Espejismos(93)



—??No!! —grito—. ?No puedes morir! ?No puedes abandonarme! —Sigo derramando el líquido por su garganta, decidida a traerlo de vuelta, a devolverle la vida como él hizo conmigo en una ocasión.

Lo estrecho contra mi cuerpo, deseando que viva. Todo lo que nos rodea desaparece mientras me concentro en él: mi alma gemela, mi compa?ero eterno, mi único amor. Me niego a decirle adiós, me niego a perder toda esperanza. Y, cuando la botella se vacía, me dejo caer sobre su pecho y aprieto los labios contra los suyos para darle todo mi aliento, mi ser, mi vida.

Murmuro las palabras que él me dijo una vez:

—?Abre los ojos y mírame!

Susurro esas palabras una y otra vez…

Hasta que al final lo hace.

—?Damen! —grito. Un torrente de lágrimas se desliza por mis mejillas y caen sobre su rostro—. ?Gracias a Dios que has vuelto! Te he echado tanto de menos… Te quiero… y te prometo que nunca jamás volveré a dejarte. Perdóname, por favor… Por favor…

Parpadea con rapidez e intenta mover los labios para articular palabras que no soy capaz de escuchar. Y, cuando acerco la oreja a su boca, agradecida por poder estar con él de nuevo, nuestra reconciliación es interrumpida por una serie de aplausos.

Palmadas lentas y firmes procedentes de Roman, que ahora está de pie a mi lado. Ha entrado en el círculo y Rayne se ha acurrucado en el rincón más alejado de la habitación.

—?Bravo! —exclama con expresión burlona y divertida mientras nos mira a Damen y a mí—. Bien hecho, Ever. Debo admitir que todo ha sido de lo más… ?conmovedor?. Las reconciliaciones tan sinceras no se ven muy a menudo.

Trago saliva con fuerza. Me tiemblan las manos y siento una punzada en el estómago. Me pregunto qué estará tramando. Quiero decir que Damen está vivo y el antídoto ha funcionado, así que ?qué más puede haber?

Miro a Damen y compruebo que su pecho sube y baja con regularidad mientras se queda dormido otra vez; luego miro a Rayne, que me observa con los ojos desorbitados y una expresión de incredulidad.

Sin embargo, cuando vuelvo la vista hacia Roman, me da la clara impresión de que solo está disfrutando de una última oportunidad de pasarlo bien, que solo interpreta un acto de bravuconería ahora que Damen se ha salvado.

—?Ahora quieres ir a por mí? ?Se trata de eso? —pregunto, lista para derribarlo si me veo obligada a hacerlo.

No obstante, él niega con la cabeza y suelta una carcajada.

—?Por qué iba a hacer eso ahora? ?Por qué iba a querer deshacerme de una nueva fuente de diversión que no ha hecho más que empezar?

Me quedo paralizada. El pánico se adue?a de mí, pero intento disimularlo.

—No sabía que fueras tan simple, tan predecible, pero claro… así es el amor, ?verdad? Siempre te vuelve un poco loco, un poco impulsivo, casi irracional… ?no te parece?

Frunzo el ce?o. No tengo ni idea de dónde quiere ir a parar, pero sé que no puede ser nada bueno.

—Con todo, resulta asombroso lo rápido que has caído. Ningún tipo de resistencia. En serio, Ever, te has abierto la mu?eca sin ni siquiera hacer preguntas. Y eso me lleva al punto de partida: nunca se debe subestimar el poder del amor… ?O en tu caso era la culpa? Solo tú lo sabes con seguridad.

Lo observo con detenimiento mientras una horrible idea toma forma en mi interior. Sé que he cometido un tremendo error… que han jugado conmigo.

—Estabas tan desesperada por entregar tu vida a cambio de la suya, tan dispuesta a hacer cualquier cosa para salvarlo… que todo ha salido a la perfección. Ha sido mucho más fácil de lo que esperaba. Aunque si te soy sincero, sé lo que sientes. De hecho, yo habría hecho lo mismo por Drina… si me hubieran dado la oportunidad. —Me fulmina con la mirada. Sus párpados están tan bajos que sus ojos parecen esquirlas de oscuridad—. Pero, puesto que ambos sabemos cómo terminó aquello, supongo que te gustaría saber también cómo terminará esto, ?no?

Echo un vistazo a Damen para asegurarme de que sigue bien. Observo cómo duerme mientras Roman a?ade:

—Sí, sigue vivo; no preocupes a tu preciosa cabecita con eso. Y, para que lo sepas, es muy probable que siga así durante muchos, muchísimos a?os. No pienso ir tras él de nuevo, así que no tengas ningún miedo. De hecho, nunca tuve intención de mataros a ninguno de los dos, a pesar de lo que puedas pensar. No obstante, para ser justo, supongo que debo advertirte de que toda esta felicidad tiene un precio.

—?Y cuál es? —susurro sin dejar de mirarlo a los ojos. Drina ya está muerta, así que no sé qué más puede querer. Además, sea cual sea el precio, lo pagaré. Haré lo que haga falta para que Damen siga con vida.

—Veo que te he molestado —ronronea al tiempo que sacude la cabeza—. Ya te he dicho que Damen estará bien. De hecho, mejor que bien. Estará mejor que nunca. Míralo, ?quieres? ?Ves como está recuperando el color y vuelve a ganar peso? Muy pronto será de nuevo ese chico joven, guapo y robusto; el chico a quien crees querer tanto que estás dispuesta a hacer cualquier cosa para salvarlo, sin hacer preguntas…

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