La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(119)



—?Espera! —Se levantó, se dirigió hacia él y luego, por primera vez desde que era adulta, tocó a su padre dándole un rápido abrazo. él no le devolvió el gesto, pero tampoco la apartó. Cuando al fin le soltó, escudri?ó su rostro y encontró la misma dureza carente de expresión que siempre había visto.

—?Es que no quieres liberarte?

Daba la impresión de que no iba a contestar, pero entonces dijo:

—Si todos los fuertes se marchan, el Consejo no tendrá límites. Estoy justo donde debo estar.

—?Para hacer qué? —preguntó Vaughn detrás de ella.

Su padre miró al jaguar que lo era todo para ella.

—Eso, se?or D’Angelo, no es algo que se haya ganado el derecho a saber. —Se marchó sin decir más, escoltado por Clay, que había estado montando guardia al otro lado de la puerta.

—Tu padre es un hombre muy interesante.

Faith se giró.

—?Por qué lo dices?

—Es difícil juzgar a un psi, pero lo que puedo decir es que tu padre no desprende el mismo hedor que la mayoría.

—?Y yo?

—Tú hueles a lo que más me gusta, pelirroja. —Esbozó una amplia sonrisa al ver que ella se sonrojaba—. Quiero lamerte de la cabeza a la punta de los pies.

—Estábamos hablando de mi padre. —Frunció el ce?o, pero el deseo ardía ya en su sangre.

—Tu padre no apesta. Sascha y tú, tampoco. —Entonces arrugó la frente—. Ahora que lo pienso, tampoco ese jodido psi.

Faith no tuvo que pedirle que se explicara. Solo había un psi que pareciera hacerle reaccionar con ferocidad: Judd.

—?Y?

Relajando la expresión, le pasó los dedos por la espalda.

—No cuento con demasiadas pruebas que lo respalden, pero creo que el mal olor es una se?al de la completa sumisión al Silencio. Aquellos que aún poseen cierta conciencia, un resquicio de vida, cierta capacidad para romper el condicionamiento, no huelen.

Faith pensó en ello y susurró una sola y escandalosa palabra:

—?Rebelión?

—?Desde dentro? No me sorprendería… Tu Consejo ha creado el clima perfecto para que germinen sus semillas. La historia los retrata como un organismo fuerte, pero que posee un equilibrio de poderes. últimamente están traspasando los límites una y otra vez. Quizá algunos de los suyos consideren que han ido demasiado lejos.

—Eso tardará mucho tiempo aunque ya se esté fraguando.

A pesar de que el mundo financiero se hubiera abstenido de intervenir con respecto a Faith, no se podía acabar con el Consejo sin antes acabar con el Silencio. Y tal y como había se?alado Vaughn, había miles, millones, que estaban completamente condicionados y que morirían de ese modo.

—Es un comienzo.

Faith asintió con la cabeza, sintiéndose esperanzada por su gente, por su raza.

—Tal vez Marine muriera por eso. Porque de algún modo formaba parte de una rebelión y ellos lo habían descubierto.

Si eso era cierto, entonces la muerte de su hermana no había sido en vano. Habría perdido la vida en una batalla que nadie sabía que se estaba librando. Y ella haría honor a eso.

—Quiero realizar predicciones. Además de generar ingresos para los DarkRiver, me permitirá utilizar unas habilidades que me he pasado la vida desarrollando. Y lo que es más, me permitirá mantener el contacto con mi padre.

Miró a Vaughn para ver cómo se estaba tomando su decisión.

—No voy a impedírtelo, pelirroja. Estás fuera de la PsiNet, y eso es lo que importa.

—Quizá pueda ayudar a cambiar las cosas desde fuera mientras mi padre trata de hacerlo desde dentro.

Creía en Anthony, en aquel padre al que nunca había llegado a conocer. Ahora tenía el tiempo y la oportunidad de hacerlo. Sin vigilancia, tal vez comenzara a confiar en ella y pudieran hablar de infinidad de cosas, quizá incluso acerca de los rumores de rebelión.

Dos semanas más tarde, Faith se sentía feliz de estar viva y con Vaughn. ?Feliz? Eso no alcanzaba a describir su total y absoluta dicha, su sentimiento de integración, el gozo de estar con él. Pero…

—No sé cómo vivir en este mundo —susurró en la sensual oscuridad de su cama.

Vaughn se colocó de lado, apoyando la cabeza en un brazo y acariciándole distraídamente la cadera con la otra mano.

—Lo sé, pelirroja. —La besó en la nariz, gesto que puso una sonrisa en el rostro de su compa?era. Solo se mostraba así de tierno con ella—. Sé lo que es no encajar. Pero eres fuerte. Encontrarás la forma de hacerlo.

No había esperado que le dijera eso, que dejara la responsabilidad de su felicidad en sus propias manos.

—Ahora ya soy capaz de salir, pero no creo que pueda vivir jamás en una zona muy poblada.

—Cielo, ?te parezco yo un urbanita?

Aquello provocó la risa de Faith.

—Vale, vale. Así que, ?no va a suponer ningún problema?

—No. —La mano que tenía sobre su cadera descendió hasta el trasero y más allá.

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