El lado bueno de las cosas(47)


—Durante a?os fue violinista en la Filarmónica de Nueva York y ahora ense?a en Juilliard. Teoría de la música, sea lo que sea. —Mamá ha terminado de colgar las fotos y se sienta conmigo en el sofá—. Los padres de Caitlin son muy agradables, pero no son de nuestra clase, eso quedó dolorosamente claro en la recepción. ?Cómo crees que salgo en las fotos?

En las fotos mi madre lleva un vestido marrón chocolate y un chal rojo por encima de sus hombros desnudos. El pintalabios hace juego con el chal, pero parece como si llevase demasiado maquillaje en los ojos, lo cual le da un aire de mapache. A su favor está que lleva el pelo ?estilo clásico?, como Nikki lo definiría, y le queda muy bien, así que le digo que sale muy bien en las fotos y eso la hace sonreír.

En cambio a mi padre se le ve muy tenso, no parece nada cómodo en ninguna de las fotos, así que le pregunto a mi madre si aprueba la relación de Jake con Caitlin.

—Ella viene de un mundo distinto en lo que respecta a tu padre, y él no disfrutó tratando con sus padres en absoluto, pero está contento por Jake, a su modo —dice mamá—. Entiende que Caitlin hace feliz a tu hermano.

Esto me recuerda el extra?o comportamiento de mi padre en mi propia boda. Se negaba a hablar con nadie a menos que ellos le hablasen primero y luego respondía a todo el mundo con monosílabos. Recuerdo lo enfadado que estaba con mi padre durante la comida del ensayo, pues él ni siquiera se dignaba mirar a Nikki o hablar con su familia. Mi madre y mi hermano me decían que era porque no aceptaba el cambio, pero su explicación no significó nada para mí hasta el día siguiente.

A mitad de la misa, el cura preguntó a los asistentes si nos tendrían a Nikki y a mí en sus plegarias y, como habíamos ensayado, nos volvimos para ver la respuesta. Instintivamente miré a mis padres, pues tenía curiosidad por ver si mi padre respondía ?Lo haremos?, como debía decir, junto con todos los demás. En cambio lo vi quitándose las lágrimas con un pa?uelo y mordiéndose el labio. El cuerpo le temblaba como si fuera un hombre mayor. Era algo muy extra?o: mi padre llorando en una boda que le había disgustado tanto, el hombre que la única emoción que había expresado era la furia, estaba llorando. Continué mirando a mi padre y cuando fue obvio que no iba a volverme para mirar al cura de nuevo, Jake, mi padrino, me dio un peque?o golpecito para romper el hechizo.

Sentado en el sofá con mi madre le pregunto:

—?Cuándo se casaron Caitlin y Jake?

Mamá me mira de manera extra?a, pero no quiere mencionar la fecha.

—Ya sé que sucedió cuando estaba en el lugar malo y también sé que estuve varios a?os en ese lugar. Ya he aceptado todo eso.

—?Estás seguro de querer saber la fecha?

—Podré soportarlo, mamá.

Me mira tratando de decidir qué hacer y luego dice: —En el verano de 2004. El 7 de agosto. Ya llevan dos a?os casados.

—?Quién pagó las fotos de la boda?

Mi madre se ríe.

—?Estás bromeando? Tu padre y yo nunca habríamos podido pagar un álbum así. Los padres de Caitlin fueron muy generosos, prepararon un álbum para nosotros y nos permitieron sacar todas las fotos que quisimos y…

—?Te dieron los negativos?

—?Por qué iban a darnos los…?

Probablemente se dio cuenta de la mirada que puse, porque dejó de hablar inmediatamente.

—Entonces ?cómo reemplazasteis las fotos que robó el ladrón cuando se llevó los marcos?

Mi madre está pensando la mejor respuesta, así que espero. Empieza a morderse el lado interior de la mejilla como hace cuando se siente ansiosa. Después de un segundo se calma y dice: —Llamé a la madre de Caitlin, le conté lo del ladrón y me hizo copias esa misma semana.

—Entonces ?cómo me explicas esto? —digo justo antes de sacar la foto enmarcada de mi boda de detrás del almohadón del sofá. Como mi madre no responde, yo me pongo en pie y coloco la foto en su lugar de origen, sobre la mesa. Después cuelgo otra foto de mi familia rodeando a Nikki, que va vestida de novia—. Encontré la caja de ?Pat?, mamá. Si odiabas tanto a Nikki, habérmelo dicho. Habría colgado las fotos en la buhardilla, que es donde duermo.

Mamá no dice nada.

—?Odias a Nikki? Y, si es así, ?por qué?

Mi madre no me mira, se pasa la mano por el pelo.

—?Por qué me mentiste? ?Qué más mentiras me has contado?

—Lo siento, Pat. Te mentí por…

Mamá no me dice por qué me mintió, en cambio se pone a llorar de nuevo.

Durante mucho rato, yo miro por la ventana y veo la calle y la casa de los vecinos. Una parte de mí quiere consolar a mi madre, sentarse a su lado, pasarle un brazo por los hombros (sobre todo ahora que sé que hace una semana que mi padre no le habla, toma comida preparada, se hace la colada y está soportando vivir en medio del desorden). He pillado a mi madre limpiando aquí y allá y sé que está enfadada porque su plan no está dando resultado, como a ella le habría gustado. Pero también estoy enfadado con mamá por mentirme y, a pesar de que estoy practicando ser bueno, no me siento capaz de consolarla ahora mismo.

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