El lado bueno de las cosas(35)



Rompo el libro en dos y lo tiro contra la pared de mi habitación.

Sótano.

Stomach Master 6000.

Quinientos abdominales.

?Por qué hace Nikki leer a los adolescentes una novela tan deprimente?

Banco de pesas.

Coloco las pesas.

?Por qué leerá la gente libros como La campana de cristal?

?Por qué?

?Por qué?

?Por qué?

Estoy sorprendido cuando veo que Tiffany se presenta al atardecer para salir a correr. No sé qué decirle, así que hago lo habitual, no decir nada.

Corremos.

Al día siguiente también salimos a correr, pero no discutimos los comentarios que Tiffany hizo sobre mi mujer.





UNA MANERA ACEPTABLE DE SOLUCIONAR LAS COSAS


Estoy en el cuarto de las nubes; hoy elijo el sillón negro porque me siento un poco deprimido. Poco después le estoy contando todo a Cliff en un amasijo de frases: lo del aficionado de los Giants, lo del peque?o aficionado de los Giants, lo de mi pelea, lo de que los Eagles perdieron contra los Giants, lo de mi padre rompiendo la pantalla del televisor, lo de que me trae la sección de deportes pero se niega a hablar conmigo, lo de mi sue?o en el que salía Nikki llevando un jersey de los Giants, lo de Nikki ense?ándoles el libro de Sylvia Plath a adolescentes indefensos, lo de que partí el libro en dos y lo de que Sylvia Plath metió la cabeza en un horno.

—?Un horno? —digo—. ?Por qué metería alguien la cabeza en un horno?

La liberación que siento es tremenda, incluso en algún momento he empezado a llorar. Cuando termino de hablar me tapo la cara, porque Cliff es mi terapeuta, sí, pero también es un hombre, un aficionado de los Eagles y quizá mi amigo.

Aunque me estoy tapando la cara estoy llorando.

Por unos minutos, todo está silencioso en el cuarto de las nubes; luego Cliff empieza a hablar diciendo:

—Odio a los aficionados de los Giants. Tan arrogantes, siempre mencionando a L. T., que no es más que un sucio estúpido. Sí, han ganado dos Super Bowls, ?y qué? De eso hace más de quince a?os. Y nosotros estuvimos ahí hace solo dos a?os, ?no? A pesar de que perdiéramos.

Estoy sorprendido.

Estaba seguro de que Cliff iba a gritarme por haber golpeado al aficionado de los Giants y que amenazaría con mandarme al lugar malo de nuevo. Eso de hablar de Lawrence Taylor me parece tan extra?o que me quito las manos de la cara y veo a Cliff de pie, a pesar de que es tan peque?o que su cabeza está a la altura de la mía (y eso que yo estoy sentado). Además he creído entender que los Eagles estuvieron en la Super Bowl hace dos a?os y eso me cabrea mucho, pues no tengo ningún recuerdo de ello. Así que esa parte trato de olvidarla.

—?No odias a los aficionados de los Giants? —me dice—. ?No los odias? Dime la verdad.

—Sí, los odio —respondo—, mucho. Mi padre y mi hermano también los odian.

—?Cómo se le ocurrió a ese hombre ir a un partido de los Eagles con una camiseta de los Giants?

—No lo sé.

—?Es que no pensó que se burlarían de él?

No sé qué decir.

—Cada a?o veo a estúpidos aficionados de los Cowboys, de los Giants y de los Redskins venir a nuestra casa luciendo sus colores, y todos los a?os esos aficionados terminan siendo golpeados por algún aficionado borracho de los Eagles. ?Cuándo aprenderán?

Estoy demasiado sorprendido para hablar. ??Significa eso que Cliff tiene un pase de temporada??, me pregunto sin llegar a decirlo en voz alta.

—No solo estabas defendiendo a tu hermano, también defendías a tu equipo, ?verdad?

Me doy cuenta de que estoy asintiendo.

Cliff se sienta, aprieta el botón del sillón y el reposapiés se eleva mientras yo miro las gastadas suelas de sus mocasines.

—Cuando estoy sentado en esta silla soy tu terapeuta. Cuando no estoy sentado soy un aficionado de los Eagles, ?comprendes?

Asiento.

—La violencia no es una solución aceptable. No debiste golpear al aficionado de los Giants.

Yo asiento de nuevo.

—No quería golpearle.

—Pero lo hiciste.

Me miro las manos.

—?Qué alternativas tenías? —dice.

—?Alternativas?

—Sí, ?qué otra cosa podrías haber hecho aparte de pegar al aficionado de los Giants?

—No tuve tiempo de pesar. Me estaba empujando y tiró a mi hermano al suelo…

—?Y si hubiera sido Stevie Wonder?

Cierro los ojos, tarareo una nota y cuento en silencio hasta diez dejando la mente en blanco.

—Sí, el tarareo. ?Por qué no intentas eso cuando sientas que estás a punto de pegar a alguien? ?Dónde aprendiste esa técnica?

Estoy un poco enfadado con Cliff por haber sacado el tema de Stevie Wonder, lo cual me parece un truco sucio, sobre todo porque sabe que Stevie Wonder es mi mayor castigo, pero recuerdo que Cliff no me ha gritado al contarle la verdad y eso se lo agradezco, así que le digo:

—Nikki solía tararear una sola nota siempre que la ofendía. Decía que lo había aprendido en las clases de yoga. Siempre que tarareaba me dejaba desconcertado y me cabreaba mucho; es extra?o estar sentado junto a una persona que tararea una nota con los ojos cerrados (y Nikki tarareaba esa nota mucho tiempo). Cuando dejaba de hacerlo, me sentía tan agradecido que estaba más pendiente de lo que necesitaba y de sus sentimientos, aunque eso es algo que realmente no he llegado a apreciar hasta ahora.

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