay al no decirme hola, simplemente se ha escabullido entre los demás para que yo no tenga que explicar qué relación me une a él.

Una vez que hemos montado de nuevo la tienda, los hombres gordos van adentro a ver la televisión. Scott me dice:

—Eh, Baskett, ?por qué has dejado que los de los lunares en la frente se quedaran con nuestra plaza de aparcamiento?

—Ninguno tenía un lunar en la frente —digo.

—?Conocías al peque?ito? —me pregunta Jake.

—?Qué peque?ito?

Nos volvemos y veo a Cliff de pie con una bandeja de madera sobre la cual hay porciones de carne y verduras.

—Comida india. Bastante rica. En agradecimiento por permitir que el autobús de la Invasión Asiática ocupe su plaza habitual.

Cliff acerca el plato y todos probamos la comida india. La carne está picante, pero deliciosa, igual que las verduras.

—?Los chicos de la tienda querrán un poco?

—?Eh, culos gordos! —grita Scott—, ?comida!

Los hombres gordos salen y se acercan a la comida. Pronto todos estamos asintiendo y diciendo lo rica que está la comida que ha traído Cliff.

—Siento las molestias —dice Cliff muy amablemente.

Se está portando tan bien, sobre todo después de haber oído que Scott se refería a ellos como ?los del lunar en la frente?, que no puedo evitar decir que es mi amigo.

—Cliff, este es mi hermano Jake, mi amigo Scott y… —Como he olvidado los nombres de los chicos gordos digo—: Los amigos de Scott.

—Mierda —dice Scott—, habernos dicho que eras amigo de Baskett y no te habríamos ocasionado ningún problema. ?Quieres una cerveza?

—Claro —dice Cliff dejando la bandeja vacía sobre el asfalto.

Scott les da a todos vasos verdes de plástico y vaciamos en ellos las botellas de Yuengling Lager. Estoy bebiendo con mi terapeuta y tengo miedo de que Cliff me grite por beber mientras estoy tomando medicación, pero no lo hace.

—?Cómo os habéis conocido vosotros dos? —dice uno de los chicos gordos refiriéndose a Cliff y a mí. Me siento tan feliz de estar bebiendo cervezas con Cliff que no soy capaz de mentir y digo:

—Es mi terapeuta.

—Y también somos amigos —a?ade rápidamente Cliff, lo cual me sorprende y me hace sentir muy bien, sobre todo porque nadie dice nada por el hecho de que necesite un terapeuta.

—?Qué estáis haciendo, chicos? —le pregunta Jake a Cliff.

Me vuelvo y veo que diez o más hombres están desenrollando tiras enormes de césped artificial.

—Están desenrollando el campo de kubb.

—?Qué? —dicen todos.

—Venid, os lo ense?aré.

Y así es como empezamos a jugar a lo que Cliff denomina el juego vikingo mientras esperamos a que empiece el partido de fútbol americano de esta noche.

—?Qué hacen un pu?ado de indios jugando a un juego vikingo? —pregunta uno de los hombres gordos.

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